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De la lluvia
26.11.12 - Escrito por: Araceli Granados Sancho
Es un acontecimiento destacado la lluvia otoñal este año. Puesto que todo sigue igual, la bolsa cayendo, la prima subiendo, nos agarramos a lo más elemental para alegrarnos. En realidad ese parece ser el secreto de la felicidad, lo más elemental. Cuando la catástrofe llega en cualquiera de sus formas, nos mostramos convencidos de este argumento.
Todos habíamos olvidado los tonos diferentes de verde que la naturaleza puede mostrar. Pareciera que estamos en primavera en lugar de la estación invernal. Con tantas lluvias y el clima templado, estamos confundidos de estación. La semana que viene parece que va a arreciar, a ver lo que pasa...
Yo le escribo para contarle que por aquí, por el Levante, no tenemos nuevos fenómenos geológicos, pero pueden imaginar cómo están estas tierras: Valencia, Murcia, Almería, Granada. Sólo puedo ofrecer crónica de la yerba murciana, pero, conociendo las similitudes pluviométricas, puedo imaginar qué estará pasando en las otras vecinas y secas regiones.
La naturaleza es también un espectáculo y todavía no cobra entrada para observar de qué es capaz cuándo posee el líquido elemento. Subir al coche en el último mes, en ocasiones dispersas en el tiempo, y circular por lugares baldíos y comprobar que, de forma irrefrenable, la tierra semidesértica que nos tocó en el mal reparto de los dioses ha ido cambiando su vestido amarillo y blanco por sus galas verdes y ahora, en algunos lados, por otras floridas, es algo que llega a emocionar.
No es esto la solución a todos los males. Ya sé que la campaña de aceituna ha menguado mucho porque las lluvias han llegado, pero muy tarde, con las subsiguientes consecuencias para los jornales, el único sustento para mucha gente en todo el año. Y también recuerdo que algunas de éstas que han caído lo han hecho sin medida ni piedad para los campos y las personas. Lorca y Puerto lumbreras están pasando un inverno desastroso. El ciclo de la vida nos somete a este determinismo, algo muere y se acaba en un sitio para que vuelva a nacer en otro. Aunque no estoy segura del todo de que no estemos interviniendo demasiado en ese ciclo.
Por último, el mucho desempleo del país se observa en los buscadores de setas que dejan sus coches en los arcenes de las carreteras secundarias, en cualquier día de la semana. Es este un motivo para llevar cuidado estos días. La lluvia ha cambiado el paisaje y las actividades de la gente.
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