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Maestros de oro. A Maestro Tejera.
28.05.14 - Escrito por: Mateo Olaya Marín
Recibo la noticia de la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad de Sevilla para la Banda de Música del Maestro Tejera, con mucha alegría y orgullo. Alegría porque una formación musical de la calidad, la solera y la historia de la que nos ocupa, recibe una distinción a todas luces merecidísima. Orgullo porque una banda de música, que cultiva la marcha y el pasodoble como oro en paño ?nunca mejor dicho- e hilvana, corchea tras corchea, brillantes páginas musicales de pequeños grandes compositores de la historia de nuestra tierra, es elevada a verdadera institución y referente cultural por la ciudad que la vio nacer y por la ciudad que la ve avanzar en el tiempo, haciéndose más grande cada día.
Sevilla se descubre, se quita el sombrero ante uno de sus emblemas, ante uno de sus pilares culturales más auténticos, ante esos orfebres de la mejor filigrana del pentagrama que lo mismo bordan con hilo de oro en una tarde de albero un pasodoble de Cebrián, que culminan una noche estrellada de Semana Santa poniendo al mejor Gámez Laserna en la trasera de un palio. Son estos músicos los que quiebran con el viento de sus instrumentos el silencio de la Maestranza o hacen el silencio cuando por Molviedro la eternidad está en el instante de una melodía de Joaquín Turina. Hay pasodobles, hay marchas, que llevan cosidas en sus partituras el nombre de la banda de oro de Sevilla. ¿Entienden ustedes "Churumbelerías" de Cebrián sin Maestro Tejera? ¿Entienden "María Stma. del Subterráneo" de Gámez sin Maestro Tejera?
Pentagramas de oro. Hay pentagramas de oro que para entenderlos y conocer su sentido y alma, no hay mejor manera que hacerlo cuando suena Tejera. Nadie como ellos para comprender que "Virgen del Valle" es esa melodía infinita que se enrosca en la hojarasca de plata que rodea a la Dolorosa de ojos verdes; nadie como ellos para caer en la cuenta que "Jesús de las Penas" nació para abrir y cerrar las puertas de un Lunes Santo de llanto entrecortado y rodilla en tierra, nadie como ellos para alcanzar a ver que no hay mejor "Soleá dame la Mano" que la que mandaba tocar Pepín Tristán en esa estampa eterna de su figura tras los mantos de las dolorosas sevillanas; nadie mejor que ellos para soñar con un azul Montserrat cuando la marcha de d. Pedro Morales se alza con sus inconfundibles cornetas; ¿qué sería de "Cristo en la Alcazaba" sin el eco de Tejera que va y viene como el relente de la noche por Santa Cruz?
Música de oro. Música extraordinaria para momentos extraordinariamente únicos e insustituibles. Música de oro para que "Virgen de las Aguas" volviera a sonar bajo el cielo de Sevilla tras el palio donde se estrenó, cincuenta años después, una jornada de azul inmaculado y concepcionista. Música de oro para que los hermanos del Císter de Córdoba sigan recordando, como si fuera ayer, aquella tarde gloriosa de septiembre cuando "Salve Regina Martyrum" ensanchaba la estrechez de las inmediaciones del Bailío. Música de oro para el homenaje que Córdoba brindó en vida a José de la Vega, quien dio para Sevilla una de sus mejores marchas, "Valle de Sevilla".
Son también medalla de oro porque llevan el nombre de Sevilla por cualquier sitio donde van, y porque a Sevilla llevan el nombre de toda ciudad por donde pasan. Sevilla suena en Córdoba, y Córdoba suena en Sevilla. Sevilla suena en Cádiz, y Cádiz suena en Sevilla. Suena Tejera en Andalucía entera. Maestro Tejera es cada Cuaresma el universo musical que gira por la geografía de las ocho provincias, poniendo en sus atriles a los maestros sevillanos y a los oriundos de la ciudad que visitan. Maestro Tejera es Farfán, Pantión, Lerate o Marvizón; y es también Enrique Báez, José de la Vega, Beigbeder o Perfecto Artola. Maestro Tejera es el pasado y el presente. Es el corazón encogido en la melodía de "Ione", y la alegría del final de "La Sangre y la Gloria". Tejera es la misma música de Sevilla en esa fanfarria magistral del inicio de "Sevilla Cofradiera", y es carne de escalofrío en el lirismo de "Virgen de las Angustias" de Báez. Maestro Tejera es el dramatismo de una sinfonía de los Font, y el ritmo de pasacalles de la partitura egabrense de "La Cruz Parroquial".
Los escuché por primera vez hace muchos años, cuando en Córdoba la tarde se colaba por el rosetón de San Lorenzo y el maestro Hidalgo mandaba con firmeza el inicio de "Saeta Cordobesa". Entonces comprendí que hay marchas escritas a medida para ellos y una de esas es la saeta inmortal de Gámez Laserna, que dejó de ser sólo cordobesa para hacerse universal en los atriles de Tejera. Su director, José Manuel Tristán ?honestidad, sencillez, persona de oro- ama tanto a su ciudad, Sevilla, que quiere para ella la mejor música, venga de donde venga, sin importar procedencia, ni egolatrías. Son oro por todo lo que suponen en la que es su cuna, y por todo lo que son allí donde se les considera de adopción.
Esa es Maestro Tejera. La banda que es Sevilla y la banda que es Andalucía. Tan querida en Sevilla, como fuera de ella. La misma banda ante la que muchos nos quitamos el sombrero, y la banda que se descubre ante todo lugar que visita.
Felicidades maestros de Tejera.
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