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El Plan de Incentivos
11.11.08 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
Y he ahí que, de la nada, surge un Plan de Incentivos con el que se propone a los profesores un nuevo sistema educativo que intente frenar la brusca caída de la nota media de los estudiantes andaluces, la peor de Europa. Mucho se ha hablado y se hablará del dichoso Plan, que propone una serie de incentivos siempre y cuando el profesor acogido al mismo cumpla los objetivos marcados que, como es lógico, pasan por el mayor número de aprobados posible. Y yo lo veo bien. Al fin y al cabo, el mundo que vivimos nos marca una tendencia liberal en todas y cada una de las actitudes de nuestra vida, y el trabajar por incentivos sin duda lo es. De acuerdo pues con aplicar medidas liberadoras a la educación, como ya se hace, dicho sea de paso, en Francia o los EEUU. O como también hacen, dicho sea también de paso, los médicos, abogados, arquitectos, curas, administrativos, políticos, putas y gran parte de las profesiones que ustedes puedan imaginarse. Sí, no se asusten: cuanto más y mejor trabajen, más dinero ganan. Y más clientes tendrán.
Lo que me asusta sobremanera es la tendencia de ciertos maestros y profesores a negarse al mismo por cuestiones de dignidad. Por cuestión de orgullo. Porque, dicen, nos quieren comprar con dinero. Estamos en el mundo del dinero. Admitámoslo. Nadie trabaja sin un beneficio económico. A partir de ahí, no creo que sea indigno cobrar por recibir incentivos, también los cobraron los jugadores de la Selección española de fútbol al ganar la Eurocopa, y nadie dudó de la dignidad con la que lucharon por obtenerla hasta el final. También cobra una barbaridad esa enfermera que nos atiende en esa guardia de noche. Y no es indigna oiga, quiere dinero. Quizás para pagar su hipoteca, o darle de comer a sus hijos, o para pagar la letra del coche, o para irse de viaje. Para lo que sea. Pero su dinero es.
Vamos a reconocerlo. Vivimos en un país donde nuestro querido ZP ha luchado lo indecible y se ha humillado una barbaridad para poder entrar en ese famoso G-20 donde lo único que se pretende es refundar el Capitalismo, darle una nueva orientación para que siga dando sus generosos frutos. Hace poco, nuestra querida Ministra de Innovación dijo textualmente: Uno de los retos a los que se enfrenta la universidad es la financiación. Parte, gran parte, es pública, pero necesariamente tiene que haber financiación privada, lo cual no quiere decir que ésta marque las reglas del juego; las marca la universidad. Ya no esconden el camino.
Y es que ya lo dice Tyler Cowen, una de las mayores diferencias entre un sistema capitalista y otro comunista es la gestión de los incentivos, en uno fundamental, en otro prohibitivo.
Conclusión: acepto esta reforma educacional liberal y capitalista que nos ofrece el PSOE, porque, de todas formas, la va a terminar imponiendo de aquí a unos años. Adios Marx, que Dios y el dinero te bendigan.
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