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Ascua de luz morada
19.09.14 - Escrito por: Eduardo Luna Arroyo
El Domingo no será un día normal para esta ciudad que se convierte en sendero de pasos, de piedad, fe, religiosidad popular y túnicas blancas, esculpiendo con sombras el paisaje arquitectónico de una urbe convertida en vía de gloria y paseos divinos. El domingo dejará de existir la clausura por unas horas, por unos instantes que mostraran el bamboleo sereno de una túnica blanca balanceándose entre el compás de una primavera improvisada en otoño.
En los vértices de tu cruz, irá el dolor de los miles de asesinados en Irak o en cualquier parte del mundo por causas injustificadas y defensores de sus creencias. Portaras el dolor de familias que aún no han conseguido ver la luz encima de su mesa castigada por las injusticias sociales. Soportaras la agonía de los enfermos que se acuerdan de ti en cualquiera de tus representaciones. No te inclinarás ante los poderosos, ni ante los soberbios que gobiernan o aquellos que quieren hacerte invisible para que tu amor y tus enseñanzas se silencien entre muros secuestrados por las miserias del ser humano. No doblegarás tu rodilla ante los que apoyan las terribles consecuencias de esa lacra llamada aborto, confundiendo el dar o quitar vida con la libertad. Te crecerás entre luces que alumbran un camino de desconcierto para consolar el llanto de los más débiles, de los que te ven como un instrumento para llegar a Dios y no un instrumento para ser ellos los protagonistas.
Caminarás sólo para hacerle ver al hombre que a veces la soledad es una opción para encontrarse a sí mismo. Los cordones que ceñirán tu cintura, nos recordarán a los que hacen de las drogas y su despreciable mundo un modo de vida, mientras mueren inocentes cada día y con ellos sus familias y sus destinos. Darás un paso al frente para decirle a los que desprecian tu evangelio, que da igual las veces que te abandonen tu siempre estarás ahí para acogerlos en tu seno y en tus brazos. Abrazarás la cruz una vez más para hacernos entender que nada en esta corta vida tiene sentido sin el esfuerzo, el amor, la prestancia, la fuerza, la honestidad y el espíritu de fraternidad. Avanzarás la calle Cervantes para recordarnos que tus gotas de sangre no han sido a cambio de nada, que como tú, debemos superar el dolor y apoyarnos en ti y en tu palabra para cuando la desolación crezca no decaer y mirar al cielo pidiendo tu ayuda.
Tus ojos hay que mirarlos de frente, en ellos están los millones de niños que mueren al año en los países más pobres de este mundo corrupto y malvado, pero en ellos también están los millones de almas misioneras que dan testimonio de su Fe y de su caridad. Nos traerás la primavera para que nunca olvidemos que siempre podemos vivir en ella si buscamos la felicidad dentro de nosotros mismos y no en el materialismo inservible. Vuelves a regalarnos la humildad vestida de blanco, vuelves a darnos una lección en estos tiempos en los que tiemblan los cimientos de la Fe y hace falta la fuerza del espíritu para defender sin complejos lo que somos, si es que lo somos realmente.
No descansarás ni un segundo porque decidiste cargar con el madero de la Salvación para nuestro bien que casi nunca suele ser recompensado por nuestra parte. Harás de nuestras calles un domingo diferente, las convertirás en un convento de clausura itinerante a cada paso que des. Pondrás a tu Cofradía en la calle con el rigor y la seriedad que siempre la han caracterizado para ejemplo a seguir en estos 50 años de oración enclaustrada. El domingo serás un Ascua de Luz que iluminará el camino a los desorientados e iluminarás el corazón apagado de muchos que te ven como un objeto y no como un "dios" errante humilde y lleno de pureza.
Cabra este domingo arderá en plegarias tras el Ascua de Luz que ilumina al Nazareno Blanco.
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