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Ocho años siendo el mayor de sus hermanos
05.04.09 - Escrito por: Mateo Olaya Marín
Hemos querido acercarnos al que desde el 2001 ha ocupado la cabeza de la Junta de Oficiales de la Cofradía del Huerto, para que nos transmita su experiencia, sus conclusiones y, sobre todo, sus nuevas miras. Porque José María es un cofrade de fondo, no de velocidad, incansable, amigo de los pasos firmes aunque éstos no necesariamente lleven por el camino más corto.
ENTREVISTA A JOSÉ MARÍA TRON MORENO
Ocho años siendo el mayor de sus hermanos
Cuando el paso de la Oración en el Huerto atraviese por segunda vez el dintel de la puerta de la Asunción y Ángeles este Domingo de Ramos, habrá una persona que sentirá cómo su ciclo de ocho años al frente de la hermandad de sus amores llega a su fin. No será un adiós, eso lo sabemos todos, sino un hasta luego. José María Tron Moreno pronto dejará de ser Hermano Mayor del Huerto, pero en su corazón y sentir cofrade permanecerá el mayor de los deseos: continuar trabajando y colaborando con su hermandad. Son muchos los años que José María lleva engrosando las filas de hermanos del Huerto. Al poco tiempo de ingresar en la cofradía, allá por el ocaso de los ochenta, lo hizo también en su Junta de Oficiales. Desde entonces no se ha separado ni un milímetro de los diversos equipos humanos que han ido rigiendo los designios de la hermandad.
El cofrade, ¿nace o se hace?
Muchas veces se dice que esto “se lleva en la sangre”, pero creo que el buen cofrade se hace cuando cumple con la raíz latina de esta palabra –co-frater- y es un auténtico hermano, aprende de y con los demás y comparte lo que sabe y siente con ellos.
Desde tu infancia has respirado cofradías por doquier... ¿Qué recuerdos guardas de esta etapa?
Hasta donde me pueda alcanzar la memoria, los recuerdos son de paseos de la mano de mis padres por cultos, actos, conciertos, proyecciones, cuartelillos… de cercanía familiar con la Cofradía del Silencio y de vecindad con la Soledad, de Virgen de los Remedios en Miércoles Santo, del Huerto saliendo de las Franciscanas en madrugada siguiendo la estela de una Cruz de forja, de los programas y transmisiones de Radio Atalaya, y de jugar a las procesiones hechas con cajas de zapatos o cualquier otra seudo canastilla con mis hermanos por el pasillo de mi casa (ahí también ejercía de hermano mayor, claro).
Pero lo más importante para tu vida como cofrade estaría por llegar. ¿Cómo ingresaste en la hermandad del Huerto? ¿Tuvo algo que ver esa alineación de casualidades que a ti tanto te gusta observar en los acontecimientos vitales?
La atracción fundamental fue la imagen de Jesús de las Penas, casi recién llegada a Cabra, a lo que se añadía su grupo escultórico, la solemnidad de su paso, todo tenía un aura especial, un sello que atraía. Una vez dentro, fue cuando comenzó el tránsito de aficionado a la Semana Santa a cofrade, el conocimiento de la experiencia de hermandad.
Desde tus inicios hasta ahora, la hermandad ha experimentado una gran evolución. ¿Qué cambios fundamentales resaltarías?
Como una cofradía la hacen los hermanos, destacaría la evolución en número y calidad en sus filas y su participación activa y numerosa. Hitos como la capilla y retablo en la Asunción, la Casa de Hermandad o el nuevo paso, no son sino puntas brillantes de un iceberg de esfuerzos y sacrificios, trabajos compartidos, granos o rocas de arena que no han hecho sino fortalecer la hermandad al constituir retos conjuntos de los que todos nos sentimos partícipes.
Pareciera como si la cofradía no pudiera despojarse de su siempre condición de colectivo con proyectos y objetivos de enjundia. Siempre en una especie de progreso intenso. ¿A qué crees que se debe? ¿Es que, por decirlo de algún modo, los cofrades del Huerto tienen por definición una predisposición a ello?
No es más que el fruto de nuestro interés y amor por la cofradía, no es algo que se guarda como la túnica tras la procesión, sino que forma parte importante de nuestro día a día. La magnitud de los proyectos puede obedecer a un planteamiento serio de los mismos en los que las prisas y la improvisación no tienen cabida, sino la visión de futuro, de que simplemente somos un peldaño de una escalera infinita o uno más de los eslabones de una cadena. No obstante, también pienso que el fin de la Hermandad no es sólo estrenar y proyectar, tener sueños y poder cumplirlos, porque sentirte como en tu casa, en familia, en cualquier cita de la hermandad, sin más, no tiene precio. Pero claro, precisamente de ahí surge el imparable afán de mejorar. Creo que la clave está en no tomarse esto como una carrera de velocidad, sino de fondo, y, por supuesto, con relevos.
Después de ocupar diversos cargos en la Junta de Oficiales, decides presentarte a Hermano Mayor. ¿Qué te movió? ¿Sirvió de acicate el contar con un equipo humano de jóvenes muy embebidos en la Semana Santa?
Me movió el relativo conocimiento de la hermandad que se puede tener y la confianza que te puede dar pertenecer a su Junta hasta ese momento durante una década, de haber pasado por distintos cargos y conocido distintas formas de actuar. Y de encontrar, por supuesto, personas que, aún siendo muy diferentes entre sí, tenían y tienen algo “invisible” en común que les ha hecho estar ahí. El contar con un equipo así, fue condición sine qua non para hacer frente a esa responsabilidad, y si se ha llegado hasta este momento es gracias a que ello ha sido una constante durante estos años.
Tu trayectoria en la hermandad es el perfecto ejemplo de un joven que se integra y que con el paso de los años, en su madurez, acaba ocupando el cargo de más responsabilidad. ¿Qué le dirías a los actuales componentes de esa juventud del Huerto, muchos de los cuales están dentro del Grupo Joven?
Pues que nuestra hermandad siempre ha tenido a la juventud como nota característica y esperamos que así siga siendo, que muchos de ellos hacen felices a sus padres al ver que encuentran en el seno de la hermandad un lugar que les atrae y acoge y por que el quieren trabajar y en definitiva, todos son motivo de orgullo para el resto de hermanos cuando vemos en ellos ilusión y verdadero amor por la cofradía. A esos jóvenes, tanto a los “agrupados” como a los que no lo están, les animo a ofrecer lo mejor de sí mismos a la hermandad, seguro que esta les devolverá el doble.
Sin duda el proyecto capital de tu mandato ha sido el nuevo paso. Coméntanos, someramente, cómo fue el proceso de gestación. ¿Qué buscaba, concretamente, la hermandad?
Se quería conseguir que el Misterio del Huerto pudiera procesionar en un paso acorde con su barroquismo y dimensiones, sin desmerecer el antiguo, que marcara época cuando muchos de nosotros ni pertenecíamos a la Hermandad. Se buscaba poder ampliar la cuadrilla, una talla de calidad, una cuantía económica que se pudiera asumir… se buscaban tantas cosas difíciles de conjugar… y sin embargo la solución la encontramos de la forma más insospechada. Recorrimos talleres de al menos tres provincias, barajamos mil y una posibilidades y resulta que la solución estaba en casa, en un miembro de la cofradía y en otra persona que poco tardó en serlo. Se convirtió en algo más que la ejecución de un paso, para pasar a ser todo un proyecto con el que hacer auténtica hermandad, de hecho, nadie nos ha puesto el talonario en blanco sobre la mesa, sino que muchas pequeñas ayudas han hecho una gran obra.
Tu papel tanto de comunicador, como de Hermano Mayor, te permite estar en una situación diferente, especial, pero también delicada. ¿Hasta qué punto el periodista puede desprenderse de su condición de Hermano Mayor a la hora de comunicar, escribir y opinar?
Intentado separar profesión y devoción, de la misma forma –imagino- que un presentador deportivo procura ser ecuánime aunque tenga sus colores, pese a que mentes retorcidas quieran buscar la aguja en el pajar. También sabiendo dónde se está en cada momento y no usando los medios que se tengan al alcance para favorecer o perjudicar a quien interese en cada momento. Y respecto a opinar, creo que a la gente no le importa tanto lo que uno piense como el poder ofrecerle el abanico de lo que opinan los demás. Cuando uno representa a un colectivo, quizá debe sacrificar parte de sus puntos de vista para aglutinar las diversas opiniones.
¿Algún grato recuerdo que guardes en estos ocho años? ¿Y un recuerdo menos grato o alguna situación difícil?
Como dije antes, creo que la cofradía siempre te devuelve mucho más de lo que tú hayas dado, por eso, a cada momento de cierta dificultad o preocupación le hacen sombra innumerables sensaciones y emociones. La insospechada “primera levantá”, cada Domingo de Ramos de principio a fin, las satisfacciones de cada meta conseguida, los emotivos testimonios de hermanas y hermanos que se han encomendado a Él en algún momento… han sido dignas de llevar en el corazón. Hemos sido afortunados en no encontrarnos con demasiadas dificultades, y las que han aparecido no han hecho sino hacernos más fuertes.
A modo de retrospectiva, ¿qué se te viene a la cabeza cuando echas la vista atrás y repasas como una película estos ocho años tan especiales en la hermandad del Huerto?
Esa película tiene un reparto amplísimo, unas veces ciertos actores han aparecido más en escena y otras veces lo han hecho otros. El guión lo han escrito los propios hermanos bajo la inspiración de Nuestros Titulares. Con la banda sonora de “Jesús de las Penas” y “Orando en Getsemaní” se sucede la trama de muchas historias personales y de todo tipo. Un caminar por la vida, un crecimiento paralelo tanto en las propias vidas como en la trayectoria de la cofradía. Lo mejor es que más que una película, todo el tiempo que ha pasado no es más que otro capítulo de una serie sin final.
Pero no podemos eludir tu condición de cofrade, con mayúsculas, más allá de la hermandad de tus amores. Dado tu bagaje y experiencia, ¿qué opinión te merece la situación actual de nuestra Semana Santa y su evolución?
Bueno, ya en la penúltima pregunta, debo de aclarar que creo que, por tu generosidad, te has excedido bastante en los calificativos que me has dirigido, de muchos de ellos no creo ser merecedor, más bien lo son todos los que han colaborado y arrimado el hombro.
Sinceramente, sigo considerándome novicio en este mundo cofrade, porque casi no hay día en que uno no se sorprenda, tanto positiva como negativamente. Nuestra Semana Santa ha ganado en su presentación artística, seriedad y organización. Muchas juntas y hermanos se toman en serio el funcionamiento de la institución de la que son responsables. A pesar de los agoreros que dicen saber mucho y demuestran bastante desconocimiento, la vitalidad de muchas cofradías se regenera por sí sola, no sin esfuerzo y voluntad de apertura, que es lo que se añora en otras. Quien siembra recoge, salvo que las semillas se las lleve el viento.
Por último, José María, respóndenos a estas preguntas breves, dejando a un lado tus inclinaciones propias de hermano del Huerto y proyectando tus gustos a esa visión tan general y cosmopolita que tienes de la Semana Santa.
Una Dolorosa
Una que sólo lo es a la mitad, la Macarena, porque su otro lado sonríe. Pero me es imposible no decir también: Soledad.
Una imagen de Cristo
Difícil elegir entre Gran Poder y Pasión.
Una marcha procesional
Saeta Cordobesa, Virgen de Piedra.
Una ciudad en Semana Santa
Por supuesto, Sevilla.
Una calle
José de Silva y cualquiera parecida en cualquier otro lugar.
Un paso de palio
Todo aquel que tenga estilo, sea proporcionado, lo lleve una buena cuadrilla y lo acompañe mejor banda.
Un paso de Cristo
El del Cristo de la Sed de Sevilla. Me gustan muchos más pero este es el que más recientemente me ha impactado.
Gracias por tu atención
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