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El MUSEO AGUILAR Y ESLAVA en su primer aniversario
12.11.08 FUNDACIÓN AGUILAR Y ESLAVA - Escrito por: José Carlos Pérez Romero
El día 8 de noviembre, el museo de la Fundación Aguilar y Eslava celebró el primer aniversario de la inauguración de sus nuevas instalaciones. Con ellas el museo ha logrado en la práctica, ser una entidad diferenciada del instituto de secundaria y del antiguo Real Colegio, germen de la Fundación y en el cual tiene su origen.
El museo existía como tal a efectos legales, desde su inscripción preventiva en el registro de museos andaluces, en el año 2002, a instancias de la Fundación Aguilar y Eslava. Pero la falta de espacio propio, esparcidas sus colecciones por entre diferentes aulas y almacenes del IES Aguilar y Eslava, dificultaba una de las funciones primordiales de cualquier museo, la difusión, sobre todo a personas ajenas al mundo estudiantil.
El nuevo MUSEO AGUILAR Y ESLAVA es un espacio del edificio de la Fundación donde también se ubica el Instituto, estado semiexento del mismo, con entrada independiente, que cuenta con tres plantas y sótano. Su acceso propio ha hecho posible su apertura en horas extraescolares, incluso en los meses de verano, gracias a la colaboración que la institución recibe del Ayuntamiento de Cabra. Además, su diseño museográfico ha garantizado otra necesaria función de los museos, la conservación en condiciones óptimas de los bienes que alberga.
Otra novedad que ha traído consigo la remodelación ha sido el poder realizar exposiciones temporales. Para ello se acondicionó una sala en la primera planta, y el sótano, espacios que han dado juego para montar exposiciones dedicadas a Valera, al dogma inmaculista en relación con la fundación del Real Colegio, muestras de “haikus”, de trabajos de los estudiantes del bachillerato de Arte, la interesantísima exposición “En la Memoria” sobre recuerdos la II República y de la guerra civil en Cabra o el actual montaje sobre “El Hombre de la Sábana Santa. El Santo Sepulcro”.
La gran afluencia de público del año 2007, comprensible por la novedad de su apertura, originó una estadística de aproximadamente dos millares de visitantes en los meses de noviembre y diciembre, de procedencia local básicamente. Cerrando el año 2008, la cuota de visitas se ha mantenido, con ligera subida. La procedencia se ha diversificado, siendo mayoritaria la de visitantes llegados desde pueblos vecinos, generalmente grupos escolares. Del resto de España son los madrileños y barceloneses los más numerosos, a la par con habitantes de las capitales andaluzas (Córdoba, Sevilla, Málaga y Granada, sobre las demás). Los visitantes extranjeros proceden sobre todo de Alemania, Francia y Bélgica, aunque también, menos común, de Gran Bretaña y Estados Unidos.
Por supuesto, la actividad del museo no se detiene, sino que, alentada por estos datos, tiende a superarlos. De hecho, próximamente será inaugurada una nueva sala permanente, dedicada al naturalista Juan Carandell, que dejó una profunda huella en la ciudad de Cabra, y que fue pionero en el estudio geológico y biológico del actual Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Además ha sido agrandado el espacio museológico del sótano, abarcando ahora dos corredores más, frente al único corredor en bóveda de cañón con el que se inauguró.
Las previsiones futuras son aún más alentadoras. Debido a la calificación otorgada en Belfast el año 2006 al Parque Natural de las Sierras Subbéticas, que lo certifica como Geoparque Europeo, la planta segunda del museo, donde se encuentra el decimonónico Gabinete de Historia Natural, será ampliada. El discurso museológico de la nueva sala tratará de interpretar dicho nombramiento, poniendo en relación las valiosas colecciones de Ciencias Naturales del museo con nuestro Parque Natural, y las investigaciones que desde esta tricentenaria institución se vienen haciendo, apoyándose también en el Jardín Botánico con el que cuenta la Fundación y que se espera ir recuperando poco a poco.
Pero es la singularidad del museo la que lo hace más atrayente. Mientras que museos arqueológicos nacen por docenas en todas las poblaciones, con colecciones que apenas interesan a oriundos, mucho menos a foráneos, los museos de Historia Natural no se prodigan en nuestra tierra andaluza, menos aún con colecciones centenarias y aderezados con una magnífica sala con pinturas y documentos escritos cuyo recorrido histórico nace en el siglo XVII. ¿Qué museo local puede ofrecer más?
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