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La Ópera de Moldavia está llevando por España y otros países la ópera, popularizándola en poblaciones en las que de otra forma sería imposible montar una representación, como las que están haciendo en capitales y ciudades más o menos pequeñas, como puede ser Cabra, de la mano de la Agencia Concerlírica y su directora Leonor Gago.
Este concierto lírico realizado en el teatro egabrense lo ha ejecutado la citada orquesta moldava (sin el Coro, como estaba anunciado) y un plantel de solistas de países del Este, que han realizado un programa muy atractivo.
Bajo la excelente batuta de Nicolae Dohotaru, Director Musical de la Ópera Nal. de Moldavia, a quien ya lo hemos tenido en "El Jardinito" en otras ocasiones, dirigiendo desde el foso, el 14 AGO 2014 una Aida de Verdi y el 25 OCT 2015 Madama Butterfly de Puccini, ambas de gratísimo recuerdo, ahora lo hemos visto en el podio del escenario al frente de sus huestes, haciendo una labor de gran solvencia con su orquesta y unos solistas para no olvidar.
Estos solistas invitados han sido:
TENORES-Byung Lee de la Ópera de Seul-Corea del Sur-.
Oleg Zlakoman de la Ópera de Odessa, que ya hizo en Cabra un F. Pinkerton (Madama Butterfly) de gran calidad.
SOPRANOS-Rodica Picirenau, de la Ópera de Moldavia, quien junto con el anterior tenor Zlakoman fueron los artífices de la Butterfly egabrense de gratísimo recuerdo.
Zoia Rohzok de la Ópera de Kiev, impresionante lírico-ligera.
BARÍTONO-Vladislav Lysak de la Ópera de Donetsk.
BAJO-Iurie Maimescu, de la Ópera de Moldavia, que arrancó grandes aplausos.
Con estas "mimbres" se hizo un recital de los que no se olvidarán, en la joven historia del Teatro de la Av. Fernando Pallarés de Cabra.
El programa, muy amplio, (duró más de 2 horas la música, aparte el descanso), se desarrolló así.
La obertura de la conocida ópera de Verdi, "Nabucco", abrió la noche y la orquesta, perfectamente ensamblada, nos presentó sus credenciales, diciendo como sonaba y qué clase de buenos elementos la componían. Una orquesta sinfónica de formato pequeño sonando maravillosamente bien, como así lo hizo en toda la noche en su acompañamiento a los solistas.
Siguió "I Pagliacci" de R Leoncavallo y su aria de Canio "Vesti la giubba", fue dicha por Byung Lee magistralmente.
Luego "Madama Butterfly" a cargo de Rodica Picirenau que bordó un "Bel di vendremos", aria de Cio-Cio-San (Butterfly). Ya se le había oído en Cabra con la ópera completa, como dije antes.
Tchaikovsky puso en este recital dos arias de su bellísima ópera "Eugenio Oneguin". En la primera oímos al barítono Vladislav Lysak, en un decir de altura con una afinación perfecta y una orquesta que era una delicia.
La segunda fue el "Kuda, Kuda" con el tenor Oleg Zlakoman, que ya había pisado este escenario haciendo F.Pinkerton (Butterfly), quien cantó un Lenski magnífico con su preciosa y brillante voz.
Después, de otro compositor ruso, Serguei Rachmaninov, que tiene una ópera menos conocida "Aleko", escuchamos la voz del magnífico bajo profundo Iure Maimescu, en el personaje que le da nombre a la obra, quien realizó una exposición antológica en la cavatina.
Y de ahí pasamos a la popular "La Bohème" de G. Puccini y el conocido "duetto" de Mimí y Rodolfo, fue dicho por el tenor coreano Lee y la soprano Picirenau que hicieron "casi" una representación. Qué decir, que seguía la tónica de una perfección total, Qué agudos finales hicieron ambos.
Otra de las conocidas, "Rigoletto" de Verdi, que fue representada en Cabra en 2012 por la Ópera de Odessa. Esta vez escuchamos dos arias, la primera "Caro Nome" por la soprano Zoia Rozhok que lució un vestido color oro precioso y además cantaba como los ángeles, con unos agudos impresionantes y coloraturas aún más.
La segunda fue la famosa "La donna e mobile" que en un "mano a mano" de los dos tenores, lucieron sus potentes voces, terminando con unas coloraturas y un agudo escalofriante de Zlakoman. Y de esta manea espectacular finalizó la primera parte.
Los aplausos y bravos no faltaron en todo lo dicho hasta ahora y después en lo que siguió.
En cualquier recital lírico que se precie, no puede faltar la bellísima obertura de "La forza del destino" de Verdi y como inicio de la 2ª parte la escuchamos a una orquesta completísima en el decir musical, con una magnífica sección (femenina) de violines, como el metal y sus solistas (flauta, oboe, clarinete...).
Luego se pusieron en los atriles cuatro partes del famoso "Barbero de Sevilla" de Rossini. Comenzó la "cavatina" de Fígaro cantada por el barítono Lysak. Muy bien, como todo lo que hacían estos jóvenes cantantes. Siempre perfección total recibiendo muchísimas palmas y bravos.
Siguió otra "cavatina", la de Rossina. Dicha por Zoia, con su vestido-oro, su cabello rubio y su grácil figura, "Una voce poco fa" fue un cúmulo de coloraturas, agudos y buen cantar. Y que bien le acompañaba la orquesta bajo el mando de Nicolae Dohotara. ¡Brava. Brava. Brava!
Pero no quedó ahí la cosa, pues Iurie Maimescu, bajo profundo, hizo el Aria de D. Basilio "La calumnia è un venticello" de antología. Hasta ahora el público había aplaudido dentro de los más estrictos cánones. Hasta al terminar la última nota musical, no se habían echo palmas. Pero en esta interpretación, los últimos compases transcurrieron dentro de unos aplausos que atronaron en el teatro, pues la intervención de Iurie no fue para menos.
Y como parte final del "Barbero", el "duetto" de Fígaro y Rossina "Dunque io son?", que fue el delirio con las coloraturas de ambos y su actuación actoral.
Después otra exhibición orquestal con "La danza del sable" del ruso Aram Khachaturian, en la que se lucieron la pareja de chelos que componían esta cuerda.
La última ópera de la noche fue "Turandot" de Puccini. Escuchamos a la deliciosa Liu en su conocida aria, que bordó Rodia Picirenau, como su anterior actuación y después el "Nessun dorma" que tanto se lo hemos oído a Pavarotti. Aquí no quedó a la zaga y repartido entre los dos tenores así se interpretó, con sus voces grandes voces tenoriles. El "vincero" final fue dicho a dúo. Espléndido.
Entre grandes aplausos y público en pie terminó el programa oficial (17 actuaciones) y los bises no se hicieron esperar, nada menos que tres, dos de ellos de compositores españoles.
Comenzó Manuel de Falla con la "Vida breve", de la que escuchamos la Danza Española nº 1, dicha magistralmente por los moldavos. Después, de la zarzuela de Chueca "El Bateo" pusieron la Obertura y como "guinda del pastel" el "Libiamo" de "La Traviata" de Verdi con los 6 solistas vocales, con lo que se cerró esta grandiosa noche en el Teatro "El Jardinito" de Cabra.
El público asistente salió muy satisfecho.
Atalaya TV fue autorizado para su filmación, por lo que se verá de nuevo. Asimismo la tele local de Estepa (Sevilla) también tomo el recital con sus cámaras.
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