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Carta a mi amigo Enrique
07.02.16 - Escrito por: Maite Moral Moral
¿Donde estás?. No te encuentro. Castillo me ha dicho que te has ido pero yo no me lo creo. Magdalena y yo nos hemos repartido el pueblo para buscarte. He ido a la puerta del Ayuntamiento, me he asomado a la Malagueña, he subido la calle de la plaza y me he parado en mitad, he mirado para tu ventana y he silbado, aunque no habíamos quedado como otras veces.
He seguido hasta la esquina del Centimito que es donde de pequeña acababa el pueblo para mí y cuyos horizontes tu me ampliaste cuando caminábamos, temprano por la mañana, los dos comiendo jeringos, en dirección al Chorrón o a la Sima.
No te encuentro en la pescadería, ni en la barriada, ni en la Fuente del Río y ya no están las vías del tren. He pasado las fronteras de Cabra y he ido a buscarte a Carcabuey, a la era de los Villares que convertimos en salón-comedor para ti y para mí. Y para todos los amigos que venían a visitarnos. Ya sé que no vas al Porrón, ni al bar de Hino y no vas a buscarme al teatro porque yo ya tampoco voy.
La gente me dice que te has ido y cuando ya me lo estaba empezando a creer ha ocurrido algo extraordinario: bajando por la carretera de Sierra Nevada, una ardilla ha cruzado la calzada. He parado el coche y la he visto alejarse trepando y bajando de árbol en árbol y he sabido que eres tú, o tu espíritu o tu energía o como diablos queramos llamarlo.
He comprendido lo que con esta aparición has querido decirme y a partir de ahora ya se dónde encontrarte: en la Nava con Luisa; en el Navazuelo con mi padre; en la Horconera con mi hermano haciendo fotografías; en la Tiñosa donde guiamos a los montañeros de Jerez que querían subir al pico mas alto de la provincia de Cordoba ¿te acuerdas?. En los narcisos que tantas veces hemos contado juntos, tirados en el campo entre risas y desayunos de pan con aceite y miel de la que nos regalaba nuestro amigo Kiko, en la planta que cura las migrañas, en las flores de Bach, en el aceite esencial para los eccemas y el jabón que quita la roña, en tantas y tantas plantas que me enseñaste a nombrar: caléndula, jara, cola de caballo, falso regaliz,..
No te preocupes, he captado el mensaje, yo le voy a decir a nuestros paisanos y paisanas y a la gente de Carcabuey que no te has ido, que solo tienen que saber buscarte y ya verás que todo aquel que siempre haya valorado tu alma pura y altruista, tan alejada de hipocresías y falsas apariencias, sabrá encontrarte porque Enrique, tú no te has ido, solo te has fundido en la naturaleza, a la que siempre perteneciste.
Tu amiga Maite
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