Ya se van los pastores
a la Extremadura,
ya se queda la sierra
triste y oscura,
ya se queda la sierra
triste y oscura.
Ya se van los pastores,
ya se van bajando;
más de cuatro zagalas
quedan llorando;
más de cuatro zagalas
quedan llorando.
Nos encontramos ante una conocidísima canción, cuya datación es difícil por su antigüedad. Díaz Gragera, en su estudio «Canciones de ida y vuelta. La transhumancia de la música tradicional» (1), recoge los primeros registros editoriales (publicados): en La montaña de León. Cien canciones leonesas de Eduardo González Pastrana, de 1935; y en el Cancionero musical popular español de Rodolfo Halffter, de 1939. Concretamente, Díaz Gragera reproduce el texto de esta segunda publicación (2) y en él encontramos las dos estrofas que componen nuestra grabación, con la única variante del verbo «bajando» en lugar de «marchando».
Una curiosidad del estudio de Díaz Gragera es que aporta un mapa de España con las cañadas reales y la localización de la canción «Ya se van los pastores» por ellas, lo que permite intuir posibles «recorridos». En el mapa, pasan por Córdoba y su campiña una nacida en tierras de La Rioja y de Soria; sin ser nada definitivo, puede ayudar a comprender cómo se difundió y que la que aparece recogida en el Corpus de Literatura Oral de la Universidad de Jaén esté registrada en Burgo de Osma, Soria (tomada del archivo de la Fundación Joaquín Díaz), en la ruta hacia el sur. En este Corpus también hallamos dos versiones de Alcalá la Real. Con valor comparativo, nuestra versión comparte los versos finales con la de Burgo de Osma y con una de Alcalá la Real (3).
Sea como sea, la informante, cuyo nombre no anotamos o hemos perdido, nos señaló que en Lucena la cantó como villancico el Orfeón lucentino para la Pascua. El Orfeón llegó a ser uno de los grandes coros de Andalucía, a finales de los años 20; creado en 1927 (4), a instancias del alcalde lucentino don Antonio Víboras, tuvo como director al maestro Rafael Benedito, que también dirigía la Masa Coral de Madrid, y llegó a tener más de 300 voces; en la prensa aparece frecuentemente como los Coros Lucentinos. Los actos musicales por los que trascendió más allá de Despeñaperros fueron las actuaciones en Córdoba y en Málaga en 1928 (5). Por lo tanto, en esta década de los 20 del siglo pasado, nuestro texto se puede situar en Lucena, gracias al impulso de los Coros Lucentinos.
NOTAS:
(1) DÍAZ GRAGERA, Diego (2020): «Canciones de ida y vuelta. La transhumancia de la música tradicional», en El Hinojal. Revista de Estudios del MUVI (nº 14), pp. 8-45.
(2) Reproducimos aquí el texto también:
Ya se van los pastores
a la Extremadura;
ya se queda la sierra
triste y oscura.
Ya se van los pastores
hacia la majada;
ya se queda la sierra
triste y callada.
Ya se van los pastores,
ya se van marchando;
más de cuatro zagalas
quedan llorando.
Lucerito que alumbras
a los vaqueros,
dale luz a mi amante,
que es uno de ellos.
Lucerito que alumbras
a los pastores,
dale luz a la prenda
de mis amores.
Ya se van los pastores
volverán cantando
los amores que dejan
ahora llorando.
(3) En Alcalá la Real: https://corpusdeliteraturaoral.ujaen.es/archivo/2061c-ya-se-van-los-pastores
En Burgo de Osma: https://corpusdeliteraturaoral.ujaen.es/archivo/2008c-ya-se-van-los-pastores
(4) Diario de Córdoba (27-10-1927), p. 1.
(5) Diario de Córdoba (18-8-1928), p.2, y La voz (21-8-1928), p. 4. También aparece reflejado en diarios nacionales como El Sol, La Nación y La Unión.
Recordatorio: estas grabaciones se realizaron en Lucena (Córdoba) entre 1999 y 2003. Las canciones populares comparten espacios distintos, desde la misma provincia de Córdoba y Andalucía hasta el resto de España e, incluso, Hispanoamérica.