|
ROMA LOCUTA FINITA EST
05.11.2007 - Escrito por: José Peña González
Con este aforismo ya clásico y muy conocido entre los estudiosos del Derecho se ponía punto final a cualquier posible elucubración o pretensión sobre un tema de debate. Roma, como la gran creadora del orden jurídico, venia a ser el referente obligado desde el momento en que la sentencia del juez ponía punto final a los intereses encontrados. Con la sentencia dictada se acaban las especulaciones porque a todos nos afecta y todos estamos obligados a acatarla. Es uno de los grandes dogmas del mundo del derecho. La santidad de la cosa juzgada. Cuando Roma, es decir la Justicia, se pronuncia, se acaban las opiniones. El respeto a la ley y a las manifestaciones de la misma es el fundamento del Estado de Derecho y lo que es mas importante garantía de nuestra libertad. Volvemos a los clásicos. “Legum servi sumus ut liberi esse possumus”, decían los maestros. Todos somos esclavos de la ley para poder ser libres. Cualquier actuación que ponga en entredicho este principio capital es un ataque directo al estado de derecho y por lo tanto al sistema democrático del que es, ni mas ni menos, que su espina dorsal.
España acaba de poner punto final al proceso mas numeroso en cuanto a sus actores y mas grave en sus consecuencias que ha sufrido a lo largo de sus historia. Y el Poder Judicial , que en otras cuestiones esta siendo tan poco ejemplar, ha demostrado su pulso firme a la hora de afrontar con todas las garantías exigibles en un estado de derecho , las consecuencias del grave atentado terrorista del 11 de marzo de 2004. Ha aclarado su autoría, ha analizado las pruebas hasta la extenuación y ha dictado sentencia. Es decir ha actuado en derecho y desde este momento todas las sospechas quedan eliminadas.
Ya nadie tiene derecho a interpretar los hechos de acuerdo con sus respectivos intereses. En las cosas claras no caben interpretaciones, decían los clásicos. A partir de este momento los políticos, los predicadores religiosos y laicos, tertulianos radiofónicos y televisivos, opinantes de toda laya y condición deberán limitarse a aceptar la sentencia, lo que no excluye su posibilidad de critica de la misma pero desde el punto de vista técnico y jurídico, al contrario de lo que ha pasado en tres años donde se han dado juicios anticipados de intenciones con clara finalidad política. Olvidense de una vez por todas las manidas teorias de la conspiración que ya no convencen a nadie. Ha sonado la hora de la verdad. El Juez habló y a los demás nos corresponde callar y aceptar los hechos. Esta es la grandeza de la democracia. Saber que la ultima palabra corresponde a la judicatura. Hablen togas y callen barbas, decía un viejo aforismo castellano. Con nuestro silencio colaboraremos a rebajar la tensión , tranquilizar a la opinión publica y afirmar una vez mas la garantía de la justicia en la defensa de nuestros derechos y libertades. Afortunadamente la ciudadanía estoy seguro que habrá seguido con lupa todo este calvario y en la próxima consulta electoral asumirá su papel de juez para calificar la postura de cada uno y con su voto dictará sentencia. Tambien entonces todos tendremos que acatar esta sentencia popular en la que los ciudadanos ponen a cada uno en su sitio.
|
|
|
|
|
|