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Sonetos adolescentes
26.10.20 - Escrito por: Antonio Serrano Ballesteros
13
Necesito tenerte a mi lado,
no se puede vivir con un recuerdo,
virulencia continua, mal que muerdo
del fruto de tu edén envenenado.
Y sigue floreciendo siempre el prado
con ecos de tu voz, donde me pierdo
desconociendo si es demente o cuerdo
el latir de mi pecho enamorado.
Si te alejas, te llevas los colores,
la sombra me persigue a pleno día
y el sentido enloquece de temores.
No atrases tu regreso a mi alquería.
Ven. Vuelve por mis campos y mis flores,
vergel sin ti, tristeza eterna mía.
14
Encontraré el señuelo de tu engaño
y caeré inocente muchas veces.
Ni es bueno ni virtuoso cuanto ofreces,
ni sé por qué me embauca anzuelo extraño.
Tan fácil es sufrir castigo y daño
en las lides de amor, en sus dobleces,
que juro mi reniego con sus preces
y acepto por su roce el desengaño.
Por torpeza no escapo a esta locura,
paralizado quedo por el miedo
bajo la red sutil de su impostura.
Con que facilidad me ata tu enredo,
tu amor de filigrana, tu soltura
para arrastrarme, cuando amar no puedo.
15
Volvió a tentarme la vida con ramas
de amorosos laureles olvidados,
de vergeles que fueron confitados
con acíbar de cactos y retamas.
Y Amor, guardián de audaz juego de damas,
me acometió voraz y sin cuidados
al verme consumido por sus prados,
rendidos mis esfuerzos por sus llamas.
Volvió y fue nuevamente mi deseo:
sabor errante que a vivir convida
en un cruce de fuegos caminantes;
y olvidé por mi gusto su saqueo,
sus golpes de rapiña empedernida,
para amar con tesón, mucho más que antes.
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