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EL MUSEO DEL TRAJE
02.03.09 - Escrito por: José Peña González
En la ciudad universitaria madrileña, rodeada de Facultades y Escuelas, en medio de miles de jóvenes que aspiran a ser muy pronto titulados universitarios, se levanta como una especie de oasis de paz este Museo del Traje tan interesante como desconocido. Frente a los campos de deporte de la Complutense, en la amable vecindad de la Escuela de Arquitectura, un moderno edificio de amplias cristaleras recoge , entre otras cosas, las piezas que en su día , allá por el año 1927, formaron el Museo del Traje Regional e Histórico. Tras muchas vicisitudes, hoy se agrupan en lo que fue el año 1975 Museo Español de Arte Contemporáneo y desde 2004 Museo del Traje.
El Museo cuenta en la actualidad con una exposición permanente que alterna con las temporales, todas ellas relacionadas con el traje y los aditamentos y complementos necesarios para el vestir. La Permanente, de incalculable valor etnologico, despliega de forma casi cinematográfica, la historia de la vestimenta del ser humano desde sus orígenes a nuestros días. A lo largo de 14 áreas perfectamente diferenciadas, podemos seguir paso a paso la evolución de una de las facetas culturales más importantes y no siempre suficientemente valoradas de la humanidad.
Las primeras piezas se remontan al siglo XVII, el llamado por Spengler, “el siglo español” donde todo, la moda incluida, llevaba nuestro sello. Es el traje serio y recatado de la época de los Austrias que pronto cederá el testigo a la moda francesa. Rocroy no fue solo la perdida de la hegemonía española en el terreno político, militar y diplomático, sino también en el resto de las manifestaciones culturales, y hoy nadie discute que la moda, la forma de vestir y actuar en sociedad es una de las refinadas manifestaciones de la civilización. La aparición de la burguesía, su toma del poder político, la alianza con la vieja aristocracia es perfectamente observable en los trajes de época. Romanticismo y neoclasicismo, revolución francesa y política conservadora de la Santa Alianza inspirada en Meternich dejan su impronta en la forma de vestir y a ves en la de pensar. Ya el P. Isla nos recordaba con el afrancesamiento de las clases privilegiadas españolas que él había conocido en Madrid a una marquesa que aprendió a estornudar a la francesa. Junto a estas salas de clara influencia extranjera en lo que al vestir se refiere, la Permanente recoge una extraordinaria colección d trajes regionales que en su día fueron la base del primitivo Museo que el año 1934 formo la colección del Museo del Pueblo Español instalado en Barcelona. Dentro de este ámbito se encuentra el legado Fortuny, entre cuyas piezas se encuentra la celebrada “Delfos”. El siglo XX aporta la nueva moda, mucho más pragmática, con rasgos muy propios de la belle epoque y posteriormente la alta costura que tiene como gran icono al donostiarra Balenciaga, quien junto a Pedro Rodríguez y Pertegaz marcaron toda una época. Los tiempos presentes con la moda pret a porter pone ante nuestra mirada la última manifestación de una evolución en el vestir que no es sino el reflejo de las transformaciones experimentadas en la sociedad.
En las exposiciones temporales destacan la de Missoni, paradigma de la investigación italiana en el campo de los textiles, la originalísima de Candela Cort de tocados inspirados en los grandes cuadros de la pintura universal, la casa de muñecas y miniaturas y una muy especialmente interesante para nosotros, los cordobeses, la antológica de nuestro paisano Elio Berhanyer, un cordobés universal que supo hacerse un puesto de honor entre los grandes de la moda del mundo.
La posibilidad de contemplar todo ello justifica una visita a este no muy conocido museo que puede proporcionarnos gratísimas emociones y que en su contenido hace de este rincón de la Complutense un autentico paraíso estético.
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