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EL FULGOR DE LA RATA
29.09.2007 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
Les cuento. Hace escasos días se ha inaugurado en Córdoba la exposición “El fulgor de la plata” con motivo del programa Andalucía Barroca que la Junta ha proyectado para este año 2007. En la misma, se recopilan algunas de las piezas fundamentales de platería que se encuentran en toda la Comunidad Autónoma aunque, a mi parecer, creo que falta algo de nuestra querido pueblo.
Y es que Cabra ya empieza a oler a cateto. No entro en los motivos por los que no hay nada en la exposición que recuerde al visitante el rico patrimonio histórico artístico que duerme entre bambalinas y en el más absurdo de los secretos de nuestras dos parroquias fundamentales, la Asunción y Santo Domingo.
No voy por ahí. Una breve visita a la exposición nos hace ver la calidad y variedad de la riqueza en plata que tienen ciudades relevantes como Écija o Antequera, por poner dos de los ejemplos más destacados. Y a la vez, y mediante algo tan característico de nuestra tierra como es la comparación (siempre y cuando las cosas con las que nos comparemos sepamos de antemano que son peores) podemos ver cómo nuestra colección de platería es rica, valiosa y realmente admirable, pero pobre en comparación con otros municipios como los señalados, normal si tenemos en cuenta la importancia de los mismos.
Qué quiero decir con esto. Pues que no entiendo la oscuridad y la soledad con la que duermen ambos “tesoros”, como aquí bien acostumbramos a llamar a las dos colecciones antecitadas sobre todo si nos atenemos a la quinta acepción que nos da la RAE sobre esta palabra (conjunto escondido de monedas o cosas preciosas de cuyo dueño no queda memoria) Yo, por ejemplo, nunca he visto el de la Asunción, sí el de Santo Domingo, de estandarte verdaderamente admirable. Y es que creo que estos tesoros deben ser de una vez abiertos al público, no se puede estar toda la vida temiendo un robo (cualquiera puede rajar Las Meninas de Velázquez, por ejemplo, es el riesgo de estar expuesta). Y así lo creo porque, viendo lo visto, tampoco son para tanto. Tienen valor, tienen importancia tanto para la historia de nuestro pueblo como para el ajuar artístico del que tanto hacemos gala, pero no es para tenerlo escondido bajo llaves dobles. Es para enseñarlo. Para mostrarlo. Y no sólo en misas ni altares. Sino en exposiciones donde creyentes y no creyentes puedan disfrutar de un arte tan noble como la platería, de exquisito catálogo en Cabra. Pero repito,no tan exquisito como para no ser expuesto de forma pública y constante.
Y es que, con tanta rata como hemos visto pasear por los alrededores de la tan insigne Parroquia de la Asunción, y sabedores como somos de la maestría que tienen estos roedores para explorar los rincones más recónditos de nuestras calles, quién sabe si no son ellas las que de verdad disfrutan de uno de los depósitos o cajas fuertes más valiosas de nuestro pueblo: el desconocido “Tesoro de la Asunción”, en este caso sí que podríamos hablar, entonces, del verdadero “Fulgor de la rata”.
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