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LA PERFECCIÓN HECHA MÚSICA.
23.03.09 MÚSICA CLÁSICA - Escrito por: Rafael Nieto López
 CONCIERTO DE VIOLÍN Y PIANO EN EL CONSERVATORIO PROFESIONAL DE MÚSICA “Maestro Chicano Muñoz” de LUCENA.
El DÚO Violín-Piano o piano-violín (“tanto monta …”) formado por los hermanos Luis Rubén (violín) y Mª. Ángeles (piano) Gallardo Lorenzo, ambos catedráticos de su instrumento en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba, nos deleitó el pasado 20 de marzo, a las 7:30 de la tarde, en el Conservatorio Profesional de Música “Maestro Chicano Muñoz” de LUCENA con un precioso Concierto de música de compositores españoles de finales del siglo XIX, cuyo programa contenía algunas obras de ambiente orientalizante situadas en la Alhambra (Alhambrismo musical del que fue Isaac Albéniz su paradigma). Estos compositores fueron Jesús de Monasterio, el mencionado Albéniz y Enrique Granados, muy conocidos por sus obras asequibles al gran público.
El concierto, que tuvo que reducirse en su programación, debido a que a continuación (9 de la noche) había otro en la Iglesia de los PP Franciscanos, estuvo conformado por:
“Nocturno” y “Adiós a la Alhambra” de Jesús de Monasterio (1836-1903) músico cántabro de Potes que también participó en el Alhambrismo. Siguió la música del catalán Isaac Albéniz (1860-1909) con “Selección de chants d’Espagne”, “Zambra” (danza oriental), “Sous le Palmier” y “Torre Bermeja” (serenata) y por último del también catalán Enrique Granados (1867-1918) su “Sonata para violín y piano”.
El concierto se puede enmarcar en la palabra perfección, pues ambos artistas hicieron gala de virtuosismo y compenetración. Aunque fue corto en su duración, no obstante nos dejó una gran satisfacción que llenó con creces el poco tiempo que estuvimos escuchándolos (unos 40 minutos) en piezas muy sabidas por todos, lo que compromete más a los intérpretes, pues cualquier fallo es apreciado por los oyentes, cosa que no ocurrió, pues tanto el violinista como la pianista tienen unos currículos de categoría.
OTRO MAGNO CONCIERTO EN LUCENA.
III MUESTRA CORAL DE POLIFONÍA SACRA CIUDAD DE LUCENA 2.009.
Ha pasado poco tiempo desde la Navidad del 2.008 y aún resonando los ecos del Magno Concierto que se celebró en tal fecha, hemos tenido la oportunidad de asistir, otra vez en Lucena, en la misma iglesia de los RR.PP. Franciscanos, a otro magno concierto.
El 20 de marzo, con motivo de la proximidad de la Semana Santa ha tenido lugar en dicha iglesia la III Muestra Coral de Polifonía Sacra, organizada por la Coral Lucentina.
Esta Muestra Coral ha sido espléndida por el número de participantes, así como por la calidad y cantidad de obras interpretadas. Han actuado otra vez por separado y conjuntamente las Corales “Santa María de la Victoria” de Málaga y la Lucentina, en una unión que da resultado. Y como soporte fundamental la magnífica colaboración de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Profesional de Música “Maestro Chicano Muñoz” de la localidad, bajo la dirección de su titular Víctor Nájera, que la lleva bien como ha demostrado ya otras veces y la hace sonar con calidad.
El concierto, de unos 80 minutos de duración, tuvo tres partes, aunque sin pausas, siendo las dos primeras de polifonía sacra.
Comenzó la noche con la Coral “Santa María de la Victoria” que con su director y fundador en 1969, Manuel Gámez López, nos presentó su intervención “a capella” con “In Monte Oliveti”de José I. Prieto, una Selección del “Salmo 50” (4 números) de Vicente Goicoechea y “Velun Templi” de Nemesio Otaño. Orfeón muy numeroso y buenas voces, con categoría, lo hicieron muy bien y recibieron muchísimos aplausos.
Después la Coral de la tierra, la Lucentina, que también dirigió su fundador allá por 1956, Antonio Villa Álvarez de Sotomayor, buen amigo desde su pertenencia al Centro Filarmónico Egabrense al que estuvo tan ligado, nos interpretó con sus huestes en las que vimos un grupito de voces blancas, “Ave María” de Jacob Arcadelt, el “Pater Noster” de P.I. Tchaikowsky, un precioso “Stabat Mater” de Zoltán Kodály y para finalizar el Gloria de la Misa “O Magnum Mysterium” de Tomas Luis de Victoria, con la pincelada de entrada, dicha por el tenor lucentino Enrique Reyes del que ya disfrutamos su voz en dos obras del Concierto de Navidad. Buen programa, de categoría, lo que supone mucho mérito para estas agrupaciones no profesionales y que tienen un peligro en “a capella” al no contar con el apoyo de una orquesta que pudiera tapar cualquier fallo.
Y para cerrar este concierto, en el que el altar mayor de la bella iglesia Conventual Madre de Dios de Lucena presentaba un aspecto espléndido, con los componentes de las dos masas corales y la sinfónica, el plato fuerte, que comenzó con un aperitivo, la marcha procesional “Pasa la Virgen Macarena” del compositor recientemente fallecido, Pedro Gámez, por la Orquesta sola, con dos buenas trompetas solistas, siguiendo una amplia selección del “Requiem” en re menor KV 626 de W.A. Mozart (Introito-Kyrie-Rex tremendae-Confutatis-Lacrimosa y Lux aeternam) o sea la casi totalidad de las partes corales para la intervención de la orquesta y coros. Cada número fue rubricado con fuertes aplausos y bravos por los asistentes que llenaban a rebosar el amplio templo franciscano. Y es que se los merecieron. Tanto en el Kyrie como en el Lux aeterna tuvo una participación pequeña la soprano Natalia Polishchuk, de origen ruso, avecindada en Lucena y miembro de su coral. Hubo un bis, el precioso Lacrimosa. El público en pie despidió a los artistas que nos habían hecho pasar una noche de música de verdad que estuvo abierta a toda la comarca, pues había asistentes de diversos pueblos de la comarca lucentina.
Enhorabuena a todos y en especial al Presidente de la Coral Lucentina, D. ANtonio Rodríguez Morales, a quien me presentaron, que fue la organizadora del concierto, que contó con el patrocinio de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Lucena y la colaboración de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio.
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