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El "Ángel" del Gueto de Varsovia - La historia de una mujer que salvó a más de 2.500 niños de la muerte
19.12.12 - Escrito por: Ismael Ruiz Pérez
 Una mujer, que detrás de una posible ayuda al régimen, era todo lo contrario. Como un ángel la llegaron a calificar por su extraordinaria labor y colaboración salvando vidas de seres indefensos. Es la historia de Irena Sendler, trabajadora social y católica, nacida en la Varsovia de 1910 y que durante la Segunda Guerra Mundial salvó a más de dos mil quinientos niños judíos, que se encontraban condenados a ser más víctimas del Holocausto, arriesgando en muchas ocasiones su propia vida, hasta el punto de llegar a ser descubierta y maltratada.
Desde su juventud, Irena tenía un alma revolucionaria, que en muchas ocasiones le ofreció tanto ayudas y facilidades como muchas otras dificultades. Irena nació el 15 de febrero, de 1910 en Varsovia. Desde su infancia, tuvo una especial simpatía por los judíos, algo que le inculcó su padre, médico de profesión, y que trataba a judíos enfermos que sus compañeros se negaban a atender. Por todo ello, los líderes de la comunidad judía ofrecieron a Irena la posibilidad de poder estudiar tras la muerte de su padre, al que tenían gran cariño. Todo ello ocurría en una Polonia de pre-guerra, en la que Irena se opuso al sistema de discriminación adoptado por algunas universidades, lo que la llevó a ser penalizada por la universidad a tres años apartada de cualquier actividad académica, lo que le impidió a Irena poder seguir formándose.
En el año 1939, la Alemania de Hitler invadió Polonia, momento en el cual Irena ocupaba un puesto de enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia. Su trabajo incansable llevó a convertir los comedores casi en casas de acogida para huérfanos, enfermos y pobres, tanto judíos como católicos. Allí, hacía todo lo posible para darles de comer, curarlos de sus enfermedades e incluso ayudarles de forma material y económica. Unos años más tarde, en 1942, los Nazis crearon un "Gueto", nombre con el que eran conocidos los "barrios aislados" donde se obligaba a vivir a todas las personas. Irena, verdaderamente horrorizada por todo cuanto veía entró en el "Consejo para la ayuda a los Judíos".
Ella misma lo ha contado en varias ocasiones, en palabras como las que podemos reproducir a continuación: "Conseguí, para mí y mi compañera, I. Schultz, identificaciones de la oficina sanitaria, una de las tareas era luchar contra las enfermedades contagiosas. Más tarde tuve éxito, conseguí pases para más colaboradoras. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desataran epidemias de tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto." Así, con esta astucia y pícara, Irena comandaba hasta el interior del gueto a sus colaboradoras, y visitaban a todas las familias que allí vivían entre penas y sufrimientos. Una vez dentro intentaban convencer a madres y abuelas de que les entregaran a sus hijos y nietos, para intentar sacarlos fuera del "gueto", ya que en su interior, era una muerta segura lo que les esperaba. Muchas familias se negaban a separarse de sus hijos, y cuando tiempo después Irena volvía a intentar convencerles, esas familias ya habían sido asesinadas.
Durante año y media, Irena consiguió que se salvaran más de dos mil quinientos niños, sacándolos del gueto, a través de múltiples formulas para no ser descubiertas. Al principio comenzó de forma simple, haciendo pasar a los niños por enfermos de "tifus", sacándolos en ambulancias dándolos en muchas ocasiones por terminales, aunque poco después ya usaba cualquier tipo de estrategia. Los escondía en cestas, ataúdes, cajas de mercancía... etc. De entre todos los casos de niños que consiguieron salvar sus vidas, destaca el de la niña Elzbieta Ficowska. Fue sacada del gueto dentro de un cargamento de ladrillos, Su madre biológica escondió entre sus ropas una cuchara de plata, la cual llevaba grabado su apodo, Elzunia, y la fecha de nacimiento. Fue criada por la una ayudante católica de Sendler. Una vez fallecida le dijo que esta había sido su "madre polaca", para distinguirla de su "madre judía". Ficowska fue años después conocida con el apodo de "la niña de la cuchara de plata".
Después de un año y medio de actividad, Irena fue descubierta por los Nazis, y fue llevada a prisión donde fue durante torturada y golpeada, para obligarla a decir donde se encontraban todos los niños que había salvado y sacado del gueto. Irena se opuso a contarlo, y por ello fue condenada a muerte. En las noches que pasó encarcelada, encontró en un viejo colchón de paja una estampa de Jesús Misericordioso, con la leyenda de "Jesús, en ti confío", y que conservó hasta 1979, año en el que la entregó en persona a Juan Pablo II. Mientras esperaba la ejecución, un soldado alemán se la llevó para un "interrogatorio adicional". Al salir, le gritó en polaco "¡Corra!". Al día siguiente halló su propio nombre en la lista de los polacos ejecutados. Gracias a esto, Irena pudo seguir trabajando, con una identidad falsa.
Tras el "Levantamiento de Varsovia" y el final de la Guerra, Irena desenterró la lista que ocultó durante meses, en la que guardaba los nombres y familias de todos los niños que había salvado durante todo ese tiempo. Con ayuda de los nuevos líderes nacionales, intentaron dar con las familias de los niños, aunque tristemente la gran mayoría habían sido asesinadas en los campos de concentración Nazis. Todos los niños que se habían quedado sin familia, fueron repartidos en distintos orfanatos, casas de acogida y familias, para que pudieran tener una vida "algo normal", después de todos los desastres vividos. Todo lo acaecido, le dio a Irena problemas durante múltiples años, llegando a perder su primer hijo la vida, con apenas dos semanas de vida, por problemas en el parto, tras todo el maltrato físico que recibió. Pero a pesar de todo, con el paso del tiempo, ese que todo lo cuida y sana, Irena comenzó a recoger todo cuanto la vida le había ocasionado y quitado en distintas ocasiones.
Muchos de los niños, por no decir la mayoría, conocían a Irena con el nombre falso de "Jolanta", pero en el momento en el cual su fotografía comenzó a salir en distintos periódicos, todo el mundo la reconoció. Empezó así una gran lista de llamadas dando las gracias a la mujer que los salvó de la muerte, y otra también de reconocimientos por parte de países, organizaciones y organismos nacionales e internacionales.
En 1965, obtuvo su primer reconocimiento; la organización Yad-Vashem de Jerusalén, le otorgó el título de "Justa entre las naciones" y la nombraron como ciudadana honoraria de Israel. En el año 2003, le fue entregada la más alta distinción civil de Polonia, como es la "Orden del Águila Blanca". En cada reconocimiento institucional, Irena no se cansaba de repetir que "esos actos fueron la justificación de mi existencia en la tierra, y no un título para recibir la gloria", justificando así que no quería recibir tantos galardones ni visitas, pues creía haber hecho solamente lo correcto y necesario.
En el año 2007, Irena fue propuesta por el Gobierno de Polonia para recibir el "Nobel de la Paz" por su labor, y avalada por múltiples gobiernos y organizaciones del mundo por ser una de las grandes heroínas de su generación. Finalmente dicho premio fue concedido a Al Gore, por su acción contra el cambio climático". Irena Sendler falleció en Varsovia el 12 de mayo de 2008, a los 98 años de edad.
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