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Miradores Junio 2013
04.06.13 - Escrito por: Rafael Valentín Villar-Moreno
Por motivos relacionados con mi actividad en torno a la Cofradía del Santísimo, durante el pasado mes he tenido una intensa relación con el nomenclátor del callejero egabrense, ya se sabe... comunicaciones con entidades, listados de hermanos, cuotas de los mismos, o el propio itinerario procesional, etc., han hecho que los nombres de nuestro callejero desfilaran con asiduidad ante mis ojos desde la pantalla del ordenador.
De forma inconciente los nombres actuales me retrotraían a los del pasado, y a la diferentes suertes que han corrido en su aceptación popular, o sea que podemos extrapolar los versos de Antonio Machado referidos a la copla "Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son»... y los nombres de las calles pues lo mismo.
Si empezamos por las plazas, la cosa no tiene color. Las dos principales y salvo en los rótulos y en la correspondencia jamás fueron ni del Generalímo, ni de Calvo Sotelo. La primera no tenía ningún calificativo especifico, era La Plaza por antonomasia, allí estaban la de abastos y un pequeño altillo con palmeras y además en tiempos un quiosco, y siempre los socorridos veladores de los bares. La segunda jamás dejó de apedillarse Vieja. Tenemos una tercera dentro del casco viejo, que se disputan sin claro vencedor entre San Agustín y La Placeta, circula por hay una tercera opción de consenso denominada La Placeta de San Agustín, que podría resultar adecuada, pero aquí volvemos al pueblo, que sigue sin imponer de forma rotunda un nombre.
De las muchísimas calles que podríamos denominar a extramuros, no hay tema para ocuparse, sus titulares ya sean arqueólogos, santos o astronautas, no han tenido ocasión aún de que nadie compita con ellos. De manera colectiva y como barrios si tienen ese problema y se registra en uno de ellos un caso excepcional en Cabra: El nombre de un constructor de los años cincuenta del pasado siglo, se impone al de la Patrona.
Dentro del casco histórico, ningún personaje cuyas credenciales civiles o militares, procedieran de la Guerra Civil, ha sobrevivido a la democracia. Al igual que anteriormente digo de la Plaza de Calvo Sotelo, las calles Santa Rosalía, Alonso Uclés y Priego, jamás fueron Queipo de Llano, Comandante Silva o José Antonio.
Calles con nombres de ilustres militares anteriores al conflicto civil han tenido variada suerte, el coronel Muñiz Terrones, sigue su larga batalla -con visos de ganarla- con un pretérito Horno Grande. Los tres héroes locales de la Guerra de Marruecos, los tenientes Albornoz, y Fernández, y el Alférez Jaquotot, han corrido diversas suertes el Teniente Albornoz, tiene una hermosa y cortita calle, -con hechuras de verdadero bulevar, y no como otro falso bulevar que nos quieren vender-. Y aunque no puedo asegurarlo creo que el Teniente Fernández, sigue luchando con El Arrecife. Mientras tanto el Alférez Jaquotot sigue en expectativa de destino.
En su día le dije a mi amigo Juan Muñoz, que en paz descanse, que fue el alcalde al que le cayó «el marrón» del cambio de nombres del callejero: «Como bien sabes tres de los nombres de militares con mención de empleo que dejáis sin calle murieron en Marruecos», y me contestó «No los dejo sin calle, los he ascendido. Las tres calles se nombran por la gente por el nombre tradicional. Ahora les daremos calles nuevas donde no tengan que competir con nadie». Pido a los munícipes actuales que completen la obra de Juan Muñoz.
No podían faltar en este repaso las calles con denominaciones muy comunes en multitud de poblaciones, como Nueva, Mayor, del Río, o de la Fuente. De las dos primeras no tengo noticias de anteriores bautizos, en cuanto a las otras dos ni el presbítero Alejandro de Vida Hidalgo, ni el fallecido en la Guerra Civil, Ricardo Ruiz Puertas, consiguieron imponerse a los primitivos nombres.
Y ahora vamos con la mar oceana. El héroe de Trafalgar Dionisio Alcalá Galiano le ha ganado la partida al aportuguesado don Diego Avís, y ahora que se ha ido Mourihno, la victoria del marino es segura. Y es que la cuestión marinera, no deja de tener tela. Y no me digan que no la tiene el que un pueblo de «tierra adentro», haya dado tantos y tan ilustres marinos.
También es mala suerte que el Almirante don Juan Ulloa, haya perdido su calle a manos de un exministro, Don José Solís, que se está imponiendo no sólo al almirante, sino a un caritativo santo como lo fue San Martín. Otro exministro ¡y de Marina!, don Martín Belda, terminará imponiéndose a Álamos. Por cierto que este señor pienso que tiene calle duplicada, la ya citada como Martín Belda, y otra como Marqués de Cabra. Donde creo que no conseguirá nunca desplazar a la Purísima Concepción.
Tenemos nuestras curiosidades como por ejemplo una calle de San Juan de Dios, que algunos no saben ni donde está. Y una José de Silva, donde de buena fe todo el pueblo mandará a cualquier forastero que le pregunte por la calle de San Juan de Dios. ¿Pasaría algo irremediable, si se hiciera una permuta? No creo, y las permutas siguen estando de moda.
Hay otra calle en la que el titular don José Redondo Marqués, pront se terminará imponiendo a La Plaza, sobre todo si nos enteramos de que no es Márquez, sino Marqués, y se va escribiendo siempre correctamente. Peor suerte tiene la del lucentino Barahona de Soto, gran parte del pueblo la llama la de «las Losillas», la de «las Tortillas», la del «Muygar»..., y así podemos estar un rato largo. Claro que un nombre compuesto y con hache intercalada, puede que sea demasiado para muchos. También cabe como curiosidad decir que el apellido Albornoz, se repite al menos en tres de nuestras calles: Albornoz, Teniente Albornoz y Nicolás Albornoz.
Por cierto que en Mayo también hubo Pleno Municipal, puede que se tratara en el mismo algo relacionado con algunas calles de Cabra. Para saberlo lo tendría que ver en diferido, ya que en directo no pude. A lo mejor echan de menos alguna reseña menos aséptica que las "políticamente correctas", al uso. Pero pónganse en mi lugar, ¡ver un Pleno en diferido, por favor, no me pidan tanto sacrificio!
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