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Algunos datos sobre la romería de "los votos y las promesas" en el siglo XVII
09.08.11 - Escrito por: Antonio Moreno Hurtado
Nuestro buen amigo el prof. D. Antonio Moreno Hurtado, Cronista Oficial de la Ciudad, nos remite algunas consideraciones sobre los orígenes de la romería de Votos y Promesas, que tienen sus precedentes documentales en la primera mitad del siglo XVII y que por su interés, publicamos en estas fechas previas al 15 de agosto.
Leo en La Opinión que la semana próxima será la Romería de Votos y Promesas que, "en su época moderna", cumplirá su 98 aniversario.
Digo en su época moderna porque esta romería se celebró por primera vez el día 15 de abril de 1622 por acuerdo del Cabildo local egabrense. Fue como consecuencia directa del milagro hecho por la Virgen al hortelano Pedro Martín Pacho, el día de San Juan del año anterior.
En un Cabildo de 29 de junio de 1621, se otorga un poder al alcaide de la fortaleza, don Francisco Arias de Carvajal, para que haga las gestiones pertinentes ante la jerarquía eclesiástica en Córdoba. En el escrito se hace hincapié en el derecho que tiene el Cabildo ”a que se guarde a este Concexo la antigüedad y costumbre que tiene y a tenido en hacer, siempre que la ocasión lo a pedido y se a ofrecido, primera fiesta a la ymagen de Nuestra Sra. de la Sierra, que está en el término y dehesa de esta Villa, que tiene nombre de la Naba y así mismo se le guarde la preminencia, costumbre y posesión que tiene de sacar en los ombros los dichos (oficiales) deste Cabildo y Concexo la Santa (ymagen) ...”.
Se trataba de probar, una vez más, que la ermita y la imagen eran propiedad del pueblo de Cabra, representado en su Cabildo.
En abril de 1622, presidido por el nuevo corregidor don Luis Ulloa de Ocampo, dicho Cabildo acuerda ampliar la ermita de la Sierra y nombra diputados para ello. Se decide hacer una gran calera para dicha obra.
Se trata de la gran ampliación que iba a convertir la pequeña ermita en el edificio actual, más o menos. Un proyecto, apoyado por el duque de Sesa, don Luis Fernández de Córdoba, en el que trabajaron el arquitecto Luis González Bailén y el tallista Francisco Donaire Trexo.
La Virgen debía estar por entonces en Cabra ya que en el Cabildo del día trece de abril se acuerda que el viernes siguiente, día quince, se haga una procesión desde Cabra a la Sierra para que los devotos ”cumplan los votos y promesas fechos a Dios y a su Santísima Madre”. He aquí el antecedente de una romería que se iba a recuperar en Cabra en el año 1913, en las fechas del catorce y quince de agosto.
La afluencia a la ermita es ahora tan numerosa que en el Cabildo del día 28 de agosto de 1624 se acuerda asistir a la fiesta de la ermita (ocho de septiembre) corporativamente porque ”a de aber mucho número de gente”.
No obstante, el Duque dicta desde Madrid el día de fin de año de 1624 una Provisión ordenando la presencia en la ermita de todos los regidores y oficiales para organizar la procesión del día de la Virgen. Ordena que se constituya el Cabildo en la Misa y procesión, ”llevando la Santa Imagen en medio (de) las dos hileras que hace el Cabildo, y los regidores cada uno (con) su bastón en la mano para resistir que no cargue la gente ni embaraçe a la procesión y para que esto se haga con mayor comodidad, se podrán nombrar diez y seis alabarderos que suban este día para desembaraçar la gente, yendo el Alguacil Mayor delante con quatro dellos haciendo lugar y paso, y quedando otros quatro con el Corregidor detrás de la Santa imagen para resistir la gente y quatro a cada uno de los costados por donde van las hileras de los regidores a la parte de afuera, para el mismo efecto”. Se ordena que para este día se nombren ocho alguaciles más, aparte de los ordinarios, ”procurando todos celebreis esta fiesta con la mayor deboción, autoridad y quietud que fuere posible”. Firman el Duque y su secretario Diego Quintano del Castillo.
Por tanto, la primera romería fue la del día 15 de abril de 1622, que más adelante se haría los días 7 y 8 de septiembre en el Santuario, con motivo de la festividad de la Virgen. Una de las referencias relativamente constantes es la de los donativos que los devotos entregaban en esos dos días, en dinero o en especie, como agradecimiento por los favores recibidos de la Virgen de la Sierra. Era el momento, también, de colgar en la ermita los exvotos (normalmente de plata o latón) o de tocar con los estadales el manto de la Virgen.
Lo del 14 y 15 de agosto sí fue a partir de 1913, aunque ese año se hiciera el día 24.
Lo mismo sucede con la fiesta y romería de la Candelaría. Tampoco se celebró por primera vez a comienzos del siglo XX. Hay documentación antiquísima que demuestra su celebración, al menos, desde el siglo XVII. No había subida a la Sierra, sino que todos los actos se hacían en la parroquia.
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