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Sonetos adolescentes
01.11.21 - Escrito por: Antonio Serrano Ballesteros
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Desplegado el velamen de mi barco,
batiendo claridades deseadas
sobre estelas de espumas agitadas,
rozando mi bandera el cielo zarco,
navego por galaxias, donde enmarco
sonoras acuarelas flameadas,
siderales riberas despejadas,
que amparen mi futuro desembarco.
Poblado así el espacio, me ilusiono
y sueño con ingrávido argumento
que arome mi razón con fantasías.
Y al aire del empeño me abandono
con plegarias, con salmos de contento,
por ámbitos henchidos de alegrías.
50
Los ojos... Qué no me cierren los ojos.
Qué sean talismán de vida prieta
y equilibrio sereno de veleta
en una inundación de vientos flojos.
Qué nadie me soborne con despojos
la verdadera luz que al alma inquieta
y escapa sin su sombra por la grieta
del dolor por no estar nunca de hinojos.
No me cerréis los ojos... Tengo inmersas
en ellos mis galaxias incontables,
mi luna que en cantares se sostiene,
mis reliquias de músicas diversas,
que rechazan las manos insondables
de la muerte fatal que al ser deviene.
51
Hoy me desangro, Amor, por mil heridas
que mis sentidos sin piedad laceran,
suplicio de tu esencia, do generan
ramilletes de llagas desabridas.
De cada llaga, brotan encendidas
espinas que mis fuerzas no toleran,
y al sentir sus punzadas desesperan,
sabiéndose entre duelos sumergidas.
Con un gesto de gracia generosa
bastaría, pues, nunca fue engañosa
tu merced con el pobre inoportuno,
ni dejó que tu bálsamo sedante
sirviera de pesar para el amante
que al lado del manjar vive en ayuno.
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