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Treinta años de la Constitución Española
02.12.08 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
El seis de diciembre de 2008 se cumplen treinta años del referéndum por el que se aprobó, por decisión de los ciudadanos, la Constitución Española. Sobre las bases de un consenso que asombró a propios y extraños, se sentaron las bases políticas para la transición democrática que nos ha permitido vivir en el periodo más largo del constitucionalismo español. La concordia y el saber hacer de los políticos y sus organizaciones, cediendo allí donde había que hacerlo, han sido "reflejo del más amplio y generoso consenso nunca alcanzado entre los españoles", en palabras del Rey Juan Carlos I.
La mayor parte de los ideales políticos modernos (la libertad, la democracia, la justicia, la paz y el respeto al derecho) se recogen en la Constitución de 1978 por mandato y ratificación de la «Nación española» o «pueblo español», según se proclama en su Preámbulo. En su marco, se ha obrado la estabilidad de la sociedad española, se ha garantizado la convivencia en libertad, se ha disfrutado de una prosperidad creciente y se ha consentido una innovadora forma de descentralización del poder estatal en comunidades autónomas. (D.Berzosa)
Estas afirmaciones que estoy seguro podrán ser compartidas por un buen número de españoles se reflejan en un estudio sobre Calidad de la democracia, de 2007, que hizo público el Centro de Investigaciones Sociológicas. Un estudio donde también se indica que, pese a que el 48,5% no ha leído ni un artículo de la Constitución y el 38% sólo alguno, el 79,8% de los españoles prefieren la democracia a cualquier forma de gobierno.
La Constitución nos ha permitido avanzar en estos treinta años de una manera vertiginosa hacia una sociedad democrática y plural, integradora y descentralizadora que no siempre ha sido y quizá no lo es hoy, bien entendida por algunos sectores. El derecho político y sindical fue otro de los logros que permitió la Carta Magna y que ha ido configurando la participación de los ciudadanos en los partidos políticos y sindicatos, en las asociaciones más diversas de la sociedad civil, creando conciencia sobre la realidad de las autonomías y permitiendo un desarrollo legislativo sin precedentes en la historia de España.
Quizá haya algunas lagunas importantes que quedan por hacer. Desde mi punto de vista creo que se ha avanzado mucho en el Estado de las Autonomías, pero queda mucho en el tema de los Ayuntamientos y el funcionamiento de la administración local. Una administración básica para el sistema democrático y que carece de algunos mecanismos, sobre todo financieros, para poder realizar la tarea que tienen encomendados los gobiernos locales y que es, no lo olvidemos, la más próxima a los ciudadanos. En este desarrollo de la Administración local queda también pendiente el tema de las Diputaciones Provinciales cuyo papel es discutido por no pocos sectores y que quizá deberían desaparecer en favor de los Ayuntamientos. Como han dicho los responsables de la Federación Española de Municipios, es lógico que las corporaciones locales se sientan "legítimamente responsables del éxito común" que supone la Constitución y se consideran igualmente responsables "del futuro de nuestra democracia", por lo que reafirman en su compromiso de apoyarla.
Por eso, desde los municipios, hay que celebrar esta fecha y sus significados superando que sea algo más que una mera fiesta, para poder afirmar que los ciudadanos somos los protagonistas de la sociedad democrática, que hemos empezado a entender que la Constitución nos permite sentir orgullo por nuestro pais y sentido de pertenencia desde la autonomía de nuestros territorios; que tenemos responsabilidad para la participación en la vida cívica y sobre todo, que tenemos conciencia de lo que significa realmente poder vivir en democracia.
Este regalo sería la auténtica constatación del éxito de la Constitución Española de 1978 y la garantía cierta de su supervivencia.
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