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1982-2007. 25 años CERCA DE TI: El Pasado
Un artículo de federico izquierdo carrasco - Escrito por:
Nuestro colaborador Federico Izquierdo nos acerca en esta sección una visión sobre el pasado, presente y futuro del Hospital Infanta Margarita, en el que ejerce como especialista en Ginecología. En el año 2000 obtuvo el grado de Doctor con la calificación de sobresaliente Cum Laude y en 2001 recibió el Premio Juan Valera 2000 por su trabajo ”La mortalidad en Cabra durante la Restauración (1875-1924)”. Dentro de unos días presentará un nuevo libro sobre la historia de nuestro Hospital.
No sabemos si como en el famoso tango VOLVER que tantas veces hemos oído, la vida es o no es un soplo, y veinte años no es nada, o por el contrario son muchas, muchísimas cosas.
Hoy quiero aprovechar mi tribuna y su tiempo para relatarles el primer capítulo de tres (pasado, presente y futuro) que quiero dedicar al Hospital Infanta Margarita con motivo de los 25 años de su inauguración.
Aunque no se pueda precisar una fecha concreta de cuándo surge la idea de establecer un hospital de la Seguridad Social en Cabra, creo que la idea principal definitivamente toma cuerpo a mediados de los años 60. Cabra siempre fue una ciudad que gozó de la existencia de una institución hospitalaria y unos servicios médicos envidiables, bien públicos bien privados. Pienso que la evidente decadencia, tanto conceptual —la medicina ya no se podía practicar bajo esas premisas— como arquitectónica —el edificio era una pura ruina—, del hospital de Beneficencia, actuó de revulsivo en los poderes municipales para intentar buscar por todos los medios posibles que Cabra fuera la elegida para aquel proyecto de una institución sanitaria hospitalaria que desde hacía años venía prometiendo el Instituto Nacional de Previsión para el sur de la provincia.
El cúmulo de gestiones que los distintos alcaldes egabrenses hicieron rellenan folios y folios de las actas capitulares; sin embargo, desde mi modesto conocimiento son tres personas, los alcaldes don Manuel López Peña y don Eduardo Rueda Nogueras y el concejal de sanidad de ambos, don Juan Pérez Marín, los verdaderos artífices políticos de la confección de un expediente que a la postre no dejó ningún margen de duda sobre los méritos de la ciudad de Cabra para que en ella se localizase la nueva institución. Cuando un bien es escaso o en este caso único, pueden ser muchos los que se sientan con derecho a él, pero sólo puede ser para uno; podemos o no podemos hacer cuando nos conviene un ejercicio de virtuosismo ético y la boca se nos puede llenar de justicia con mayúsculas, pero con José Solís o sin José Solís —y él sin lugar a dudas ayudó—, nadie reclamó hasta principios de 1976, para sí la localización del hospital. Sin embargo, ya no era posible, o así se estimó, partir de cero y el 2 de abril de 1976 el Consejo de Ministros que se celebró en Sevilla, presidido por el Rey don Juan Carlos que estaba de visita por Andalucía, aprobó la inversión necesaria para su instalación en Cabra.
Después vendría la adjudicación de las obras a la empresa Ramón Beamonte, la alegría que representó para los egabrenses la comunicación de esta noticia el mismo día de la bajada de la Virgen, la agria polémica que desata el diario El País el día 19 de septiembre con la publicación de un posible favoritismo en la adjudicación, momento en el que empieza la tan traída y llevada falsificación del mapa-croquis de la comarca. La suspensión de pagos de la empresa constructora e interrupción de la obra es otro jarro de agua fría para los egabrenses. Es como, si ustedes me permiten la licencia poética, el hospital no tuviera buena suerte. Las obras tardan más de lo debido en reiniciarse, y cuando se comienzan la crisis económica de finales de los 70, se ha llevado por delante varias plantas y un número importante de camas. Pero bien está lo que bien acaba, y ya estamos en 1982.
Parece mentira que sólo haga 25 años desde entonces. En política, acabábamos los andaluces de votar el primer Parlamento Andaluz, la UCD al mando de Leopoldo Calvo Sotelo, seguía naufragando estrepitosamente y ya se vislumbraba la victoria socialista de Felipe González en octubre. Es el año de la rotura de la presa de Tous y las grandes inundaciones que trajo consigo en el Levante español y del accidente de aviación en el aeropuerto de Málaga cuando un avión al despegar sufre un accidente y queda atravesado en la autovía. En el plano internacional, sigue la interminable guerra árabe israelí, es el año de los ataques sobre los campos de refugiados de Sabra y Shatila; en Sudáfrica sigue la segregación racial; es el año de la guerra de las Malvinas. Aunque parezca mentira, en 1982 no existían los móviles, aún habríamos de esperar a 1985; son los años en los que se generaliza el uso de los mandos a distancia para televisiones y todos compramos un vídeo VHS o Beta, el PC comienza a entrar en nuestros hogares y es declarado “hombre del año” por la revista Time, y comienza a hablarse de los CD. Se inaugura Torresespaña, “el pirulí”, y uno de los primeros actos que retransmite es el Mundial de Fútbol que se celebra en España, —¿recuerdan al naranjito?— como no con victoria para la fullera Italia. Es el año del estreno de la película ET. España recibe a Juan Pablo II en octubre. Nacen David Bustamante y el primero de los hijos de Lady Di, y fallecen, entre otros, Paco Martínez Soria y la princesa Grace Kelly. Para terminar el Premio Nóbel se le entregó a tres investigadores por aclarar el mecanismo de acción de la Aspirina: la regulación del metabolismo de las prostaglandinas.
La situación de la Subbética, aunque en aquel entonces como tal mancomunidad no existía, era la de una comarca eminentemente agrícola, con un tejido industrial mínimo, la mayoría en relación con la transformación de la aceituna, el vino y algo el trigo. Una infraestructura viaria con muchísimas deficiencias en la que los baches y las curvas eran lo predominante. Unos transportes públicos escasos. Los servicios que los ayuntamientos prestaban a sus ciudadanos eran mínimos (agua, alcantarilla, basura,…) nada que ver con los que hoy ofrecen a nivel social, cultural, educativo, etc.
En el ámbito sanitario, en la mayoría de las poblaciones, y no tomen la ciudad de Cabra como referencia porque ya les decía que ella siempre fue privilegiada, nos encontramos con unos médicos generales, con unos medios muy escasos a su disposición, que pasan consulta en sus casas o en algunas dependencias que el ayuntamiento les habilita,… que apenas tienen la posibilidad de pedir exploraciones radiológicas o analíticas, o solicitar una consulta con especialistas sin originar grandes desplazamientos y trastornos en la vida diaria de sus pacientes. Los partos en los sitios más afortunados se asisten en pequeños hospitalitos con financiación municipal o de la diputación, en algunas clínicas privadas, que a la postre no dejan de ser casas o pisos reformados para la ocasión, o en muchas ocasiones en los propios domicilios por las matronas de los pueblos. Apenas existe control del embarazo, apenas existe fuera de las vacunas control del niño sano,… apenas existe nada. Al echar la vista atrás casi nos parece mentira que sólo estemos hablando de 25 años.
Con el Hospital Infanta Margarita llega a la Subbética, a pesar de todas las deficiencias que tanto antes como ahora pudiesen atribuirnos, unas más ciertas que otras, la MODERNIDAD. A partir del 12 de mayo, día que nace Margarita de la Sierra, todos los pueblos del sur de la provincia de Córdoba, todos los ciudadanos de la comarca, toman nota de que existe otra manera de afrontar sus problemas sanitarios.
Federico Izquierdo Carrasco
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