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El perrito Piqui
16.11.12 - Escrito por: Antonio Fernández Álvarez
Habló mucho con el perrito Piqui en el patio, a veces sentado en un pequeño taburete de terciopelo rojo. Era extraño verlo todas las noches cuando apagaban la luz de los pasillos; a la hora de silencio; a la hora de la soledad del cuarto, donde una débil luz de una lamparita de mesita apenas servía para no tropezar con los muebles de la habitación y hacia más triste la existencia, te preguntabas si no acabarías como él.
Todos lo comentaban a la mañana siguiente pero nadie sabía quien era, al mismo tiempo podía ser cualquiera de ellos, eso le daba un misterio al hecho, igual podía ser cada noche uno, pero todos hablaban de él así que solo podía ser uno, pero ¿Quién?, ¿Cuál?. ¿Donde estaba que no decía soy yo?.
Todas las noches cuando apagaban la luz de los pasillos, tras cerrar las puertas de su dormitorio, corrían a la ventana y tras los visillos con la luz de la lamparita apagada para no ser vistos desde fuera, miraban al patio central del edificio al cual daban todas las habitaciones, allí siempre a la misma hora estaba él y Piqui.
Piqui, el perrito que todos habían adoptado una tarde de invierno cuando tiritando de frío se acercó a la puerta principal, estaba hambriento y tenía golpes y magulladuras en todo su lomo, como si hubiese sido apaleado, lo curaron, lo adoptaron, y entre todos le construyeron una casita de madera
en el patio para que no pasase frío en las heladas noches del invierno.
Él, bajaba todas las noches, incluso las más crudas del invierno. Recordaban la de la gran nevada, en la que sin inmutarse hablaba con el perrito Piqui, éste apenas asomaba su hocico por la entrada de su casita de madera, pero él estoico agachado para estar más cerca del perrito, como si quisiera que no perdiese el hilo de su conversación estuvo hasta el amanecer hablando con Piqui.
¿Que sucedía en la cabeza de él?, se preguntaban, sentían compasión, pero no sabían por quien, hasta le preguntaban a Piqui quien era él. ¿Ellos también hablaban con Piqui?.
Si se sorprendió. De él decían que no estaba bien de la cabeza, que estaba loco, que era un fantasma, cuantas necedades, y él descubría que ellos también hablaban con Piqui.
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