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Huella egabrense en Cosmopoética 2012
09.10.12 - Escrito por: Redacción
Concluyó la novena edición de "Poetas del mundo en Córdoba" en un otoño cuyo comienzo de equinoccio inundó nuestra capital de poetas y trovadores. Los versos dieron plenitud a este Festival de Poesía, destinado a los cordobeses, en el que se incardina la poesía y la ciudad, y que pretende convertir la fiesta en una imagen verbal que sirva para que la poesía forme parte de la cotidianidad de nuestra vida. La presencia de aquellos que portan la palabra en Córdoba refuerza la tradición milenaria de la ciudad en esta manifestación de la belleza o del sentimiento estético.
Si hace unos días, en un artículo firmado por uno de nuestros colaboradores, recogíamos la presencia del poeta egabrense José Manuel Ballesteros en el ciclo de Poesía Tabernaria, un ciclo de maridaje entre versos y vino que rejuvenece la tradición cordobesa de recitar en los bares, hoy reseñamos la de otro egabrense, Antonio de Egipto Suárez, que como director editorial del sello cordobés El Páramo presentaba en el fin de semana que ha cerrado el Festival dos mesas redondas con el nombre de "Poetas que cuentan", en las que participaron importantes personajes de nuestra literatura. Del acto del sábado día 6 de octubre, celebrado en la Sala Orive, nos hacemos eco de la crónica que publica el ABC de Córdoba con el título "Las palabras pueden ser piedras preciosas o cantos rodados" (Los escritores hablan de los parecidos y diferencias de hacer poesía y narración):
"¿Poeta o novelista? El afán del ser humano por clasificar el mundo no siempre le sale bien, y la literatura es uno de los terrenos donde con mayor naturalidad se pueden dar las excepciones. Quien escribe puede inclinarse por el verso o por la prosa, pero también explorar las dos indistintamente. Esa es una de las líneas de trabajo del festival literario cordobés, a través de una serie de conferencias que llevan por título «Poetas que cuentan», y que protagonizan autores que han «picado» indistintamente de los dos géneros.
En la primera de las mesas, celebrada ayer, se combinaron veteranos y noveles, siempre con algo de acento cordobés. Así, estaban Julio Llamazares y Antonio Colinas, que aunque reconocido y aclamado como poeta publicó una novela titulada «Un año en el sur», conocida como «la novela de Córdoba», y que se reeditó recientemente por la firma cordobesa El Páramo. También acudieron la escritora sevillana Sara Mesa y Alejandro López Andrada, cordobés de Villanueva del Duque más conocido como poeta aunque con varias novelas, una de ellas, «El libro de las aguas», llevada al cine.
Los dos géneros tienen idéntica raíz. «El impulso de escribir es el mismo, sea narrativa o poesía», afirmó Sara Mesa, mientras que Llamazares lamentó que a menudo «se olvide que el material con el que trabajan los escritores son las palabras». El autor de «Luna de lobos» y «La lluvia amarilla» tiró de metáforas para hablar de su trabajo: «Las palabras son piedras que en manos de unos se convierten en piedras preciosas y en manos de otros en cantos rodados». La metáfora de las palabras como materia prima para el trabajo fue una impresión general entre todos los participantes. Así, López Andrada contó las diferencias entre la forma de convivir con cada género.
A él la poesía le sale con más facilidad que la narración, que le obliga a un trabajo diario, constante, mientras que los versos son una especie de lenguaje natural que le supone un esfuerzo menos consciente que el de tener que esforzarse en la narración. Colinas, mientras, recordó su experiencia en la novela de iniciación que fue «Un año en el sur».
La segunda mesa redonda tuvo lugar en el patio romántico del Museo de Bellas Artes, un espacio hecho para la poesía y en el que un busto de nuestro insigne don Juan Valera observa todos los acontecimientos que en el mismo suceden. Se celebró el domingo 7 de octubre, día que finalizaba esta edición de Cosmopoética, y contó con la presencia del Pablo Guerrero, Fernando Delgado, Luis Artigue y Francisco Onieva.
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