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El Gallego hierático
02.02.13 - Escrito por: Rafael Valentín Villar-Moreno
Sí, han acertado, se trata de don Mariano Rajoy y Brey. Parece ser un destino fatal de nuestro país padecer de forma periódica un mal gobernante procedente de esa autonomía. Digo mal gobernante de forma benévola. Sería reiterarme exponer los múltiples motivos, mentiras, incumplimientos, recortes y falacias de que ha hecho víctima y rehén al pueblo español. Con la gallardía de los cobardes: fuerte con los débiles y sumiso con los fuertes. No ha tenido los necesarios atributos ante los alemanes para marcar unas claras líneas rojas, y plantarse en ellas, en cualquier caso no nos hubiera ido peor que cediendo, y algunos sacrificios no hubieran sido necesarios y otros se hubieran aceptado con patriotismo. Pero ¿qué sabrá él de patriotismo?
Al menos el otro gallego tenía patriotismo, muy particular, muy condicionado y unidireccional, pero patriotismo. Plantó a Hitler en la frontera, y repartió la pobreza interna. Esas generaciones de españoles se acostaron con su hambre, pero con su dignidad. Ese otro gallego tenía también un sentido de la justicia social, muy particular, muy condicionado y unidireccional, a cambio de una paternalista protección a los trabajadores, que más tarde les permitió a estos, sobre todo a los malos, hasta acomodarse, les negó el derecho a elegir a sus alcaldes. ¿Pero qué sabrá Rajoy de dignidad y derechos?
El otro gallego como las hipotecas tenía su letra pequeña, en la misma se contenían cláusulas abusivas, como por ejemplo: todo lo tocante a los beneficios sociales antes aludidos no tenía validez en las grandes empresas, que eran las que le aportaban patrióticos paquetes de acciones. Ni en los también llamados "sectores estratégicos".
El gallego de ahora según parece, también recibe gabelas. Ninguno de los dos era de natural risueño. El primero consciente de que Dios no nos puede dotar de todas las perfecciones, nombró a un ministro de Cabra, de natural abierto y risueño, y lo colocó como contrapeso al lado de todos aquellos escuerzo "esaboríos", que formaban su gobierno. El gallego de ahora no tiene esa necesidad, está rodeado de un grupo de "graciosos", de entre ellos destacan Montoro y Fátima, que tienen la mala pipa de reírse en trances en los que sus colegas europeos han llorado. A la hora en que esto escribo, no me ha llegado a esta solitaria altura ningún mensaje de Rajoy defendiendo su inocencia. Si llega no le creeré, y no será por capricho. Es que me ha mentido en todo cuanto ha dicho, y como a mí a ustedes también.
Pasemos de refilón al último pleno celebrado. Para empezar le transmito mi afecto y comprensión a Miguel Güeto, felizmente vivo y entre nosotros. Digo lo de vivo, porque durante el desarrollo del punto en que se presentó su dimisión, no pude dejar de acordarme de una frase de Felipe González, donde nos contaba un dicho de su padre "El Señor nos libre del día de los elogios".
La cosa iba relativamente bien, se aprobaban mociones de corte reivindicativo por unanimidad, la señora Jiménez contra viento y marea tenía la ingrata labor de defender lo indefendible. Que ya es mérito. Y el alcalde no hablaba demasiado. Pero mira por donde se presenta un punto totalmente prescindible: la confección de un reglamento de honores específico para la Policía Municipal. Desde al menos 1550 existe según fuentes fidedignas el Ayuntamiento de Cabra, que ha pasado hasta el día de hoy sin ese reglamento. Le hago caso a Guillermo González y no hablaré de la posible problemática que puede que quizá haya, haya habido o puede que haber pueda en el seno del Cuerpo local. Me callo por no parecerme a Rajoy, y corramos un tupido velo. Pero coño, si yo corro el velo que necesidad tiene Guillermo de proponer el reglamento cuando desde la edad media no lo ha habido. Si un policía local realiza un servicio realmente abnegado, meritorio e inclusive heroico, no son precisamente medios los que le falta a la sociedad para reconocérselo y hasta donde yo se, le puede ser concedida la Cruz al Mérito Policial, entre otras notables condecoraciones. Bueno pues a partir de esta pamplina, con perdón, se torció el pleno. Y hasta el alcalde que había estado mesurado comenzó a intervenir de más.
Cuando se habla mucho y la boca se calienta salen a relucir la herencia, el argumentario, las circulares, y la madre que parió a Perico, y así no se puede.
No es de extrañar que salgan a relucir campos de petanca, jardines y hasta floreros enmohecidos. Nadie puede abarcarlo todo ni controlarlo todo, y quien siembra vientos a la voz de "Luis, por favor", ahora recolecta tempestades a la voz de "Antonio, por favor", hubo matices electoralistas, al alcalde le dejo meditar si los tuvieron sus socios, y al PSOE una reflexión, la veda para la caza de Teba se ha levantado.
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