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Los milagros de Borja
06.01.14 - Escrito por: Rafa Linero
El número tres a menudo aparece relacionado con lo mágico y lo esotérico: las tres Gracias (o Cárites), los tres deseos que conceden los genios en Las mil y una noches, las tres diosas griegas que competían entre sí para que Paris designase a la más bella y muchos ejemplos más. La religión católica tampoco escapa a esta norma y así tenemos, por ejemplo, a la Santísima Trinidad, los tres Reyes Magos y las tres veces que San Pedro negó a Jesucristo. También está el tetragrámaton que, aunque es cierto que son cuatro letras, al estar dos repetidas volvemos al número tres. Por último, tres son los milagros que se requieren para acceder a la canonización.
No sólo los hombres pueden ser santos, sino también algunos lugares. Jerusalén, Roma o Santiago de Compostela son ciudades santas por ser destino del peregrinaje religioso. Sin embargo, ¿por qué no canonizar a una localidad en la que son recurrentes los milagros? Pues existe un pueblo que podría lograrlo. Hablo de una localidad zaragozana con nombre de chico pijo, Borja. Y está a falta de un solo milagro de conseguirlo.
El primero siempre es el más llamativo y situó a esta modesta localidad bajo el foco mediático mundial. Una anciana inocente, Cecilia Giménez, convirtió sin pretenderlo una representación más del Ecce Homo en una obra de arte posmoderna. Primero la guasa y la burla fueron las que acudieron presurosas pero después el reconocimiento se deslizó taimadamente. En vista de la inmensa notoriedad que ha alcanzado tan estrafalaria restauración, quién sabe si la mano que dirigía los pinceles era divina.
El segundo es una trama no aclarada todavía de dinero, sexo y corrupción. Y como si la divina providencia quisiera seguir metiendo sus manos en los asuntos terrenales introdujo en este oscuro asunto a un párroco del que no está claro su papel, si es culpable o si sólo es una víctima inocente. Desgraciadamente no es un suceso extraordinario pero los segundos milagros suelen ser más modestos.
Ya sólo falta el tercer milagro que situaría a esta localidad al mismo nivel que Macondo, la onettiana Santa María, o ese lugar de la Mancha del que cierto escritor aseguraba no querer acordarse. Si finalmente resulta que el Ecce Homo cobra vida y absuelve al párroco prometo peregrinar a Borja. Y por seguir con este número, lo haré tres veces.
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