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Sonetos adolescentes
02.10.20 - Escrito por: Antonio Serrano Ballesteros
10
Gasta un poco de tus sobras conmigo,
como el rico que nada necesita;
a mí, quien algo me da algo me quita,
mitigando tu miedo te lo digo.
Tras tu siega de amor, rendido, espigo
la campiña por donde tu hoz levita;
si rebañas tan bien, todo me invita
a mantener mi saya de mendigo.
Con calma considero tu postura,
y me aterra pensar que por mi suerte
tras tus dones me llegue la amargura;
mas prefiero la dicha de tenerte,
sucumbiendo al desdén de tu ventura,
a esperar solo el tiempo de mi muerte.
11
Soportaré el dolor por el consuelo
que me arrastre a la dicha del olvido;
arrancaré de mí cualquier gemido
que propague el pesar de mi desvelo.
Que nada más tenaz que el desconsuelo
como cebo de daño bien urdido,
ni estrago más profundo y sin sentido
que confundir la tierra con el cielo.
Estoico aguardaré el pasar bendito
del afecto absoluto que me hermane
con toda la luz que sin vacilar gire
en la senda orbital del infinito,
y que el primer vislumbre me desgrane
junto a la libertad que nunca expire.
12
Tú te dejas querer y yo te quiero,
nada me es en la vida tan sencillo.
No te extrañe que libe de tu brillo,
que adorarte es oficio placentero.
Llegando a ti, feliz me considero
trigo en la era o rodar firme del trillo
en tu parva de afán, cual estribillo
de un canto inicial, siempre venidero.
Tú te dejas querer y yo te adoro,
y te abrazo en el tiempo de mi mente
hasta apagar el fuego que me abrasa.
Y, aunque sé que me quieres, siempre imploro
perdido en la caricia transparente
de tu entrega de amor que me rebasa.
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