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El motivo de esta carta, insistimos, no es la denuncia, simplemente el hacer ver esta triste realidad que se viene percibiendo diariamente en nuestro hospital y que lo pasado tristemente con nuestro hijo sea el último caso de una serie numerosísima que se han ido produciendo desde que se inauguró.
CARTA ABIERTA: QUE NO SE REPITA MÁS - Escrito por:
Alguna información que salió del hospital era tan condifencial que antes que lo supieran el propio interesado y su novia, ya se sabía en la calle. Y no contentos con ello, dicha información la modificaban a su antojo, creando muchísimas especulaciones y mentiras; por poner un ejemplo, que “tenía un virus y le quedaban días” (la maldita rumorología, actividad en la que somos campeones olímpicos. ¡Qué pena…!)
Cuando en Cabra se celebraba el 25 Aniversario de la puesta en funcionamiento del Hospital Comarcal Infanta Margarita y se veían, por los medios de comunicación, rostros satisfechos por tal efemérides de políticos y directivos de dicha entidad, mientras, una familia, la nuestra, estaba viviendo momentos difíciles como los que suponen ver a su hijo sumido en una cruel enfermedad.
Todo empezó con un simple dolor de espalda y una fiebre insistente. La analítica desveló unos niveles altos, lo que propició el paso por las urgencias del hospital.
Lo que parecía una simple preocupación y un paso más o menos rutinario por urgencias, se convirtió de pronto en una auténtica pesadilla a la vista de los primeros resultados de una ecografía y una radiografía.
Un mazazo inesperado nos dejó tan aturdidos que pareció que aquello no iba con nosotros.
Esto sucedió la tarde-noche del 10 de febrero y nuestro hijo quedó internado en la Unidad de Observación.
Al principio nuestra intención consistió en no alarmar al resto de la familia por algo de lo que todavía no sabíamos el alcance de su gravedad.
Pero no contábamos con las habladurías y con la celeridad con que se difundió la noticia, no sólo por el hospital sino también por toda nuestra ciudad.
Cuando todavía nuestro hijo Rafa estaba en observación, esperando su subida a planta, ya a su abuela materna le estaban preguntando, en plena calle, dónde tenía su nieto el tumor. La abuela, una mujer mayor, hipertensa y con diabetes, ya se puede imaginar el efecto que le produjo tal pregunta. Eso sí, quien se lo había preguntado lo sabía de muy “buena tinta”, de un médico del hospital.
A su novia, Raquel, la estaban llamando por teléfono justo al día siguiente para que le certificara si era verdad lo que le habían dicho (gente del hospital) sobre la enfermedad de Rafa.
Pero esto fue solo el comienzo de una serie ininterrumpida de bombardeos; por ejemplo habladurías en el Casino, tomando cervezas, desvelaban “lo último” en el hospital: un chaval de tan solo 26 años estaba gravísimo de cáncer. Los detalles tan exactos del afectado llamó la atención de un familiar nuestro que tuvo que hacer callar a ese “profesional de la medicina”.
Alguna información que salió del hospital era tan condifencial que antes que lo supieran el propio interesado y su novia, ya se sabía en la calle. Y no contentos con ello, dicha información la modificaban a su antojo, creando muchísimas especulaciones y mentiras; por poner un ejemplo, que “tenía un virus y le quedaban días” (la maldita rumorología, actividad en la que somos campeones olímpicos. ¡Qué pena…!)
Médicos, ATS, Auxiliares de Enfermería, Limpiadoras… todos han sacado y divulgado la noticia por todos los sectores de Cabra.
Cuando esto se cuenta de un joven siempre se levanta polvareda pero no se piensa en que esos comentarios también llegan al propio afectado y a su familia y el daño es enorme.
No tenemos pruebas para acusar a nadie en concreto, sencillamente porque no fueron pocos y el dar algunos nombres, aparte de que sería injusto, no conduciría a nada. Pero para quien esté leyendo esta carta, el hecho no le parecerá desgraciadamente novedoso ni mucho menos. Que nos digan quién no ha recibido noticias de trabajadores /as del hospital relatando algo por el estilo.
Esto no puede continuar así ni un momento más.
No obstante, no quisiéramos seguir adelante sin lanzar una llamada de agradecimiento a los muy buenos profesionales que se encuentran también en el Infanta Margarita, que con su trabajo esmerado, personalizado y sobre todo humano, hacen posible que la estancia del paciente allí se le haga un poco más llevadera. Por supuesto que ellos se sienten tan indignados ante tales filtraciones como nosotros. De hecho, hemos contactado con algunos de ellos y nos han animado a seguir adelante en la elaboración de esta carta.
La idea de esta carta denuncia es hacerles ver a todos los trabajadores/as que acostumbran a desvelar este tipo de hechos, con independencia del puesto que ocupen, que su labor es la del cuidado de los enfermos y que el secreto profesional debe ser SAGRADO y les debe impedir difundir cualquier tipo de noticias que conlleve el trato con los pacientes.
Hacemos una súplica a todos estas personas. Queremos suponer que no han medido el riesgo que ha tenido su actitud y no se han percatado del daño que suelen hacer. Y si no lo tienen claro, que por un momento se pongan en el lugar de cualquier persona afectada a ver cómo se sienten.
El motivo de esta carta, insistimos, no es la denuncia, simplemente el hacer ver esta triste realidad que se viene percibiendo diariamente en nuestro hospital y que lo pasado tristemente con nuestro hijo sea el último caso de una serie numerosísima que se han ido produciendo desde que se inauguró.
Seamos cautos todos y entre los profesionales del Centro Sanitario Comarcal y sus usuarios podamos tomar conciencia del daño que podemos ocasionar. Pensemos en todo esto antes de lanzarnos al hablar por hablar. Todos saldremos beneficiados, que ya es mucho seguir adelante luchando contra la enfermedad y además, más tarde o más temprano, todos estamos convocados a pasar por el mismo trance. Y es por aquellas personas que, ahora o en un futuro tengan que afrontar esta terrible experiencia por lo que rogamos encarecidamente respeto, intimidad y confidencialidad, principios que aparecen en nuestro hospital en muchísimos carteles.
Porque un hospital… es un hospital.
Y la vida … es vida.
Y… deseamos que, aprovechando este 25 Aniversario, en un ejercicio de responsabilidad, autocrítica, inteligencia y rectificación, se tomen las medidas correctoras necesarias para mejorar en recursos, eficiencia, productividad, calidad…
Pero sobre todo… en HUMANIDAD.
Bueno, ya está, lo teníamos que contar… Necesitábamos compartir lo que hemos vivido.
Familia de Rafael Manjón-Cabeza Guzmán
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