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LA OBRA GRANDE DE LA IGLESIA DE LA ASUNCIÓN (I)
05.12.20 - Escrito por: Antonio Moreno Hurtado
El siglo XVIII va a contemplar el final de la obra de la torre de la iglesia y una gran obra de reforma del templo parroquial de la Asunción de Cabra.
En el año 1717 se presentan varias cuentas por don José Jiménez de Valenzuela, Maestro Mayor de las obras del duque de Sessa. Se han hecho y colocado cinco balcones de hierro que costaron 1.402 reales y 9 maravedíes, quie sobró Pedro de Córdoba, maestro de herrero. A Pedro del Valle, maestro de cantería, se le pagan 511 reales a cuenta de la piedra sacada para la torre, a razón de nueve reales la vara cuadrada. El propio Jiménez de Valenzuela cobra su salario de 72 días, a razón de siete reales y medio diarios.
Dos años después, Andrés Antonio del Pino, maestro de cantería, cobrar 1.522 reales y 6 maravedíes por labrar la piedra con que se acabó la torre.
En el año 1724 se termina la torre, cuyas obras ha dirigido Benito Jiménez Blanco, Maestro Mayor de la ciudad de Lucena, que cobra 360 reales por dicha dirección. Ese mismo año, se pagan a Alonso de Orgaz, maestro de cantería, 263 reales "de la fuente, labrando el pedestal, en componer una mesa de jaspe en la sachristía... y en la echura de diez y seis bolas de jaspe encarnado que se an de poner en los balcones de la torre".
Pasados unos años, se empieza a estudiar una nueva obra en el cuerpo de la iglesia.
El día 17 de noviembre de 1739, don Pedro de Salazar y Góngora, obispo de Córdoba, durante una Visita Pastoral en Cabra, ordena hacer unas puertas nuevas para la iglesia "para que está prevenida la madera. La portada de piedra antigua mui buena, que está desmoronada junto al suelo, calzarla de piedra nueva, sin tocar a los demás del arco, que es mui hermoso".
Se trata de la portada que hoy está en la puerta de Capuchinos, con su remate de la tiara pontificia, de jaspe encarnado, colocada en la puerta principal hacia el año 1682. En ese tiempo todavía estaba, aunque deteriorada, en la puerta principal de la parroquia.
Pocos días después, el vicario don Juan Calvo de Ortega, solicita del Obispo licencia para hacer unas puertas nuevas de madera para las entradas principales de la iglesia, dos pulpitillos para las verjas del altar mayor y una escalera de hierro para subir al púlpito.
El día 10 de agosto de 1740, Salvador Carrasco, maestro de picapedrero, cobra 409 reales por dos pilastras de jaspe encarnado para "poner los púlpitos nuevos para cantar la epístola y ebanjelio". Los cobra de don Francisco de Paula Luque, Obrero de Fábrica.
Unos meses más, tarde, el 15 de marzo de 1741, el pintor José Ruperto de Harque, maestro de dorador, declara haber pintado y dorado los dos púlpitos de hierro. También ha pintado "el tenebrario y verjas de el altar mayor". Por todo ello cobra 384 reales.
Poco tiempo después, el día 3 de octubre de 1741, el vicario don Juan Calvo de Ortega solicita licencia para hacer una portada nueva para le entrada principal y poner la que hay en la puerta de Capuchinos, cuya portada está muy corroída.
Obtenido el permiso, se encarga el trabajo a Jerónimo de Priego, alarife del Concejo egabrenses y Juan Antonio del Pino Ascanio, maestro de cantería.
El día 2 de octubre de 1742, Jerónimo de Priego cobra 765 reales de los trabajos de hacer cimientos para colocar la portada y retirar los descombros.
El día 2 de noviembre de 1742, Pino declara haber sacado la piedra para labrar la portada, para lo que se han gastado 4.486 reales en sacar todas la piedra blanca y negra y traerla hasta allí. También cobra otros 7.817 reales por su trabajo y el de sus peones y oficiales en labrar la piedra.
El día 8 de junio de 1743, cobra 9.712 reales y medio de "acabar de labrar la portada de piedra de la iglesia mayor desta villa en peones míos i de los ofiziales y bruñidores y asistir al asiento de toda ella i perfezionarla del todo".
El día 27 de octubre de 1742, Juan Martín de la O, maestro de cerrajería y José de Córdoba, maestro de herrería, vecinos de Cabra, cobran 1.717 reales por hacer "unos púlpitos de hierro con sus águilas para la Epístola y Evangelio".
El 12 de octubre de 1743, Antonio Chacón, maestro de cantería, cobra 845 reales de "azer y labrar la portada que cae al llanete de los Padres Capuchinos con las piedras que sobraron de la portada grande y renovar el arco que se quitó de dicha portada, con su tiara en la clave de jaspe encarnado y labrar las gradas".
El día 1 de junio de 1744 se ajustan las cuentas de los gastos hechos en la hechura y colocación de las dos puertas de madera y las dos portadas de piedra.
Las portadas y su colocación habían costado 14.445 reales y medio.
Francisco Pareja, maestro de carpintería y José de Córdoba, maestro de herrería, cobraron un total de 2.810 reales y 19 maravedíes.
El siguiente paso lo da el obispo don Miguel Vicente Cebrián y Augustín. Durante una Visita Pastoral, realizada el día 5 de junio de 1744, ordena que "respecto de que el complemento de la hermosura y adorno de la antigua iglesia parroquial de este villa será el embovedarla, levantando lo que sea necesario, mandamos se execute así, precediendo reconocimiento que se haga por maestro inteligente; el que hecho, se nos remitirá para que, con perfecto conocimiento, se expida la formal licencia."
Un problema que venía soportando la iglesia, desde hacía muchísimos años, era su altura, muy limitada, con unos techos bajos de madera sobre las columnas.
De manera que el Vicario pide a varios arquitectos que remitan sus proyectos de obra y propone el obispo el que le parece más adecuado y barato, el presentado por Benito Jiménez, Maestro Mayor de la ciudad de Montilla. Lo que autoriza el Obispo con fecha 24 de agosto de 1745. De modo que el vicario procede a escriturar el contrato con Benito Jiménez y a pagar los proyectos y gastos hechos por los demás postores. Les paga a lo largo del mes de febrero de 1746.
Se trata de
- Luis de Aguilar y Arriaza, Maestro Mayor de la catedral de Córdoba, que cobra 135 reales, de dos actuaciones.
- Juan Antonio del Pino Ascanio, arquitecto de la ciudad de Lucena, que cobra 110 reales por hacer "la planta y alsado" de la iglesia.
- Juan Matheo Sánchez de Cazorla, arquitecto de Lucena, que recibe 110 reales por hacer "una planta y alzado para demostrar una iglesia nueva para esta villa de Cabra".
- Jerónimo Sánchez de Rueda, vecino de la villa de Priego y residente en la de Cabra, que cobra 660 reales de hacer "un modelo de madera para demostrar la iglesia nueva que se intenta hacer en la parroquial desta villa".
También habían presentado proyecto Jerónimo Ramírez, vecino de Lucena y Jerónimo de Priego, vecino de Cabra, maestro de albañilería. De especial interés debió ser la maqueta de madera, a escala, que presentó Sánchez de Rueda, un reconocido retablista de la época, que residía, por entonces, en Cabra, donde dejó varias muestras de su arte. Una maqueta de madera que fue una lástima que no se conservara para la posterioridad.
La idea era la de rehacer totalmente la iglesia, respetando únicamente las capillas, el crucero, la sacristía y los muros exteriores. Un documento de la época dice que la iglesia "había quedado en alberca", es decir, sin tejados y con las columnas retiradas para, en su caso, reparación o sustitución.
La obra dio comienzo el día 16 de mayo de 1747, trasladándose los cultos a la iglesia de San Juan Bautista del Cerro. Se hizo en varias fases, siendo vicario don Juan Calvo de Ortega. Se inicia abriendo los cimientos "entre colunas". Las certificaciones de gastos de albañiles de los cinco primeros meses las hace el alarife Jerónimo de Priego. Las de los cinco meses siguientes las firma Luis de Aguilar y Arriaza, Maestro Mayor de la catedral de Córdoba.
Durante este tiempo, el Maestro Mayor hace visitas regulares a Cabra para visitar la obra, de cuatro o cinco días de duración, por las que cobra unos 18 reales diarios, incluidos la estancia y viaje.
La primera fase acabó el día 2 de marzo de 1748. En este periodo se pusieron doce columnas nuevas de jaspe y se limpiaron tres de las ya existentes. Se sustituyeron las basas y capiteles de todas las columnas por otros nuevos y se hicieron dos pilastras para los lados del Altar Mayor. El importe de la obra fue de 48.854 reales y 29 maravedíes. A continuación, se ponen en marcha los "carpinteros y aserradores", que inician sus trabajos el día 6 de mayo de 1748, junto a labores y gastos menores de albañilería.
Entre junio de 1747 y abril de 1748, los maestros de cantería, Alonso de Orgaz, Vicente Hurtado de Roxas, Francisco de Luna Nieto y Joaquín de Lamas, cobraron varias partidas de reales correspondientes a las columnas, basas y capiteles labrados por la iglesia. Orgaz y Rojas, que son aparceros, cobran 8.000 reales por las doce columnas nuevas, con sus basas y capiteles y 750 reales por dos pilastras de jaspe para el altar mayor. También cobran 600 reales del bruñido de seis columnas, dos viejas y otras tres nuevas que se habían comprado. Joaquín de Lamas cobra 2.200 reales por otras 11 columnas de "jaspe fino" que entrega en bruto y Alonso de Orgaz, cobra 1.100 reales por el "bruñido y lustrado" de las mismas. Los canteros reanudan sus trabajos en octubre de 1748. Entre esa fecha y finales de junio de 1749 presentan nuevos recibos. Joaquín de Lamas cobra 632 reales de sacar y conducir dos columnas y ocho piezas para basas y capiteles de jaspe fino. Alonso de Orgaz cobra 700 reales por labrar y bruñir 3 columnas nuevas y ocho piezas de basas y capiteles "para la otra mitad de la iglesia que se a de azer y levantar".
Más adelante, el día 20 de junio de 1748, Alonso de Orgaz cobra 514 reales por "labrar quatro colunas viejas para acompañar a las nuevas y de peones que e dado en labrar dos piedras para debaxo de las pilastras nuevas y de recortar otras piedras y bruñir las basas".
(continuará)
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