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Los autobuses de la cofradía de San Rodrigo - costaleros de la Virgen de la Sierra - se fueron llenando en el entorno del museo del aceite para subir hasta el santuario a los miles de peregrinos que querían hacer la bajada con nuestra patrona.
En torno a las 12:30h tuvo lugar la misa de peregrinos que presidió el rector del Santuario, José Antonio Jiménez Cabello, acompañado de los párrocos de la ciudad Francisco Delgado Alonso y Manuel Rodríguez Adame, el párroco de Ubrique (Cádiz), Roberto Romero Barello y el diácono Ángel Jesús Maíz Tejero. La Virgen preparada en sus andas de viaje con un centro de rosas (las esquinas de nardos se pondrían una vez salió de la iglesia) estrenaba un manto azul con sedas bordadas. En su homilía el rector destacó la importante labor de la Real Archicofradía durante todo el año y especialmente en estas fechas, remarcando la presencia de los tres párrocos de Cabra "los curas de la Virgen como símbolo de la unidad de la iglesia en nuestra ciudad" y pidiendo a la población que aproveche este mes gozoso de estancia de la Virgen en la Asunción.
Fueron muchas las personas que llenaron la iglesia del santuario y tras la misa, se fueron llenando también los alrededores del Picacho esperando que el reloj marcara la hora fijada para la salida de la Virgen por la puerta de los miradores. Sobre la cueva de la "ocultación" ondeaba, como en otros lugares de la cima, Sitio Natural de Interés Nacional desde 1929, la bandera de la Virgen de la Sierra, como en los grandes días de la devoción serrana.
Luego vendría el rezo del santo Rosario y a las cuatro repicaban gozosas las campanas de la espadaña de la Sierra para anunciar la inminente salida de la Virgen de la Sierra. Y se hizo el milagro de ver salir las andas que albergan a la "Palomita de la Cueva" en su traslado a la ciudad entre el clamor, vítores, aplausos y emoción de las miles de personas congregadas en torno a Ella.
Una bajada "ligera y que permitió andar bien a los costaleros" como señalaba a La Opinión el hermano mayor de san Rodrigo, José Morales Arroyo, se desarrolló sin incidentes y con una tarde que no fue excesivamente calurosa. Las paradas tradicionales del camino fueron haciendo más llevadero el duro camino de la Virgen y en la Casilla de la Salve, con el canto de la tradicional y antigua melodía de esta oración que realizaron Antonio Roldán padre e hijo mientras las mujeres portaban las andas de la Divina Serrana. Luego los hermanos Egea cantaron unas originales, sentidas y emotivas sevillanas en las que sus letras llamaron nuevamente la atención. Dedicaron una de ellas a Manolo Sabariego (qepd) el abanderado de la Virgen y de nuevo la emoción se pudo sentir ante la Virgen y entre los olivares de la Sierra.
Sobre las 19:30h la Virgen de la Sierra entraba en San Francisco y San Rodrigo, la parroquia de la barriada, que recibió a la patrona. Solo el "expolio de los nardos" fue la nota desagradable y de tan mala impresión cuando la gente dejó a la Virgen sin flores en una más que censurable actuación.
José Luis Osuna y el equipo de camareras y junta de Gobierno, con un celo y dedicación exquisitas, procedieron al cambio de manto de la Virgen en una ceremonia que resulta íntima y sencilla, a pesar de la multitud que presencia tan esmerada tarea. Muchos niños y niñas fueron presentadas ante la mirada de la Virgen de la Sierra por su vestidor que no dejó de atender las peticiones de los devotos padres y madres que acercaron a sus pequeños a la Madre de la Sierra. Felicitamos desde La Opinión, la labor de la Junta de la Real Archicofradía presidida por Antonio Cano.
Con la saya de la infanta de España y condesa de Cabra, Luisa Teresa de Borbón y un manto brocado de tisú de oro, de elegante sabor romántico, la Virgen quedó preparara para la misa que presidió el párroco Manuel Rodríguez, al que acompañaron el emérito Francisco Ramírez, el de Santo Domingo y los Remedios, Francisco Delgado, el anterior de los Remedios, Rafael Castro y el pregonero y párroco de Doña Mencía y Zuheros, José Antonio Tejero.
Luego vendría el traslado desde la Barriada a Cabra, llegando la Virgen a los Arcos cerca de las 11 de la noche, con mucho retraso sobre el horario previsto y en un recorrido lento y pausado fue recorriendo la Avda. José Solís, hasta llegar a la parroquia de la Asunción acompañada de las representaciones habituales en el protocolo de cada día 4.
En torno a 40 carrozas, con una buena calidad por norma general, caballistas y carruajes tirados por caballos acompañaron la entrada triunfal de la Patrona y Alcaldesa perpetua en la ciudad cerrando un espléndido y festivo 4 de septiembre y con numerosas personas acompañando a la Virgen de la Sierra.
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