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La Senda de Enmedio: un camino con mucha historia
16.08.25 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
En todas las ciudades hay rincones que, sin ser monumentos ni grandes avenidas, guardan un valor especial en la memoria colectiva.
En nuestra ciudad, uno de esos lugares es la Senda de Enmedio, un sencillo camino que conecta la Avenida González Meneses con la Acera del Cautivo, a la altura del parque Manuel Piedra "El Zeta".
A primera vista puede parecer una vía más, pero basta con rascar un poco en la historia para descubrir que este sendero lleva más de siglo y medio acompañando la vida de los egabrenses.
Un camino con nombre propio
El nombre de "Senda de Enmedio" aparece en documentos, mapas y hasta en novelas desde el siglo XIX. Se creó en torno a 1849, siendo alcalde constitucional de la entonces villa de Cabra José Alcántara-Romero Texeiro (que durante más de ocho años, tuvo un mandato muy fructífero). Entre sus actuaciones estaba la calzada del camino de San Francisco (actual Avenida de Andalucía) y la de la senda de Enmedio. En esa época fue cuando la villa de Cabra pasó a ser «muy leal ciudad» por R.D. de la reina doña Isabel II.
El escritor egabrense Juan Valera, en su novela El Comendador Mendoza (1876), ya la menciona como la "senda del medio", describiendo cómo los protagonistas caminaban por allí recogiendo flores y escuchando el canto de los pájaros.
También la encontramos mencionada en el testamento de Manuel de Vargas y Alcalde cuando hace donaciones al Real Colegio y Fundación Aguilar y Eslava de la huerta de la Senda Enmedio (Campo Chico).
En un mapa de Cabra y su término, del Instituto Geográfico y Estadístico (h. 1892), encontramos señalada la Vereda de Enmedio, al lado de la Plaza de Toros y la Vereda de la Cruz del Atajadero.
Ya en el siglo XX la denominación se consolida. Por referencias posteriores, en la obra de Nicolás Albornoz (Historia de Cabra 1909), todo apunta que la popular senda se iniciaba en el entorno de la actual esquina del Paseo con el colegio Virgen de la Sierra.
A lo largo de los años, su nombre se ha escrito de varias formas: "del medio", "en medio" o "enmedio". Todas son correctas, pero la gente de Cabra siempre la ha reconocido como la Senda de Enmedio, y así ha quedado grabada en la memoria popular.
Entre huertas, acequias y paseos
Durante décadas, la Senda fue el acceso natural a una de las zonas más fértiles de la vega alta egabrense. Aún hoy, quedan vestigios de las Huertas alineadas, corre el agua fresca de las acequias y el aire se llena de los aromas y sonidos del campo. Es una verdadera riqueza contar con este vergel en medio de la ciudad y como contraste del ibérico secano que nos rodea.
No es de extrañar que tantos poetas, pregoneros y cronistas la mencionaran en sus escritos. Nicolás Albornoz, en su Historia de Cabra (1909), la describía como un ameno paseo entre huertas, y ya en el siglo XX, autores como Granados Atalaya o Manuel Ruiz Madueño y muchos otros evocaban su belleza en artículos, pregones y versos.
Para los vecinos, además, era una ruta práctica y cotidiana: muchos la usaban como camino rápido hacia la estación de ferrocarril de Cabra. Desde allí se bajaba más ágilmente que por la actual avenida Andalucía o camino de san Francisco, atravesando la vega hasta enlazar con la vía del tren. Para generaciones enteras, esa senda fue la antesala de viajes, despedidas y regresos.
Del recuerdo a la actualidad
Con el crecimiento urbano, la Senda de Enmedio fue transformándose: pasó de ser un camino de tierra rodeado de huertas para ir a la estación, a convertirse en una vía cómoda que une barrios y conecta con espacios muy transitados. Aun así, conserva el sabor de antaño.
En distintos momentos, el Ayuntamiento ha intervenido para adecentarla, embellecerla y mantener su sentido peatonal, siempre consciente de que no es un simple trazado urbano, sino un lugar cargado de significado. Incluso se ha llegado a rotular con versos y poemas, recordando la huella cultural que ha dejado.
Un símbolo de la memoria popular
Más allá de la historia oficial, la Senda de Enmedio o la "Senda Enmedio" representa algo muy importante: la fuerza de la memoria colectiva. Su nombre no fue impuesto desde arriba, sino que nació del uso popular y se mantuvo vivo en la tradición oral, los escritos locales y, sobre todo, en la costumbre de recorrerla.
Caminar hoy por ella es casi un pequeño viaje en el tiempo: podemos seguir viendo a los hortelanos en sus tareas, a los niños corriendo entre acequias, o recordar a aquellos viajeros con maletas camino de la estación, para coger el tren.
Por todo ellos la Senda de Enmedio es patrimonio vivo de Cabra: un camino que une pasado y presente, memoria y vida cotidiana. Y que, como tantos senderos cargados de historia, nos recuerda que el alma de los pueblos se guarda también en los nombres sencillos y en los lugares que parecen modestos, pero que son, en realidad, auténticos tesoros de identidad.
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