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ALGUNOS HECHOS DE LA HISTORIA DE LA ARCHICOFRADÍA DE LA VIRGEN DE LA SIERRA.
UNA SECCIÓN DE VICENTE RAFAEL MORENO LÓPEZ - Escrito por:
En nuestras visitas a la Sierra, vemos hoy un Santuario en estado de buena conservación, especialmente ahora que se han realizado obras importantes que afectan a todo él, con primaria dedicación a sus tejados, fundamentales para el futuro. Igual sucede con la devoción a la Santísima Virgen que, no sólo se mantiene, sino que aumenta, aunque sus formas y manifestaciones cambien según la situación cultural, social y económica del momento.
Sin embargo no siempre fue así y hubo períodos más o menos largos de la historia, en los que el Santuario estuvo abandonado y la devoción a la Virgen aminorada y a veces olvidada.
A finales del siglo XIX y primero años del XX, la Bendita imagen de nuestra Patrona, permanecía en Cabra muchos años seguidos, en una de las capillas de la parroquia de la Asunción, donde se consideraba una imagen más que recibía también el culto sin la consideración especial que, por su patronazgo, merecía.
Los egabrenses dejaron de subir a la Sierra y con ellos los devotos de los pueblos y campos de los alrededores, disgustados porque la Señora no estaba allí.
Siempre, sin embargo, se mantuvo una devoción latente que, personas beneméritas se preocuparon de conservar viva y de fomentar con dedicación, trabajo y compromiso. Entre ellos se difunde una frase que señala sus intenciones y anhelos: ¡la Virgen a la Sierra!.
La falta de visitas a la ermita hizo que los donativos desaparecieran, lo que llevó el lugar a una ruina total.
La devoción latente señalada tomó forma e impulso y el sábado 26 de octubre de 1912, aparecen en las iglesias de Cabra unos avisos que daban cuenta del acuerdo de la Junta interina, nombrada por el Sr. Obispo, para reorganizar la Archicofradía y redactar sus estatutos, de trasladar la Santísima Virgen al Santuario el lunes 28 de octubre, dos días después de los avisos iniciales.
Los devotos, contentos y entusiasmados por el acontecimiento, organizan una romería para acompañar a la Señora hasta su casa. Se celebró y los fieles daban vivas muy contentos porque ya podían cumplir sus promesas en la Sierra.
El Día de la Candelaria del año siguiente se celebró esta romería por primera vez. Se organizaba en la fecha de su celebración litúrgica aunque no fuera domingo. Desde entonces no se ha dejado de convocar cada año.
Los meses de abril y mayo de este año, los devotos empiezan a subir para cumplir allí sus promesas y hacer sus ofrendas y dar sus limosnas.
Algunos días del mes de junio y todo el mes de agosto, don Andrés Caravaca, párroco de la Asunción y arcipreste, estuvo en el Santuario. No era de Cabra don Andrés y su estancia en la Sierra le hizo ver, como a tantos otros que no lo son, el poder de atracción, sobrenatural y misterioso, que el Santuario, con la Bendita imagen de la Virgen, ejerce en el alma de los devotos.
Durante todo el tiempo citado, el arcipreste ofició la misa a diario ante al altar de la Virgen y los domingos, en su predicación, hacía ver a los fieles la necesidad de visitar a la Patrona en su casa y el deber que tenían de aportar donativos para su mantenimiento.
Desde esos meses, el sr. Caravaca, tuvo especial cuidado en el fomento de la devoción a la Virgen y conservación de su Santuario, cuidado que mantuvo cuando se marchó de Cabra llamado por sus nuevas obligaciones pastorales.
A pesar de todo, la realidad es desagradable y penosa: el Santuario está en ruinas, ya que nadie sube a él y falta la ayuda de los donativos. La Junta interina alentada por el ya citado arcipreste, estaba encabezada por d. Rafael Lama Leña.
En 1913, un devoto que colabora con la Junta, d. Manuel Mora Aguilar, manifestó que debía celebrarse cada año en el mes de agosto una gran romería con la finalidad de que los devotos pudieran cumplir las promesas que en momentos de angustia hubieran hecho a la Virgen. La propuesta del Sr. Mora fue llevada a la junta por d. José Soca Pierucci y ésta decide que se celebre los días 23 y 24 de agosto. Así nace la Gran Romería de Votos y Promesas, que en el año 2008, cumple noventa y cinco años.
En este mismo sentido se manifiesta LA OPINIÓN, recientemente fundada, que inserta en varios de sus números donativos y favores o milagros.
El 27 de julio, el Sr. Caravaca, publicó en LA OPINIÓN, un artículo, escrito en la Sierra, en el que agradece y aplaude el ejemplo de don Luis Pallarés Delsors, que facilitó toda la cal necesaria para el encalo general del edificio; don Antonio Lama Valdevira, que dio una buena cantidad de paja para la caballería del Santuario y a don Rafael Sabariego Pastor y don Salvador Amo Varo, que donaron una docena de sillas cada uno. Afirma que aquellas personas que pasan temporadas en la ermita, deben colaborar de manera especial, por lo que él, donaba dos docenas de sillas.
La labor de don Manuel Mora Aguilar en el fomento de la devoción a la Virgen y defensa de la celebración de la Romería de Votos y Promesas en LA OPINIÓN, fue elogiada por el arcipreste en el Cabildo de 9 de febrero, en el que propone se le nombre vocal de la Junta.
En este mismo Cabildo, don Rafael Sabariego Pastor y don Antonio López Muñiz, piden se eleve a la condición de definitiva la junta, hasta la aprobación de los estatutos, perdiendo así su carácter de interina.
El día 6 de agosto suben a la Sierra, la Junta de Gobierno y el Sr. Arcipreste para inspeccionar el Santuario. Deciden ante su Reinoso estado empezar inmediatamente las obras de restauración. Se ha producido un giro total en la vida de la Archicofradía. Es seguro que la intervención de los señores Caravaca y Mora, lo han hecho posible.
Se trabaja con entusiasmo para la preparación y celebración de la romería de Votos y Promesas. SE contrata la orquesta para ello y el Maestro Moral León, dice que no cobrarán los músicos por ser la primera romería que, tras más de dos siglos, organiza la Archicofradía de manera solemne.
Había que hacer llegar la noticia del acontecimiento a los pueblos de la comarca y devotos de los cortijos. No se tiene constancia del nombre de los síndicos y don Manuel Mora, ayudado por el ya anciano colaborador y devoto don Juan García, los consiguió. Se estableció comunicación con ellos, se les pidió ayuda y la asistencia de los fieles avisados por ellos, fue masiva.
“Bendita sea la fe”, artículo original de don Manuel Mora, publicado en LA OPINIÓN de 13 de diciembre de 1914, en pro de la construcción de una campana, da lugar a la llegada de donativos, no sólo de Cabra, sino de Luque, Zuheros, Priego, Málaga, Madrid, etc. Se creó una comisión que encargó su construcción a don Vicente Rosas Soler, de Torredonjimeno (Jaén).
LA OPINIÓN siempre fue el altavoz que amplificó los asuntos relacionados con la Patrona, el fomento de su devoción y la publicación de donativos y hechos milagrosos atribuidos a su mediación. De ella hemos tomado los datos que nos ayudaron a preparar esta colaboración.
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