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LINEAS DE URGENCIA PARA UN ANIVERSARIO
28.12.2007 - Escrito por: José Peña González
El pasado domingo día 16 de diciembre se cumplía el ochenta aniversario de la presentación pública de lo que se llamaría la generación del 27. LA OPINION atenta a todos los acontecimientos culturales que han dejado huella en nuestra patria no podía mantenerse al margen del fenómeno cultural que marcó el fin de año de 1927. Año difícil, de triste dictadura política y brillante creación literaria, cuando se va cuajando el espíritu que haría posible, cuatro años mas tarde, el cambio de régimen.
Sevilla, o para ser mas exacto , un sevillano, torero de vocación, empresario de profesión, abierto a todas las manifestaciones culturales, de nombre Ignacio y apellido Sánchez Mejias, financia la estancia en la ciudad del Betis a un grupo de amigos , escritores y poetas , para que asistan a las veladas literarias organizadas por el Ateneo de la ciudad hispalense. Allí nació la llamada generación del 27. El motivo, el tricentenario de un cordobés genial llamado Luis de Góngora y Argote. Presentes casi todos los que tenían algo que decir en el panorama poético español.
Es de justicia señalar que no todos estaban pero si que todos los asistentes pasarían a la historia con nombre propio. Allí se dieron la mano Pedro Salinas y Luis Cernuda, Jorge Guillen y Gerardo Diego, Miguel Hernández y Rafael Alberti, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. Y Federico, el poeta granadito de trágico final que recoge en sus versos una calida alusión a “los puertos de Cabra” alumbrados por una “luna negra”, motivo más que suficiente para el recuerdo en estas egabrenses paginas de La Opinión. Entre ellos un futuro premio Nóbel de literatura. Tras todos ellos la sombra tutelar de otro Nóbel: El maestro de Moguer: Juan Ramón.
Todos empeñados en encontrar un nuevo lenguaje poético que ensamblara su composición con los clásicos españoles y la fuerza profunda de nuestro romancero. Nacidos en el mismo espacio cultural y bajo las mismas coordenadas temporales. Solo nueve años de diferencia entre el mayor, Pedro Salines, el poeta de cuya mano y con sus versos de “La voz a ti debida”, nos introducía a los lectores de mi generación en un mundo nuevo y en originales percepciones de los sentimientos. A su lado el más joven. Luis Cernuda. El surrealismo de la mano del más depurado realismo lírico español. Poesía plástica con temática eterna: el amor, la vida y la muerte. Del “rayo que no cesa” del poeta de Orihuela a la equivocada paloma albertiana; del “Enhiesto surtidor de sombra y sueño” del Ciprés silense de Gerardo a la “Historia del corazón” de Aleixandre.
Todos ellos llegaron en tren a Sevilla en la tarde del 15 de diciembre y aquella noche un fotógrafo inmortalizo para la historia la presencia de unos hombres que en opinión de Juan Ramón, con su sola presencia, habían hecho de Sevilla “la capital poética de España”. Curiosamente un acto como este ha pasado casi desapercibido en nuestros días. LA OPINION rompe modestamente el manto de silencio de este ochenta aniversario.
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