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Ruido para el Silencio
18.01.09 EPOPEYA - Escrito por: Eduardo Luna
Las personas somos como estados unilaterales y democráticos, republicanos o dictatoriales cuando nos interesa o así lo preferimos, para martirio personal de cada uno de nosotros. Cristine Ferguson llegó a la redacción, me pidió un café muy cargado, se encendió un cigarrillo y sugirió con su voz ronca y profunda que bajáramos una vez más a la estación, tenía que llorar por la boca y hablar por sus ojos, no soportaba más la presión.
Ferguson era nuestra corresponsal de guerra en la línea de Gaza-Palestina y había vuelto sin maleta y el corazón embargado a punto del desahucio emocional. Bajamos, no quise entablar con ella ningún tipo de conversación superficial y trivial, prefería que hablara o hilara versos de misericordia por el dolor que vivía instalado en su máquina digital fotográfica. Al bajar las escaleras observó como la portada del día anterior escenificaba algo sobre unos autobuses urbanos que lanzaban mensajes sobre Dios. En ese momento, vi como su rostro se volvía blanquecino, tenebroso y se preguntaba, Dios? de dónde vengo creen que Dios se ha tomado unas vacaciones involuntarias. Comenzó a deshojar sus lágrimas que como un libro sin escribir pasaban página en cada comentario. –Más de mil muertos civiles, armas químicas ilegales, niños que soñaban con crecer y soñaban con volar yacían en el manto sangriento de la calle, padres que perdieron su condición, es lo peor que he vivido en los últimos años como profesional. Cristine, consumía y encendía cigarrillos sin tregua, el rimmel negro que se deslizaba por su rostro era el espejo de su alma en aquel momento. Misiles, civiles inocentes sacrificados a punto de pistola, Israel, Gaza, Siria, la ONU, están todos enfermos, decía, todos enfermos. Te entiendo y quisiera ver por tus ojos y hablar por tus labios, pero hace frío en la estación y hoy parece que nadie quiere contarnos nada porque hay días en los que nos toca a nosotros contarles a ellos el dolor con el que escribe la pluma y el horror que busca matrimonio con el objetivo de tu cámara fotográfica. No lo entiendes, gritaba, el ruido es infernal y el silencio que se produce en una casa que es bombardeada no es comparable con nada, es una masacre tanto del gobierno de Israel como del grupo terrorista Hamas que está costándole la vida a miles de inocentes que sentían, sufrían, soñaban, amaban y gritaban a la esperanza para que no mataran a sus padres o a sus hijos. Ferguson, desconsolada, maldecía una y mil veces a los gobiernos del mundo por no parar la primera masacre después del inicio de un nuevo año. Epopeya, esta noche sólo escuchaba, no veía, el ruido para el silencio de una mujer que había visto a la muerte de mil formas y que había cerrado los ojos a niños para que descansaran en paz. El mundo observa la muerte de lejos, la ONU no es una organización ni está unida y los testigos directos de la masacre de una guerra lejos de la religión y cerca del fanatismo surge a cada hora sin cesar el fuego de armas que le suministramos muchos países y que sin duda son financiadas con el más asesino de todos los impuestos que nos cobra la administración. Gaza explota, Israel es un dragón que clama venganza, así título su colección de fotos Cristine en un suplemento especial que editamos a los pocos días de su vuelta. El subtítulo era, “ruido para el silencio con un confesor y amigo en Epopeya”. Había entendido perfectamente el mensaje. Cristine estaba dispuesta a volver al conflicto e iba a interponer junto a quinientas mil firmas de ciudadanos sensibles y humanos una demanda a la ONU y una solicitud de conciencia moral y ética a la asamblea mundial de derechos humanos.
Al despedirme de ella aquella madrugada, me dije a mi mismo; Una gran mujer que no tuvo la suerte de ser madre y miles de hijos se le han ido de las manos en tierras perdidas y abandonadas por Dios, un corazón aventurero, un mundo entero de paz en los ojos de Cristine Ferguson, testigo directo de la sinrazón en Oriente Medio.
*Oriente Medio lleva en conflicto desde los inicios del siglo XX y seguirá en este siglo XXI si más de medio planeta sigue mirando para otro lado mientras el terror campa a sus anchas por los desiertos de la soledad.
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