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ARIMATEA
26.11.08 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
La estampa antigua del Descendimiento de Cabra es una de las imágenes más famosas de nuestra Semana Santa. Una estampa que jamás recuerda mi retina pero que desde hace tiempo ya es capaz de reproducir mi corazón. Una estampa masacrada por el horror de una incivil guerra que llevó al pueblo de Cabra a olvidar que, una vez, hace años, descendimos juntos el cuerpo de Jesús del madero al suelo de Cabra, del madero al paraíso, entonces.
La estampa antigua del Descendimiento muestra el sabor añejo y puro de nuestras tradiciones. Esa estampa antigua sabe a Cabra tanto o más que un gajorro en Viernes de Dolores. Esa estampa antigua huele a Cabra tanto como una copa de vino dulce brindada en cualquier cuartelillo por la Semana Santa que está al venir, a la deliciosa candela que desprende un incensario bien cargado de carbón y materia.. Esa estampa del Descendimiento es tan de aquí como los judios que portan a Jesús Preso, como la túnica de cola que soporta Nuestro Padre Jesús Nazareno o el paso característico de los romanos del Santo Imperio. Esa estampa se identifica tanto con nuestra Semana Santa como el desfile del Viernes Santo.
Esa estampa antigua no tiene igual. Pero sirvió de base e inspiración para que un grupo de egabrenses fueran capaces de armarle el follón a todo un Calderón de la Barca para demostrarle que los sueños no sólo son sueños, sino realidades capaces de superar la ficción onírica.
De este modo, un grupo de gente joven, con las únicas armas que da la juventud, fue capaz de ir tejiendo toda una red social en la que poco a poco fuimos adheriéndonos todos aquellos que vimos en ARIMATEA algo más que la mera necesidad de sacar una cofradía a la calle. Un grupo de personas que vimos en ARIMATEA a gente joven que, comprometida con unos ideales de hermandad, donde la tolerancia, la paciencia, el trabajo codo con codo, la constancia y un deseo irrefrenable de cohesionar hermandad con amistad, consiguió poco a poco llegar a ocupar un lugar en las tertulias cofrades, un espacio en el tuenti de todos nosotros, un cuartelillo en las Cuaresmas, una Caseta en las Ferias, una Cruz en mayo, una cena de apoyo a Manos Unidas en verano, un portal cofrade hoy día referencia de cómo deben de hacerse este tipo de portales en toda Andalucía, un hueco con letras de oro dentro de las Hermandades Agrupadas de Cabra y, lo que es más importante, llegó al corazón de muchos cofrades egabrenses que vieron en la Hermandad del Descendimiento un lugar donde desarrollar su compromiso cofrade e integrarse en un grupo de personas que a día de hoy podría calificarse como genial.
Bobi, Antonio Luis, Rosa, Anabel, Álvaro, Javi, Lule, los hermanos Flores y un sinfín de jóvenes entusiastas van a vivir este domingo el día más feliz de sus vidas. Aquel por el que tanto lucharon recibirá la bendición episcopal y el pueblo de Cabra tendrá la fortuna de ver cómo la labor de muchas personas ha redundado en la creación de una de las obras de arte contemporáneas más impactantes de las que puede disfrutar esta ciudad. Gracias a ese trabajo, el pueblo de Cabra tendrá la fortuna de contar con uno de los misterios más atractivos de Andalucía. Y gracias a ese trabajo, se puede demostrar a la docena de cofradías que hoy aún malviven de la suvención que les da de comer que, con esfuerzo, voluntad y sacrificio, se puede construir, desde la nada, una cofradía con empaque, seriedad, rigor estético y, lo que es más importante, afianzada por un grupo social de más de 400 hermanos. Ahí es nada.
Las sonrisas, lágrimas, enfados, decepciones y alegrías quedan en el camino. Hoy son la base para que de nuevo Cabra se preste a descender al Señor del madero, del madero al suelo de Cabra, que es lo mismo que del madero al paraíso. Hermanos, gracias por demostrarnos que lo mejor siempre está por venir. Gracias por enseñarnos que esto no se muere, que está vivo siempre y cuando queramos vivirlo los que formamos parte de ello. Gracias por dotar de más belleza y emoción la noche del Viernes Santo. Gracias por reforzar el valor de la juventud. Gracias por revalorizar el sentido de las hermandades. Gracias por demostrar que las hermandades son uno de los mejores caldos de cultivo para la juventud que tiene nuestra sociedad.
Y hermanos, hemos conseguido que la estampa antigua del Descendimiento, que desde chico me hiciera soñar una Semana Santa en blanco y negro, hoy se convierta en un festival de colores. ¿Hay algo más bonito que eso?
Hasta el domingo, Hermanos.
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