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TRABAJADORAS Y TRABAJADORES
20.06.18 - Escrito por: Manuel Guerrero Cabrera
Como filólogo me siento profundamente enfadado con la noticia de que cierta empresa no haya abonado el dinero por su trabajo a las mujeres con el argumento de que únicamente se habla de «trabajadores» en un convenio firmado en 2017, siempre según el sindicato CC.OO.; porque, posteriormente, otro sindicato, UGT, disiente del primero, pero esto es otra historia.
También me molesta la salida, fuera de lugar, de la Real Academia de la Lengua al decir que afirmar que el masculino genérico «invisibiliza a la mujer» y, como consecuencia, dé lugar a estas «confusiones».
Aquí hay machismo, por supuesto, pero ante todo hay mala ética, un modo deleznable de tratar a una parte de quienes realizan su trabajo, que son precisamente todas mujeres. De nuevo, el uso de la lengua se emplea con un fin partidista, para la negación del derecho a cobrar los atrasos en el salario a las mujeres, lo que es machismo, que quede claro; en lugar de emplear la lengua para unir a toda persona que trabaje.
Hay que convencerse de que, al contrario de lo que afirma la RAE, no toda la realidad se contiene en el masculino genérico y que llega a ser útil el uso de «trabajadoras y trabajadores», porque así se refiere a los dos sexos. Una de las claves para tomar estas medidas se puede demostrar con una simple oración: «Los niños juegan al fútbol». Este «niños» es léxicamente genérico para ambos sexos, pero en la mente de hablantes, lectores y lectoras solamente son los varones quienes juegan.
Sí, ya sé... comienzo este artículo denominándome filólogo y actúo contra la norma de la RAE, la misma que admite palabras «almóndiga» en el diccionario e «iros» como forma verbal.
¿Y qué le voy a hacer!
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