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BERTHE MORISOT: la obra de una “adelantada” en su tiempo.
27.11.11 RINCÓN DE ARTE - Escrito por: José Peña González
 En la historia de la cultura no es frecuente encontrar entre los pioneros de una determinada manifestación artística el nombre de una mujer. Sin embargo en los orígenes del impresionismo como manifestación y expresión de una nueva corriente en el campo de la pintura nos damos de bruces con la francesa Berthe Morisot a la que el Museo Thyssen –Bornemisza, que colabora también con varias de sus obras mas señeras, ha dedicado una exposición abierta el 15 de noviembre y de la que podremos disfrutar hasta el 12 de febrero del próximo año.
El Thyssen ha manifestado en más de una ocasión su gusto por los impresionistas. Baste recordar la magna exposición sobre Monet el año pasado y la dedicada a Los Jardines Impresionistas. Ahora nos ofrece la obra de una gran pintora, no muy conocida, que sin embargo forma parte de la primera nomina de pintores impresionistas y en su caso la unica mujer del grupo. Una fémina cuya obra La Psyché hizo exclamar al gran Zola, como recoge Paloma Alarcó en el ensayo que incluye el catalogo, que junto a “Muchacha en su tocador” son dos autenticas perlas para los amantes de la belleza.
La mayor parte de su obra se conserva en el Museo Marmottan Monet. Casi monopolizador de la obra del gran Claude Monet, lo que como señala Lauranne Neveu ha oscurecido en parte el muy importante, cuantitativa y cualitativamente , fondo de obras de esta pintora que guarda el Museo y parte de las cuales ha prestado para esta exposición.
Morisot ha nacido en 1841 en el seno de una familia situada social y económicamente. En una fecha importante en la historia de la civilización occidental y de modo especial en lo que se va a llamar de ahora en adelante el movimiento feminista. Casi este mismo año, Elisabeth Stanton y Lucrecia Moll han organizado un Congreso en Londres para acabar con la esclavitud racial del blanco sobre el negro. No podían haber elegido peor lugar ni peor momento. El Imperio Ingles estaba extendiéndose por África y todas estas teorías iban a contrapelo de la política exterior del gobierno de S.M. El fracaso de las resoluciones del Congreso de Londres estaba asegurado de antemano. Pero las dos señoras que lo habían organizado cayeron en la cuenta que defendían la supresión de la esclavitud entre razas humanas y sin embargo aceptaban como algo natural la sumisión de la mujer respecto al varón. Deciden organizar un Congreso para tratar este tema y solo encuentran un lugar donde poder celebrarlo: la parroquia de Séneca, en una barrio marginal neoyorkino. El hecho tuvo lugar el año 1848. En principio tuvieron más éxito del esperado lo que les movió a formular la famosa Declaración a favor de la autonomía personal y creativa de las mujeres conocida como la Séneca Fall.
Lamentablemente la coincidencia de fecha del Manifiesto con la explosión revolucionaria de 1848 y el estallido intelectual que supuso el Manifiesto Comunista de Carlos Marx, apago pronto los efectos de la Séneca Fall, aunque la simiente ya estaba echada. En este contexto se va a mover la jovencísima Berthe Morisot, ya que en Francia echaron raíces estas tesis a favor del reconocimiento del protagonismo femenino, hasta entonces prácticamente ignorado. Sobre este telón de fondo se desarrolla la obra de la primera mujer impresionista que tiene como maestro a Camille Corot y que en principio se ve inmersa en el estilo de la Escuela de Barbizon.
Pero será la relación con su cuñado Edouard Manet quien sacaría todo lo que la joven llevaba dentro. Una vez mas, y se ha repetido en la historia del arte, la acción del maestro es decisiva a la hora de encontrar el autentico espíritu que un artista en potencia lleva dentro. Esta exposición nos da la oportunidad de comprobarlo. A través de cuarenta y una obra en la que junto a la firma de Morisot, encontramos obras de Corot, Manet, Degas, Renoir, Monet y Pisarro, se encuentran fotografías que ayudan a comprender mejor el ambiente intelectual que organizó a su alrededor Berthe Morisot, que recuerda el de los salones francesas al estilo de Madame Recamier, donde artistas de distintas procedencias cambiaban impresiones y hablaban de todo lo divino y humano.
Esa es la grandeza de la civilización francesa. Una sociedad que sabe hacer del dialogo entre los egregios una forma de vida. Morisot fallece en marzo de 1895 y todos los miembros del círculo impresionista dejaron constancia de lo que significaba su perdida. En todo caso fue el referente de una gran artista y mujer de exquisita sensibilidad en un mundo de grandes hombres.
JOSE PEÑA GONZALEZ.
Académico © de la Real Academia de la Historia.
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