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Recuerdos del ferrocarril en Cabra (1940/1960)
10.01.12 - Escrito por: Salvador Guzmán Arroyo
Es curiosa la historia del Ferrocarril en Cabra en los años a que me refiero en el enunciado de este artículo. Cito estos años porque son los que he vivido y los que tengo presentes en mi memoria. Las escenas que recuerdo como más antiguas, se refieren a los de nuestra Guerra Civil (1936/1939); por ejemplo los referidos al continuo movimiento de soldados que iban o venían de los frentes y que los chiquillos de mi época veíamos que pasaban por nuestra estación.
Recuerdo una vez que los que pasaron eran heridos que venían acompañados de jóvenes enfermeras de la Cruz Roja. En otra ocasión los que pasaron eran de la División Azul de los frentes de Rusia cuando fueron retiradas estas tropas de acuerdo con los países beligerantes, Estados Unidos, Reino Unido, etc. etc.…
El ir y venir de la chiquillería de nuestro pueblo a la estación era para nosotros muy divertido; por ejemplo uno de los juegos que teníamos era poner monedas o pequeñas figuras de alambre en la vía para ver como quedaban machacadas al paso del tren o bien ir a coger por el recorrido de esta vía “Chicha Magra” o “Mocos” e incluso trozos de pedernal que encontrábamos en su suelo de trozos de piedra.
La “Chicha Magra” es un mineral llamado Almagra que caía al suelo al paso del tren, los “Mocos” son los trozos de carbón quemado de la maquina del tren y que para nosotros era importante para la confección de nacimientos o belenes.
En la década de los 40 había un enlace entre viajeros del pueblo a su estación en un autobús que llamábamos “el Coche de los Corpas”. Esta simpática empresa de autobuses subía a la llegada del tren correo, bien procedente de Madrid a las 12 del mediodía, o bien de Algeciras, Sevilla, Málaga hacia Madrid a las 5 horas de la tarde.
También había un tren llamado el “Tren Mixto” procedente de Algeciras que pasaba a las 1 ó 2 de la madrugada, a este tren no subía la empresa “Corpas”. Los viajeros que lo precisaban habrían de subir andando y cargados de su equipaje.
La mercancía que se transportaba en esta época era enorme, entonces todas las empresas y el comercio en general recibía y facturaba todo por este medio. Había unos señores llamados consignatarios que eran los que se encargaban de esta labor y ellos se encargaban de todo lo concerniente para facturar o recibir dicha mercancía pasándole al interesado una nota del importe de este servicio. La mercancía que más se movía era el aceite de oliva, “nuestro oro liquido” a toda España y extranjero en particular de la fabrica Pallares Hermanos S.A. y sus envíos la mayor parte para el extranjero y que como eran muy importantes, tenían su propio consignatario, en donde sobresalía un buen hombre y amigo llamado Ramón Cantero París.
Para anunciar la llegada del tren a nuestra estación y avisar a los numerosos viajeros que ocupaban el anden se daba un toque de campana y cuando el jefe de estación recibía telegráficamente de una estación próxima, bien Doña Mencia o bien Lucena, se daban los siguientes toques: una campanada anunciaba que el tren era procedente de Doña Mencía, y si se daban dos toques de campana era que el tren era ascendente de Lucena con recorrido hacia Madrid.
Nuestra Estación pertenecía a la línea de Linares-Puente Genil que tenía hacia el norte conexión con Espeluy o al sur tenia conexiones en Puente Genil para Málaga o Bobadilla para Sevilla y Algeciras.
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