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FINIS CORONAT OPUS
29.05.2007 - Escrito por: José Peña González
Don Manuel Azaña en plena guerra civil española, cuando se discutía sobre el destino de los cuadro del Museo del Prado para salvarlos de los ataques aéreos de la aviación franquista, exclamo indignado que el Museo del Prado vale por si solo mas que la Republica y la Monarquía juntas. En su sensibilidad no podía entender que se viera el Museo como un argumento más en la guerra incivil de los españoles o que alguien intentara hacer un chalaneo partidista sobre el mismo. Siguió con el máximo interés el traslado de los cuadros y vivió las peripecias de los mismos. Dejo en su Diario la terrible impresión que le produjo el desgarrón de un Goya al rozar el camión en que se transportaba con el saliente de un balconaje en un pueblo remoto de Aragón camino de Cataluña, para resguardarlos en una mina abandonada o en el castillo de Perelada.La hermosa Cibeles había sido cubierta con sacos de tierra y piedra para evitar su destrucción y los madrileños con su ironía zumbona a pesar de los estragos y carencias de la guerra empezaron a llamarle la “linda tapada” con evidente resonancia zarzuelera.
Pero el Presidente Azaña temía que alguna bomba cayera sobre el neoclásico edificio de Villanueva y destrozara para siempre el tesoro artístico que encerraban sus paredes. Hasta que los vio a salvo no descansó. Los cuadros llegaron indemnes a Ginebra y allí, después de una brillante exposición en la que se dieron lamentables espectáculos por parte de una altísima autoridad española, todo el tesoro del Prado fue entregado debidamente documentado e inventariado a las nuevas autoridades de España. El Prado valía más que la República y la Monarquía y también más que el nuevo régimen surgido tras la victoria. Hace pocos meses se celebró en la misma sede del Museo una exposición para recordar la situación del mismo durante la guerra, y las medidas tomadas para evitar su destrucción. Hoy cuando el Museo ha ampliado su sede con la incorporación del claustro de los Jerónimos y la ampliación del llamado Cubo Moneo , estamos ante un nuevo Prado que se añade al de siempre sin solución de continuidad. Cinco años de trabajo, dos gobiernos, uno del PP que lo inicia y otro del PSOE que lo concluye como elegantemente supo reconocer la egabrense Ministra de Cultura, Sra. Calvo Poyato, miles de metros cuadrados incorporados, un presupuesto quintuplicado que se justifica porque ante obras como el Prado, que vale mas que todos los gobiernos juntos y cualquiera que sea su color político, hay que hacer lo que se deba aunque debamos lo que se haga. Hemos tenido la suerte de que asi haya sido entendido por los responsables del Ministerio de Hacienda. La obra ha sido un acierto, un necesario acierto que permitirá contar con nuevas salas para exposiciones temporales, salón de actos, librerías, bibliotecas, tiendas de objetos artísticos etc. El Prado lo necesitaba y los españoles en general y los aficionados al arte en particular lo merecíamos. Un parterre cubre con su verde esperanza el transito de lo antiguo, el Prado de Villanueva no es viejo, a lo nuevo y moderno de Moneo y la esplendidas puertas de Cristina Iglesias sirven de pórtico a la esperada obra. La deseada y discutida ampliación del Prado es ya una hermosa realidad y en ella, para orgullo de los egabrenses, hay dos presencias de Cabra: la del Duque de Soria como Presidente del Patronato del Prado y la de la Ministra de Cultura.
José Peña González.
La Opinión. 30 de mayo 2007
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