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LA SEQUÍA DE TUS ENTRAÑAS
08.03.2007 - Escrito por: Felipe Osuna Manjón-Cabeza
Menuda impresión la que me pude llevar al contemplar la sequía de tu cauce, el líquido de la vida ya no brota por tus venas, los cabellos plateados que serpenteaban por tu venero cayeron cuando te quitaron la vida. Tú, fuente de vida, te has vuelto vieja, las circunstancias han sido tu verdugo y ahora ¿díme qué eres?, ya no tienes ni lodo en tu fondo, ya no eres espejo de la luna...Condenada a la muerte años atrás, los verdugos sin piedad te han quitado la vida a base de inyecciones, cada cual más dolorosa, hasta llegar a lo más profundo de tus entrañas. Has dado de mamar a numerosas generaciones, has alimentado a tantos vecinos de tu pueblo y ahora ¿qué será de nosotros sin la presencia de aquello que te daba la vida? Resignada, ni tan siquiera lloras pues no te quedan lágrimas para hacerlo.
Dicen que una fuente es manantial de vida, pero ¿qué pasa cuando se seca? Todos sabrán a lo que me estoy refiriendo en este doloroso artículo, en el que quiero reflejar la impotencia que sentí al asomarme al manantial de la Fuente de las Piedras y no poder contemplar mi rostro reflejado en el agua. No hay agua, ha desaparecido por completo absorvida por gentes sin escrúpulos que la han extraído a base de sondeos incontrolados, pozos ilegales con los que se riega un cultivo de secano como es el olivar.
Recuerdo como hace unos años el pueblo entero se levantó cuando la administración mostraba su intención de llevarse el agua de la Fuente del Río, una manifestación recorría las calles de la ciuadd en la que se apreciaban pancartas con la inscripción ”Agua, que me seco”. Ahora, ¿quién se ha levantado? en fin, si un manatial se seca hoy en día se puede recurrir a la técnica de renovarlo mediante una simulación como si se tratase de un lago artificial, seguro que no se nota a vista de los que ingenuamente desconocen los motivos fundamentales que han originado la sequía de su cauce.
Pozos, pozos y más pozos, que el agua escasea y hay que sacarla de cualquier parte y si para ello hay que destruir lo que la naturaleza ha creado pues... ¡qué se le va a hacer si más se perdió en la guerra!
La locura creada por el consumismo y la superproducción no conoce límites y es motivo de vergüenza que aquellos que deben preocuparse por proteger nuestro patrimonio natural ni siquiera se molesten en buscar las causas de este crimen.
Ahora ha sido la Fuente de las Piedras, me pregunto ¿qué será lo siguiente?, la Fuente del Río, Jarcas...
No obstante y tras las conversaciones mantenidas para conocer los motivos fundamentales que han generado esta situación, todavía mantengo la esperanza de que esta ”fuente de vida” resucite y que aquellos que hayan tenido algo que ver con esta situación sean interceptados en plena faena y condenados a reponer el destrozo, aunque sea a cubetazos.
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