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El día de la marmota
08.10.14 - Escrito por: Rafael Valentín Villar-Moreno
En la vida de los pueblos hay situaciones que no llevan a pensar en la película de Harold Ramis. Las tradiciones, hermosas en si mismas, se vuelven monótonamente previsibles cuando se "estiran" en los medios.
A una misma situación suelen corresponderle unas mismas emociones, y si por ellas se pregunta, unas mismas respuestas. Nuestros compañeros de "primera fila" hacen sus preguntas, y el pueblo soberano les responde. Tanto las unas como las otras son previsibles y políticamente correctas. Aquí habría que recordar los consejos de Spinoza sobre la inutilidad de preguntar lo que ya sabemos. Esto se ha repetido con motivo de la estancia y la subida de Nuestra Patrona. Obvias las preguntas, obvias las respuestas ¿trabajo perdido?... Yo lo dejo en la interrogante, y que cada cual se responda si lo cree oportuno.
Sobre lo políticamente correcto hay mucha materia para opinar, y una respuesta del señor alcalde a un concejal en el pasado Pleno, estuvo lejos de ser políticamente correcta, es más estuvo muy cerca de la chulería tabernaria. Puede que a sus "hooligans" les pareciera estupendamente, y a mucha gente también. A mi no. Entiendo que cada cosa tiene su sitio. El concejal que representa a unos egabrenses seguramente agnósticos en su mayoría, hizo la pregunta en el sitio adecuado: el Pleno municipal, y por respeto al concejal y a sus representados se le debió responder desde el razonamiento y no desde la chulería.
No conozco, ni me interesan mayormente, los hábitos religiosos de nadie. Dicho esto si que recuerdo que la primera vez en que reparé en la presencia de don Fernando dentro de un templo fue durante el besapié al Cristo del Perdón que coincidió próximo o dentro de la campaña electoral, estuvo limpiando el pie de la Sagrada Imagen tras los ósculos de los fieles. Obvio es decir que en esta ocasión yo no le besé el pie a la Imagen, y claro está que más perdí yo. No recuerdo haberlo visto nunca antes en ese menester, ni lo he visto después. Si su presencia y su colaboración en este acto piadoso hubieran sido lo habitual, yo habría besado el pie, como todos los años.
Si hay un concejal en esta Corporación, que para nada ha disfrazado sus creencias, este es José Luis Osuna. Su eficiente labor en la Real Archicofradía, sigue siendo la misma, y estoy seguro de que si se viera obligado a elegir entre cargo y creencias, dejaría el cargo. Por fortuna ninguna ley le obliga a plantearse ese dilema. Pero si la ocasión llegara lo tendría resuelto desde el primer instante. Y no serían las creencias las que saldrían perdiendo.
En fin "cosas veredes amigo Sancho", y las que nos quedan que ver. En el calendario político, al igual que en el cofrade, el tiempo corre a otra velocidad. Y pasado el ecuador de las legislaturas estas se dislocan, en el mejor de los casos. Y en el peor se desquician, y me da en la nariz que aquí será desquiciamiento. Yo que don Fernando no me fiaría de nadie, empezando por los míos..., que suelen ser los peores. Pero es que él tiene además de a los suyos, a sus socios de gobierno. Socios acéfalos, pero con los que se disputa un mismo segmento electoral. Como decimos en Cabra "casi"ná".
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