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El pasado 2007 se cumplieron 800 años de la redacción del manuscrito del Cantar por Per Abatt.
CABRA, LUGAR CIDIANO. UNA COLABORACIÓN DE ANTONIO SUÁREZ CABELLO - Escrito por:
La conmemoración en el pasado 2007 de los 800 años de la redacción del manuscrito del Cantar por Per Abatt, donde se deja de manera clara, según los versos anteriores, la presencia del Cid en Cabra, ha servido de pretexto para que, el pasado septiembre y en el salón de actos de la Casa de la Cultura, se rindiera un homenaje a esta joya de la literatura española donde figura en dos ocasiones el nombre de la ciudad.
Antes de su partida al destierro (1081), antes de que el Campeador dijera a Minaya: “¡Ánimo, Álvar Fáñez, ánimo, / de nuestra tierra nos echan, / pero cargados de honra / hemos de volver a ella” (según el Poema), el de Vivar, Rodrigo Díaz, estuvo guerreando en Cabra.
El héroe del Cantar había sido enviado por el rey Alfonso VI a Sevilla, al frente de una embajada, para cobrar las parias al rey poeta al-Mutamid. Rey moro que estaba enfrentado con el de Granada, al-Mudaffar, y en cuya ciudad se encontraba, en las mismas fechas, el conde García Ordóñez con otros notables castellanos por igual motivo que Rodrigo: cobrar el tributo moro a los reyes cristianos (parias).
El rey granadino al-Mudaffar (Abdallah), aprovechando la presencia de los castellanos solicita su ayuda para combatir al rey de Sevilla, a lo que acceden los cristianos, llevando cada cual su propia mesnada. Cuando se entera de la noticia, Rodrigo Díaz envía una misiva al rey de Granada y a las fuerzas castellanas para que no avancen en son de guerra contra al-Mutamid, ni invadan su reino (El Cid, como beneficiario de las parias, estaba obligado a prestar defensa y protección al rey de Sevilla). Pero el aviso del Campeador provocó jocosidad, por lo que confiados en su superioridad numérica las tropas moras y cristianas avanzaron hasta llegar a Cabra; allí se produjo un duro enfrentamiento.
La Historia Roderici (escrita en latín, posiblemente entre 1180 y 1190) describe lo que aconteció. En traducción al castellano dice así:
“Oyendo Rodrigo que los granadinos habían llegado a Cabra y teniendo noticia de la situación salió rápidamente al encuentro de los atacantes con todo su ejército, y llegado allí inició un duro combate con los granadinos; la lucha entre ambos ejércitos entremezclados duró desde mediada la mañana hasta la hora de mediodía. El ejército del rey de Granada sufrió una tremenda matanza tanto de mahometanos como de cristianos hasta que vencidos todos y avergonzados huyeron ante Rodrigo Díaz.
En esta batalla fue capturado el conde García Ordóñez, Lópe Sánchez y Diego Pérez con muchos de sus soldados. Una vez obtenida la victoria Rodrigo Díaz los mantuvo cautivos durante tres días; luego los despojó de sus tiendas y demás pertenencias y les permitió marchar totalmente libres. [Falque Rey, Historia Roderici, p. 50]”
Esta victoria de Rodrigo Díaz de Vivar es cantada, asimismo, en el Carmen Campidoctoris, poema escrito en vida del Cid, tal vez sobre el año 1090:
Hec namque pugna fuerat secunda
in qua cum multis captus est Garsia:
Capream vocant locum ubi castra
simul sunt capta.
[“Éste fue, en efecto, su segundo triunfo en el que García fue apresado con otros muchos, llaman Cabra al lugar donde fueron también capturados los campamentos”.]
En el Carmen el combate contra García Ordóñez en Cabra lo sitúa el poeta después del destierro y creyendo que el conde fue enviado por Alfonso VI para prender al Cid, cosas opuestas a la verdad histórica revelada con todos los pormenores en la Historia Roderici, como señala Menéndez Pidal.
Esta batalla de Cabra, ocurrida en el otoño de 1079, marca el inicio de una enemistad con el rey Alfonso que terminará en su destierro.
En Sevilla, la escultura ecuestre dedicada al Cid Campeador, que podemos contemplar en el Prado de San Sebastián, tiene grabado en su pedestal una alusión a la batalla de Cabra: “Sevilla, dorada corte del rey poeta Motamid, hospedó a Mío Cid, embajador de Alfonso VI, y le vio volver victorioso del rey de Granada”.
En el Poema de Mío Cid, donde se narran las hazañas del Campeador, se evoca, en palabras puestas en boca del propio Rodrigo, esta batalla cuando al final del texto se produce el altercado entre el conde García Ordóñez y el Cid:
¿Que avedes vos, conde, por retraer la mi barba?
Ca de quando nasco a deliçio fue criada,
ca non me priso a ella fijo de mugier nada,
nimbla messo fijo de moro nin de christiana
¡como yo a vos, conde, en el castiello de Cabra!
Cabra cogí, y a vos, conde, bien os cogí de la barba,
Quando pris a Cabra e a vos por la barba
non i ovo rapaz que non messo su pulgada;
La conmemoración este 2007 de los 800 años de la redacción del manuscrito del Cantar por Per Abatt, donde se deja de manera clara, según los versos anteriores, la presencia del Cid en Cabra, ha servido de pretexto para que, el pasado septiembre y en el salón de actos de la Casa de la Cultura, se rindiera un homenaje a esta joya de la literatura española donde figura en dos ocasiones el nombre de la ciudad.
Un colectivo de personas, bajo el nombre de CABRA, LUGAR CIDIANO, y contando con la colaboración de la Delegación de Cultura del Ilmo. Ayuntamiento, celebró tan importante efemérides ofreciendo una selección de versos del Poema en versión del poeta de la generación del 27 Pedro Salinas. Una versión de absoluta fidelidad al texto original, libre de arcaísmos (sustituidos por un español moderno), y con una regularización del discurso poético a metro romance, metro épico nacional por excelencia y que tanto abunda en el Cantar.
Intervinieron en la recitación declamada (Rafael Caballero, Eduardo Luna, Rafael Muñiz, Francisco Navas, Araceli Sánchez, Javier Sánchez, Margarita Serrano, Antonio Suárez, Juan Manuel Valverde, María Eugenia Vilchez, y la niña María Carmen Priego), siendo acompañada esta recitación con música en vivo (María Carmen Alamino, viola de gamba; Juan Antonio Martínez, laúd y guitarra). Se apoyó la lectura con diapositivas que contenían ilustraciones con breves sinopsis argumentales que ayudaron a una mejor compresión en el relato de las hazañas de don Rodrigo Díaz de Vivar (Marga Suárez y Julián Priego se responsabilizaron de ellas).
Pasajes de la narración fueron dramatizados teatralmente: Las arcas de arena (Malu Calvo, Rafael Rodríguez, Lali Arnaiz, José Antonio García e Isabel Navarro), Danza de las bodas de las hijas del Cid (Fátima Jiménez, Juan Carlos Lara, Alicia Lara y Mariano Cano), y presencia en escena de las espadas Colada y Tizona conquistadas por el Cid en su glorioso destierro (David Jiménez, Samuel Montes, Gonzalo Ocaña y Manuel Pérez).
Antonio Espinar, Antonio Arcos e Isidoro Espinar se responsabilizaron de la iluminación y el sonido.
La selección de versos y la dirección artística corrió a cargo de Antonio Suárez.
Numerosas personas y diversos colectivos colaboraron en el acto homenaje que reivindicaba a Cabra como lugar cidiano.
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