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100 años de un aniversario regio
05.09.20 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
Hace un siglo, el número 440 de La Opinión, que se publicó el 5 de septiembre de 1920 incluía en el centro de la primera página una fotografía bajo la que se escribía: "S.M. el Rey don Alfonso XIII presidente honorario de la cofradía de la Virgen de la Sierra".
Por aquellos años las noticias no se conocían de manera inmediata como pasa hoy. A través de cartas, correo postal o telegramas llegaba la información que solía retrasarse más de lo que podemos imaginar. La inmediatez a la que hoy nos hemos acostumbrado nada tiene que ver con lo que pasaba antes.
La Opinión ya había publicado una noticia de última hora en el número anterior cuando daba cumplida cuenta de la aceptación por parte del rey don Alfonso XIII de la presidencia de la cofradía de la Virgen de la Sierra y "de los festejos que, en honor de la Patrona" se iban a celebrar hace cien años.
Es en el número 439, del domingo 29 de agosto de 1920, en el que leemos la siguiente nota:
"LOS PRÓXIMOS FESTEJOS
S.M. el Rey, Presidente honorario de la Cofradía de la Virgen.-
A la hora de cerrar la edición nos envía nuestro digno Alcalde don Luis de la Iglesia el telegrama que transcribimos:
Aceptada por S.M. presidencia honoraria Cofradía Virgen de a la Sierra de Cabra y concedida representación para procesión ruego me indique persona podría a su juicio ser designada para ostentarla.
Caballerizo Mayor S.M.
Huelga decir la satisfacción que nos produce - decía el redactor de entonces - que nuestro augusto monarca haya aceptado la presidencia de las fiestas, pues además del honor que esto representa, ha de contribuir ello al mayor esplendor de las mismas, toda vez que vendrá a rendir honores al delegado regio una compañía de infantería con banda de música".
Luego se publicaba un extracto del programa de festejos que tendrían lugar los días 6, 7, 8, 9 y 10 de septiembre. La Pública de las Fiestas tuvo lugar el 6 a las 6 de la tarde y a las 7 fue la solemne entrada de la Virgen. La Salve Solemne tendría lugar el mismo día 6 a las 8 de la tarde ya en la parroquia de la Asunción.
En la procesión iba como delegado regio el Marqués de Cabra que, representando al monarca, ostentaba el alto honor de la presidencia efectiva de las Fiestas y de la Archicofradía que, a partir de ese momento, comenzó a usar el título de Real que sigue ostentando.
RESEÑA DE LAS FIESTAS DE 1920 MEDIO SIGLO DESPUÉS
En 1970 la Opinión publica "Los festejos de hace medio siglo"
El Marqués de Cabra representó a don Alfonso XIII en los actos religiosos
Sonó el último estampido de un cohete en nuestro Paseo, la Banda Municipal interpretó una marcha militar y los festejos terminaron.
En la imposibilidad de tratar, uno por uno los números del programa, porque ello necesitaría un espacio del que no disponemos, hablaremos muy a la ligera de los más salientes.
Y comenta el redactor cómo resultó de brillante la entrada de la Patrona y el fervor del pueblo a su Virgen. También una demostración de aviación que hubo los días 7 y 8 "con la presencia de un biplano que después de evolucionar sobre la población aterrizó en los Llanos de San Francisco".
La reseña de la función religiosa a la que concurrió "el delegado de S.M. nuestro ilustre paisano el Excmo. Sr. Marqués de Cabra y la Corporación Municipal en pleno", ocupando la "sagrada cátedra" el R.P. Vicente Pérez Candela "pronunciando un discurso notable". Cantó la misa el arcipreste don Andrés Caravaca y "la capilla rayó a gran altura en la ejecución".
No faltaron toros, en una gran tarde que se calificó "magnífica", pasando a hablar de la procesión.
Aquel día 8 de 1920 la Virgen de la Sierra lucía en la su procesión solemne un manto que estrenaba y que había sido donado por la Vizcondesa de Termens. Se trataba de "un rico manto de tisú de plata, prenda que todos elogiaban, así como a la donante". El manto fue tejido en Francia y según los datos que tenemos tenía falda de organza de seda natural bordada en plata y vestido del niño. También presidió la procesión el delegado regio "ocupando el sitio de honor entre la cofradía de la cual llevaba el báculo".
Se hacía referencia a otro elemento que llevó la Virgen en la procesión de 1920: "Durante muchos trechos lució la Virgen el arco de bombillas eléctricas, obra que obedece al incansable y desinteresado trabajo de los operarios de La Electra, señores Lara, Cuadra (padre e hijo) y Oteros. Creemos un deber dedicar un recuerdo al infatigable operario Manuel Pérez que se encuentra en cama a causa del accidente que sufrió en la noche del día 5 al arreglar la iluminación de la calle Juan Ulloa. La Patrona, que sabe el verdadero fervor que a Ella le profesa, le devolverá pronto la salud". Se alababa la elegante iluminación de la calle, lo mismo que la actuación de la Banda de Música "a los elogios que el pueblo entero le tributa, unimos los nuestros".
Por último, se hablaba del "vistoso castillo de fuegos artificiales" que se quemó en la explanada de la calle Juan Ulloa, costeado por el fervoroso Gremio de Hortelanos cuyo presidente era don Nicolás Canela "que tan bien sabe dirigirlo".
Además, hubo función de fuegos en el Paseo que "fue preciosa y digna de la fama de que goza el pirotécnico señor Molero".
"Majestuoso, indescriptible fue el momento de llegar la Virgen a la Plaza Mayor: iluminada por la policromía de las bengalas, tenía un aspecto fantástico. Millares de cohetes estallaban en el espacio, mientras lo vivas de la abigarrada multitud se confundían con los acordes de la Marcha Real".
Y hacemos punto, felicitando a todos los que han contribuido al mayor esplendor de las fiestas.
Este 2020 será recordado de manera distinta cuando se lea la crónica que se haga del mes de septiembre.
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