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Ecos de Van Dyck
17.05.11 RINCÓN DE ARTE - Escrito por: José Peña González. Académico Numerario de la Real Academia de Córdoba
Con este titulo tan sugerente la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando presenta en las salas 31 y 32 de su famoso Museo, el segundo de España después del Prado, una antología del pintor ingles con algunas de las obras pintadas por el artista que en su día fueron adquiridas por el duque de Medina de las Torres, nuestro Virrey de Nápoles en 1643, como obsequio para el Rey Felipe IV, quien ordeno fuera colocado en la antesacristía del Real Monasterio de El Escorial.
Entre estas destaca “La Virgen y el Niño con los pecadores arrepentidos”, obra dada por perdida durante siglos e incluso negada la autoría de Van Dyck sobre ella. Afortunadamente el profesor Matías Díaz Padrón, el primer especialista español y uno de los primeros del mundo sobre el pintor ingles, tuvo desde hace tiempo la sospecha que dicho cuadro se encontraba en los sótanos donde se albergan parte de las colecciones de la Academia, que por no estar estudiadas y por falta de espacio no se exponen al público.
Esta obra, la más importante de esta exposición, fue ya aplaudida en su día por Diego Velázquez, aposentador real y pintor de cámara de Felipe IV, quien lo cita como obra del ingles en su Memoria de 1656. Aunque el pintor había muerto en Inglaterra el año 1641, lo que le impidió aceptar una visita a la corte española para trabajar en el Alcázar de los Austrias, sin embargo recientes investigaciones del profesor Díaz Padrón han revelado vínculos entre el artista y el mecenazgo español de la época. El Rey y los Grandes de España se interesan por la obra de Van Dyck que es aplaudida tanto por Velázquez como por el Padre Santos en la “Descripción” que hace de las obras de arte del Monasterio en 1657.
Hasta la guerra de la Independencia, esta obra, junto con muchas otras que los Reyes enviaban desde el Alcázar madrileño hasta el cenobio escurialense, se mantuvo a salvo hasta la llegada a Madrid de José I, quien enamorado del cuadro lo requisa, junto a muchos otros, para constituir la base del futuro gran museo de las artes que quiere construir en Paris su hermano el Emperador. Afortunadamente no sale de España, aunque se pierde su rastro durante doscientos años, dándose además la circunstancia que cuando empieza a tenerse noticias del mismo aparece registrado como “copia de Van Dyck”.
Efectivamente de esta obra hay varias copias en circulación, una de las cuales se muestra en esta exposición, pero los trabajos del profesor Díaz Padrón han demostrado la autenticidad del mismo. El lienzo es la aportación de Van Dyck al énfasis que la Contrarreforma católica pone en el sacramento de la penitencia. Pertenece al periodo italiano el artista y es visible la influencia de Tiziano en el artista ingles adquirida durante su estancia en Italia.
Aparte de esta obra, que es la joya de la exposición , se muestran otras del mismo autor destacando “Los Santos Juanes”, “El martirio de San Jorge”, “San Agustín” ,”La Santa Cena” que recuerda la composición que en su día hace el gran Leonardo para el convento de Santa Maria, “La Sagrada Familia” y “Cristo y la mujer adultera”. Junto a ellas obras realizadas en colaboración durante su permanencia en el taller de Rubens, su maestro reconocido, aunque al final se imponga el estilo más severo de Tiziano frente a la plasticidad rubeniana. Hay también catálogos de adquisiciones de la Real Academia como el de 1817 así como libros y grabados para la enseñanza artística que llevaba a cabo la Real de Bellas Artes de San Fernando.
En definitiva tenemos la oportunidad de contemplar la obra de Van Dyck en la hermosa sede del palacio Goyeneche desde el 17 de mayo al 26 de junio del presente año.
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