|
Averroes, nuestro sabio cordobés
02.07.10 - Escrito por: Antonio Suárez Cabello
El catedrático de Filosofía Medieval, Andrés Martínez Lorca, gran especialista en el pensamiento de al-Andalus, acaba de publicar “Averroes, el sabio cordobés que iluminó Europa”, editado por El Páramo.
El autor ha pretendido en sus páginas aproximarnos al pensamiento de nuestro sabio, en un recorrido que ha ido desbrozando para que nuestro contacto con su figura sea completamente inteligible e inequívoco. Después de la lectura del ensayo, lo que nos sugiere Martínez Lorca, como tarea futura, es leer sus textos y conocerlos directamente, sin ningún intermediario.
Se agradece al escritor del libro el que, no rebajando su calidad, haya abandonado los tecnicismos y planteamientos académicos, ya que apenas existen referencias bibliográficas y elude las notas a pie de página. Para el ensayista “abundan en el mercado bajo la etiqueta de ‘novela histórica’ una serie de subproductos editoriales que ni poseen la creatividad literaria propia del género novelístico, ni la documentación requerida en una investigación histórica”.
El profesor almeriense manifiesta que “uno de los primeros intelectuales contemporáneos que lamentó la secular ignorancia de nuestros filósofos musulmanes y judíos fue el gran escritor cordobés Juan Valera, quien nos dejó esta amarga reflexión: ‘Se diría que cuando los expulsamos los quisimos expulsar para siempre y borrar hasta su memoria de entre nosotros’”.
Andrés Martínez muestra en las páginas de su obra la trayectoria vital de Averroes, forma latinizada de Ibn Rusd; una vida dedicada a la ciencia y al ejercicio del derecho que transcurre entre 1059 y 1126. No falta en el itinerario su condena y destierro a Lucena, siendo califa Abú Yusuf al-Mansur. El autor reconstruye este triste episodio basándose en las fuentes históricas de las que se disponen, creyendo que “la persecución que sufrió Averroes fue una persecución política, disfrazada, como tantas veces en la historia lejana y reciente, de ropaje pseudoreligioso”.
También descubrimos al sabio cordobés en su faceta médica, tal vez eclipsada por los grandes médicos orientales como Al-Razi y Avicena. Martínez subraya que la fama de Ibn Rusd que ha perdurado en el mundo islámico ha sido como jurista, siendo su obra más leída la ‘Bidaya’.
El libro aborda, en su tercera parte, al Averroes filósofo, destacando su contribución al pensamiento medieval diferenciando entre religión y filosofía. Asimismo, el intelectual cordobés traza la importancia de la amistad para la vida del ser humano, distinguiendo las amistades “civiles y sociales” que más allá de la consanguinidad, tejen lazos de fraternidad entre los individuos y los pueblos del mundo. Crítica social y defensa de los derechos de la mujer, en el apartado de ideas políticas, nos revelan posiciones llenas de modernidad.
En la cuarta parte encontramos la huella de Averroes en la cultura europea. No falta, en el apartado de la recepción del filósofo cordobés en la edad media, la reseña a la ‘Divina Comedia’ en la que Dante Alighieri (1265-1321) coloca a Averroes como el gran comentarista de Aristóteles, situándolo entre los más grandes hombres de ciencia del mundo antiguo: Demócrito, Sócrates, Platón, Aristóteles, Ptolomeo, Hipócrates y Galeno. Tampoco falta la reseña del averroísmo en el Renacimiento con el famoso fresco del pintor Rafael Sanzio (1483-1520) “La Escuela de Atenas”, siendo el único filósofo medieval que acompaña a las máximas figuras del mundo antiguo.
Recoge el volumen de Martínez Lorca algunos textos de Averroes como: Cuidado de los niños recién nacidos, Las comidas y su orden, Propiedades del aceite de oliva, Cualidades de la leche, El pan, alimento de calidad, El método en medicina, Salud y enfermedad, El ejercicio físico, conveniente para mantener la salud, Los placeres y su exceso, Los jóvenes y las relaciones sexuales y La tierra es redonda, todos ellos referidos a la naturaleza; La filosofía seguirá existiendo siempre, referido a la razón; o Necesidad de la cohesión social, Crítica a la discriminación social de la mujer, referidos a la sociedad. Las últimas páginas del libro están dedicadas a máximas y sentencias.
Para el autor de ‘Averroes, el sabio cordobés que iluminó Europa’, “su legado literario sigue vio y su testimonio personal continúa siendo, a pesar del tiempo y del olvido, un ejemplo de curiosidad sin límites, de talento inagotable y de dignidad moral”.
|
|
|
|
|
|