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Statu Quo
02.04.14 - Escrito por: Araceli Granados Sancho

Dos veces he oído esta semana eso de que todo se arreglará cuando llegue un loco violento al que todos obedezcamos, porque no somos capaces de representarnos y dirigirnos con líderes honrados y con principios y objetivos comunitarios. Estas formas de expresarse pertenecen a los adolescentes, que deben decir esto en las clases porque lo oyen en casa. Pero esta mañana oí a alguien con adjetivo episcopal, diciendo que era posible una guerra civil de nuevo. Siempre es posible, ¿no? No creo que este sea el mejor momento para crear sensaciones colectivas como éstas.
Los ciudadanos franceses parece que también están hartos de sus políticos, se palpa el desasosiego allí también en la abstención. Cierto es que los ciudadanos estamos dispuestos a sacrificarnos, eso hacemos desde hace años, pero esperamos que nuestro sacrificio nos lleve a un mejor lugar que el que padecemos en el punto de partida de nuestros esfuerzos. Si, con el tiempo, los resultados positivos del sacrificio mutuo reportan beneficios cuantiosos a quien menos aporta, nos vamos a cansar, nos desesperaremos, y abandonaremos el sacrificio conjunto que buscaba la justicia redistributiva. ¿Qué es lo que haremos? Cualquiera sabe, rebelarnos, luchar contra el foco de infección, no atenernos a las leyes: lo más catastrófico.
Yo escribo así porque tengo mala semana, pero también porque he oído lo de las autovías privadas que tenemos que pagar entre todos, ya que el negocio no ha ido bien ni para los bancos ni para las concesionarias. Por otra parte, ocurrió que vinieron alumnos míos a verme y me dijeron que, en este momento, les está dando historia contemporánea en primero de bachillerato la profesora de física, y, como no sabe, les entretiene como puede. Esto, unido a otras ilegalidades que había oído las semanas anteriores en los institutos y en otros sectores, me ha deprimido. Y si no fuera porque todavía creo en la resistencia, en la bondad; si no fuera porque leí a Kant en el pasado; si no fuera porque me encuentro todos los meses con gente de profunda raíz humana, e increíblemente de variadas procedencias e ideologías; si no fuera...
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