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Una indigestión de castañas otoñales
14.10.12 - Escrito por: Jesús Gómez Medina
Hoy día escuchamos voces discordantes en relación a las medidas a tomarse para evitar caer al precipicio económico y ser rescatados tras el batacazo por el colchón económico del dinero del BCE toda vez Alemania entienda que nuestra dieta de crédito ya nos ha adelgazado lo suficiente como para que se nos quitan las ínfulas de pretender de nuevo entrar en el G-8 .
Quizá haya tras semejante retención de crédito por parte de Alemania, Holanda y Finlandia un aprovechamiento basado en lo barato que les resulta a ellos el dinero que había volado cual oso polar a latitudes más frías. Ya han sido trescientos mil millones ( que se dice pronto ) de euros , los que han emigrado de nuestro país , espantados por el miedo a quedar estancados y sin posibilidad de engendrar euritos a sus propietarios. Es por ello que en este caso el mal ajeno propicia la mesa más abundante del rico norteño, que con dicho contraste no hace sino atraer a los buitres inversores como especie adaptable a climas más propicios para la pitanza económica.
Mientras tanto, por aquí seguimos como el ejército de Pancho Villa, descoordinado y donde cualquiera aspira a suceder al gran jefe separándose del resto y ambicionando tener su terruño donde gestionar los impuestos propios y, si pudiera ser, rebañando parte de los ajenos. Al menos como tales se parecen comportar algunos presidentes de comunidades autónomas que , ignorando la que está cayendo y las necesidades de ser racionalmente austeros, propician el desaforado crecimiento de funcionarios autonómicos- en parte del cual posiblemente aparezcan casualmente primos y allegados por iguales de los que viven de sus manos y ciertos políticos.
Ahora se empiezan a dar cuenta algunas comunidades del exceso de personal ubicado en empresas públicas totalmente prescindibles y en muchos casos duplicadas.
Ese tipo de noticias es el que hace que ojos foráneos de Baviera o la tierra de los tulipanes piensen que aún nos quedan agujeros por vaciar de la hebilla del cinturón interior bruto.
Están de otra parte las empresas de calificación, que últimamente podrían tener el apelativo de descalificadoras por la facilidad con que rebajan las notas que ponen a paises cual jurado caprichoso o, lo que fuera peor, sobornado por bufetes de especuladores especialmente interesados en la rebaja de la calificación de paises y sus deudas en el sentido de que cuanto más bajen las acciones de un país, más de saldo quedan sus empresas y más a merced de los vientos que soplen. Por tanto, a soplar en forma de rebaja de calificación que genere un ciclón de prima de riesgo que haga zozobrar las naves insignia de nuestra economía que se atrevieron en buena hora a surcar y atravesar el Atlántico y otros océanos en competencia directa con otras empresas Noreuropeas o Americanas. Nada parece tan casual como lo verdaderamente intencionado.
A ello sumamos un liderazgo poco convincente de Mariano, que cada vez está demostrando ser más Corto, postergando decisiones y aquejado del mal de la Moncloa caracterizado por síntomas como la negación de la realidad y confusión de datos que ya aquejara a los anteriores inquilinos. No tenemos aquí un Mario Monti y un grupo de tecnócratas que se han arremangado y remado en tiempo de calma chicha en el bote del país. Lo más que tenemos es otro Mario
(Conde) que, visto lo visto y con su particular olfato de antiguo tiburón pretende pescar a mar revuelta en los bancos de votos de Galicia.
Mientras tanto, algunos preocupados de si Iker podría haber extendido más el brazo para sacar el balón de Messi o no. Grande problema el nuestro, como si todo ello no fuera sino fruto de una pesadilla causada por indigestión de castañas pilongas otoñales.
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