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El "desastre de Annual" marcó las fiestas de hace un siglo en Cabra
14.08.21 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
Repasamos las noticias que publicaba La Opinión en su número 490 del 14 de agosto de 1921 y destacan en aquella edición, las referencias a la guerra con Marruecos que se libraba en 1921. Se produjo entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, en Rif cerca de la localidad de Annual, situada entre Melilla y la bahía de Alhucemas.
«La Junta Popular de Festejos interpretando fielmente el sentir popular, ha acordado invertir todos los fondos que se recauden en la instalación de un Hospital de sangre donde puedan ser asistidos los hijos de esta población que resulten heridos en tierras de nuestro protectorado en África», comenzaba la segunda columna de la portada del 14 de agosto de 1921 que daba a conocer el criterio de la Junta de Festejos de cara a las celebraciones cívicas de las fiestas septembrinas.
Una junta «organizadora de festejos a nuestra patrona Mª Santísima de la Sierra» que había renovado sus cargos y que, como también publicaba La Opinión el 6 de agosto de hace un siglo, presidía Felipe Solís Villechenous, con Francisco Javier Luna como vice, José Piedra Lama como tesorero, Luis Leña Lama como secretario y como vocales Antonio Lama Valdevira, Francisco Corpas López, Rafael Blanco Serrano, Rafael Alcántara Lama y Adolfo Roldán Cruz. Era alcalde el conservador Luis de la Yglesia y Varo. Y el liberal egabrense José de Silva Jiménez, que había sido alcalde entre 1912 y 1913, fue elegido como Presidente de la Diputación de Córdoba, por esas misma fechas. También había resultado elegido senador por Córdoba, Luis Pallarés Delsors, líder del Partido Conservador en Cabra.
Los graves sucesos de Melilla, como fueron calificados los hechos de guerra en los que el Ejército Español sufrió una destacada derrota, habían provocado ya lo que La Opinión denominó «rasgo patriótico». Un grupo de egabrenses había puesto en marcha, en una tertulia en el Círculo de la Amistad, una suscripción «abierta en favor de nuestros paisanos que prestan servicios a nuestra Madre Patria en el ejército de operaciones en África y que resulten heridos en los combates que actualmente se están librando en aquella zona». José Antonio Márquez, José Mora Almagro, José Murillo Roldán, Luis Leña Lama y Mariano Moriel comenzaron la lista que se iría publicando en las páginas de nuestro semanario de hace un siglo. Aportaron cada uno cinco pesetas. Los donativos para tan altruista fin se podían entregar en las redacciones de La Opinión, El Popular, en el Centro Filarmónico Egabrense, en el Círculo de la Amistad, en el Café Polinario y en el centro de recreo de Manuel Maestre.
El cronista de La Opinión continuaba escribiendo «se habla por todas partes del luto nacional con motivo de los sucesos de Melilla y y de las desgracias que entristecen a los españoles» y se hacía eco de las razones que se escuchaban por varios centros de la ciudad en relación a la incompatibilidad entre las diversiones y «las desgracias de la patria y el llanto de padres, madres y hermanos que lloran la pérdida de seres queridos en la campaña africana».
El desastre de Annual en el que fueron destruidas las posiciones españolas quedando Melilla sitiada por los rifeños, causó más de 11.500 bajas en el Ejército español, de las que casi nueve mil quinientas eran soldados españoles y el resto rifeños leales al protectorado español. La guerra se prolongaría durante seis años más, quedando el territorio pacificado y permaneciendo bajo dominio español hasta la independencia de Marruecos en 1956.
El Ayuntamiento de Cabra, en la sesión plenaria del 30 de julio de 1921, recogió el pesar de la población ante la catástrofe, como reseñan J.L. Casas y J. Calvo en el libro Cabra en el siglo XX. El 16 de agosto se celebró un funeral en la parroquia de la Asunción y Ángeles por las víctimas de la guerra, al que asistieron «todas las autoridades locales y numeroso público».
En la edición del 21 de agosto el joven periodista Andrés María Travesí de Rebolledo, miembro de la Acción Católica y que sería redactor de ABC escribía bajo el título Contemplando a los héroes:
«Descansen en paz los héroes. Sepan que en la Historia de España tendrán un buen lugar. Sepan que su recuerdo será perenne para nosotros y se perpetuará para siempre. ¡Dignos generales y jefes, nobles soldados de África que habéis sucumbido en el campo del honor bajo las gumías moras»
En la edición digitalizada encontramos una nota manuscrita que dice «estéril sacrificio».
El Hospital de Sangre que se preparó en Cabra obtuvo gran apoyo popular y hubo cuestación pública en la que el Centro Filarmónico fue por las calles «interpretando composiciones alusivas a la guerra» mientras un grupo de «bellas señoritas», iban pidiendo para la causa patriótica.
Conchita Higueruelo, Manolita Lama, Matilde Juliá, Nieves López, Elvira Panadero, Ángeles y Carlota Mora, Carmen Tezanos, Mercedes García, Rafaela González, Rafaela Mármol, María Redondo, Lolita Domínguez, Antonia González, María Teresa Sancho, Concha Ortiz, Manolita Carrilero, Isabel Domínguez, Carmen Garrido Moreno, Maruja Albornoz, Eloísa Berral y Maruja Solís, vestidas con el algo traje de la Cruz Roja, obteniendo el más satisfactorio éxito pues se reunieron 2.339,89 pesetas.
Junto a esta postulación hubo también un festival taurino el 15 de agosto en la Plaza de Toros organizado por la Junta de Festejos, que obtuvo un total de 575,70 pesetas; así como donativos de un buen número de personas, del Centro de Enseñanza de don Julián Reyes Cruz, con sus alumnos y del Círculo Agrícola Industrial de don Manuel Maestre. El 21 de agosto la relación publicada en La Opinión había conseguido 5.473,94 pesetas. Además del Centro Filarmónico y el Círculo de la Amistad, con la Junta de Festejos, también aportaron los fabricantes de harinas, el personal de la Sociedad Electra Industrial Española, la sociedad El progreso horticultor, también se postuló en la corrida del 8 de septiembre. Se enviaron telegramas informando de los donativos para el Hospital de Sangre de Cabra al Ministro de la Guerra, al Capitán General de la región y al Gobernador Militar de la provincia.
En la Romería de Votos y Promesas de hace un siglo, que se celebró los días 20 y 21 de agosto, estuvo especialmente presente la campaña de África. El padre carmelita Juan Ruíz de Viana, provincial de la Orden, «ocupó la sagrada cátedra» y ensalzó las glorias de la Virgen de la Sierra, además de hablar del desastre español en África. Sus palabras «arrancaron al auditorio abundantes lágrimas, en un magnífico sermón que dejó al público satisfecho». Cuando la Virgen de la Sierra salía en procesión alrededor del Santuario tras la misa del domingo 21, «fue aclamada con delirio por los fieles, que le pedían su intercesión en favor de los ejércitos que pelean en el suelo africano por el honor de España».
No hemos encontrado una relación de soldados participantes, si bien algunas notas sueltas, nos permiten conocer el nombre de algunos de los egabrenses que participaron en aquella contienda.
El soldado Gregorio Oteros García (Pavarrias) había relatado sus vivencias, narrando que resultó herido y que, gracias que sabía nadar, pudo salvar su vida, tras haber visto como los disparos mataban a sus compañeros militares.
El número del 11 de septiembre de 1921 publicaba una carta del un soldado egabrense, Pedro Ocaña Reina, que hablaba a de su experiencia y recordaba la protección de la Virgen de la Sierra «confiamos en absoluto todos los hijos de Cabra que nuestra imagen veneranda, nuestra Excelsa Patrona María Santísima de la Sierra, nos acompaña en los combates tapando con su manto divino los cuerpos de los que con dulce clemencia le piden; los que fervorosamente le suplican y los que la llevan consigo, como el que suscribe, al lado de su corazón». Al soldado se le envió una carta con estampas de la Virgen de la Sierra que recibió y distribuyó entre sus compañeros Antonio Montes Arcos, Vicente Marín Leal, Tomás Arroyo Morillo y Rafael Durán Garrido, «los cuales quedaron sumamente agradecidos por tan sublime recuerdo enviando todos un viva a Cabra y otro a su bendita patrona. El teniente de infantería Guillermo Fernández Lasso de la Vega fue uno de los fallecidos en el combate. También fallecía en octubre, a consecuencia de las heridas, el soldado egabrense Manuel Palomeque Toro.
La guerra se prolongaría seis años más y en la prensa se recogían algunas referencias en los meses siguientes. En la parroquia de Santo Domingo, ya en el mes de septiembre, se instaló una oficina de la Cruz Roja, para informar a las familias de los militares de operaciones en la zona de Ceuta, Tetuán y Larache, «cuantos datos le sean pedidos sobre el estado, lugar donde se hallan alojados, estado de salud, etc.» y recogiendo cartas o envíos que quisieran hacerles llegar. En Navidad se preparó también una cesta del soldado para que «el pueblo de Cabra demuestra una vez más sus sentimientos fraternales y patrióticos enviando la Noche Buena a los queridos paisanos que sirven en el ejército de operaciones de África un cariñoso recuerdo.
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