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Barrio de la Villa de Cabra, círculo vicioso
02.11.13 - Escrito por: Lourdes Pérez Moral
Dada la geomorfología del terreno y asentamientos antrópicos sucesivos que han configurado lo que hoy vemos, parece obvio que algo ha pasado y pasa en este barrio. Permítame pues el lector que, por razones de espacio, sólo haga mención a diferentes acontecimientos que han tenido lugar en el siglo pasado y su génesis en una vieja cuestión urbanística que no es otra que la apertura de la Plaza Vieja mediante el derribo de las Audiencias y Torre del Reloj más el diseño estructural de la Calle Mayor así como el traslado de la nueva cabecera de poder. Una nueva ordenación pero también lesión de terrenos, cimentaciones y contenciones que propiciarán socavamientos, grietas y fisuras más abandono paulatino del barrio.
A partir de aquí, ya se ha producido la primera y masiva plantación de árboles en la ladera norte (zona Camino de Córdoba) y particulares obras de remodelación en el Palacio de los Condes de Cabra para después iniciar una exigua pavimentación y encauzamiento de aguas residuales del barrio más la también particular intervención en la Parroquia de la Asunción que pondrá en comunicación, por vez primera, la Plaza de los Condes de Cabra con la Calle Mayor pasando por detrás de la Parroquia. Además y, por dos veces, el Puente del Junquillo cede al rebasar la fuerza del agua el embovedamiento de la Tejera y se está construyendo un no tan pequeño terraplén para tener una zona plana de trabajo en la ladera norte. Así las cosas, ya hay conocimiento que el origen de los males de algunos edificios singulares como viviendas de particulares puede estar en el terreno de asiento, activado, por el modo de proceder. Mientras grietas y fisuras, que visualmente son las más llamativas, son selladas sin éxito como pasará con la de la Torre del Homenaje.
Con el nuevo siglo y, buscando quizás la imitación de un conocido adarve cercano, se está ejecutando en la ladera sur (zona Camino de Lucena) una intervención arqueológica así como nuevas construcciones metálicas y de mampostería que propiciarán degradación ambiental (dado nuestro incivismo recalcitrante) y de conservación (al no existir solución de continuidad) hasta el punto de provocar agotamiento de la estructura y, por qué no, progresión de futuros daños en el barrio. Pero no queda aquí la cosa. El problema se hace público con la denuncia formulada por la Comunidad Franciscana cuyo edificio se encuentra situado en la ladera norte. Son tiempos de informes y más informes, de reuniones y más reuniones, de mociones y más mociones al objeto de buscar financiación, preferentemente, de las partidas asignadas a las corporaciones locales y de libre consignación incluso de programas ex profeso en atención a una inversión que ya se augura millonaria.
A estas alturas, puede hablarse de la existencia de un círculo vicioso: propietarios de edificios singulares más particulares quieren acometer obras pero no pueden tanto por la denegación de permisos como por la inexistencia de estudios de conjunto, al demorarse la concesión y plantearse quién paga, nada puede hacerse pero el deterioro sigue avanzando.
Hoy nuestra corporación municipal, por unanimidad, vuelve a solicitar la intervención urgente en las laderas del barrio aunque se echa de menos no querer hacer honor a los antecesores de la historia más reciente de nuestra democracia: el acompañamiento físico de la oposición al equipo de gobierno y, en particular, al señor Alcalde para todavía hacer más presión allí donde hay que hacerla para después seguir trabajando gobierne ya quién gobierne. Quizás también aquellos edificios singulares puedan ofrecer algo más de lo que ya ofrecen para todavía hacer más atractivo el escaparate. Pero no olvidemos garantizar la seguridad y habitabilidad de nuestro primer barrio.
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