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Con olor a nardos
21.08.17 - Escrito por: Javier Fernández Díez de los Ríos
Nos ha amanecido hoy el día con la multicolor por nuestras calles, en forma de banderita, que otorga un toque de primavera a uno de los últimos cielos azules de un agosto que se nos va marchando poco a poco.
Se comienza a sentir en el ambiente de nuestra urbe que algo va a pasar en pocos días, que otra vez llegará el momento en el que todos los egabrenses, de nacimiento y convicción, se unan en torno a una única esencia. Cabra se empieza a vestir de fiesta y lo hace con el mimo, cariño y tesón que nuestras madres nos vestían cuando éramos pequeños y nos dejaban caer la típica frase "Vísteme despacio que tengo prisa".
De esta manera, Cabra comienza su transformación como ya anunciara Rafael Luna en su antológico pregón de nuestras Fiestas y que nos hace recordar tiempos de nuestra infancia: "Vísteme de septiembre Madre". Se vestirán los balcones en pocos días, como ya lo hacen las fachadas recién encaladas, con sus faldas de terciopelo y triángulos de colores. Lo harán nuestras fuentes, tan limpias como nuestras plazas y nuestros sufridos jardines que soportan el estío. Se decoran escaparates de comercios y nuestros templos se remozan para la llegada de su mayor Embajadora. Hasta los remolques que durante el invierno recogen el oro líquido de nuestros campos, se atavían con millares de flores de papel echas por las manos primorosas de quienes se empeñan en mantener vivas nuestras más ancestrales tradiciones.
Nuestra ciudad se pone guapa, que verdad sea dicho poco falta le hace, porque no necesita más belleza que la muestran sus gentes todo el año, tan acogedoras y joviales. Se nos acerca, al ritmo de la canción de moda, la fecha más señalada del calendario cabreño y con ella todo lo que supone para nuestra idiosincrasia. Cabra se viste de septiembre para recibir a su Madre, para bajarla de los cielos por un sendero que llena de polvo los recuerdos de nuestros antepasados. Se nos marcha agosto y como no podía ser de otra forma, lo hace con olor a nardos.
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