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Un sitio para Jiménez de Valenzuela
21.05.19 - Escrito por: Antonio Moreno Hurtado
No es nuestra intención descubrir ahora la figura de José Jiménez de Valenzuela (1669-1752), pintor, arquitecto y escultor, que protagonizó momentos importantes de la cultura egabrense durante los últimos años del siglo XVII y la primera mitad del XVIII.
Como Maestro Mayor o arquitecto dirigió, entre otras cosas, la fase final de la torre de la parroquia de la Asunción (1715-1717), la reedificación de la ermita de Santa Ana y Soledad (1700-1719), la construcción de la ermita de la Aurora (1728) y proyectó la traída de aguas directamente desde la Fuente del Río hasta la Cruz del Atajadero, para unirse allí a la conducción que llevaba el agua al convento de monjas agustinas. Una obra que iba a resolver muchos problemas de contaminación de un agua que, hasta entonces, venía en un caúz al aire libre.
Pero su mayor aportación a Cabra fue su decisiva presencia en la solución de una crisis cofradiera local, a principios del siglo XVIII. En un momento delicado para el futuro de la Semana Santa egabrense, en 1729, refunda la hermandad de la Aurora, cuyos primeros pasos se habían dado en el año 1669 en el seno de la cofradía de la Vera Cruz y que, desde hacía años, había dejado de funcionar.
A partir de ese momento, se dedica a tallar imágenes semanasanteras para Cabra. De su gubia salen tallas para las nuevas hermandades que surgen dentro de la cofradía de la Aurora, como la Santa Cena, dos versiones de la Oración en el Huerto, una de ellas con el nombre de Jesús de las Penas, dos imágenes de la Virgen de la Aurora, una de Gloria y otra de Pasión, el Lavatorio y Jesús Caído.
Jiménez de Valenzuela fue, también, cabeza visible y determinante en el pleito que las cofradías egabrenses emprendieron, en el año 1744, contra un Edicto del obispo don Miguel Vicente Zebrián, que atacaba las costumbres semanasanteras egabrenses.
En los últimos años, sus imágenes han ido siendo sustituidas por las mismas cofradías que él fundó o apoyó decisivamente durante su vida.
Jiménez de Valenzuela no fue un escultor de primera fila en España, pero sí que marcó una etapa en la Semana Santa de Cabra.
Por ello, estamos convencidos de que este artista merece que su obra sea recuperada y ocupe un lugar en alguna institución cofradiera o cultural de Cabra.
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