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Otros silfos y dríades
19.07.20 - Escrito por: Antonio Serrano Ballesteros
Muchas son las veces que en nuestro caminar llegamos a una encrucijada y desorientados no sabemos qué dirección nos conviene tomar. Y si la decisión esta velada por la oscuridad de la incertidumbre que en sus dudas se aferra a los cimientos más íntimos del conocimiento, no habrá otra solución que parapetar la dificultad con la sencillez que alimenta la musa de nuestros anhelos para obtener una luz permanente aunque sea difusa. Porque esa luz ha de permanecer en el recto vector de la dirección segura sin que ningún otro deseo, versátil o estable, desequilibre la nuda propiedad de su proyección.
No habrá necesidad supletoria, bastará aunque sólo sea un golpe efímero de intención. Ni siquiera el miedo podrá ya evitar el empuje que nos conduzca al remate concienzudo de la continuidad, pues sufragados las tasas y tributos la intimidad da rienda suelta a su expansión retrospectiva para tomar la correcta dirección, como si de un zodiaco de intuición se tratara, y avanzar sin mirar atrás y sin detenerse.
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